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Chungará (Arica)

On-line version ISSN 0717-7356

Chungará (Arica) vol.52 no.1 Arica Mar. 2020

http://dx.doi.org/10.4067/S0717-73562020005000102 

ARQUEOLOGÍA Y PATRIMONIO

GRUPOS DOMÉSTICOS DE ÉLITE EN VIEJO SANGAYAICO: UN ASENTAMIENTO DEL HORIZONTE TARDÍO Y LA COLONIA TEMPRANA EN HUANCAVELICA (PERÚ)

ELITE HOUSEHOLDS IN VIEJO SANGAYAICO: A LATE HORIZON AND EARLY COLONIAL SETTLEMENT IN HUANCAVELICA (PERU)

Jorge Rodriguez Morales1 

Kevin J. Lane2  3 

Oliver Huamán4 

George Chauca4 

Luis Coll3 

David Beresford-Jones5 

Charles French5 

1 Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú. j.rodriguez.mor@outlook.com

2 CONICET - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Buenos Aires, Argentina.

3 Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina. kevin.lane@cantab.net; luisvjcoll@hotmail.com

4 Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú. oliverhuaman@gmail.com; georgechauca@yahoo.com

5 University of Cambridge, McDonald Institute for Archaeological Research, Cambridge, Reino Unido. dgb27@cam.ac.uk; caif2@cam.ac.uk

Resumen:

Recientes excavaciones llevadas a cabo al interior de dos estructuras domésticas (E19 y E12) en Viejo Sangayaico B (Huancavelica, Perú) revelan como los habitantes de ambas estructuras poseyeron un estatus de élite asociado a la administración inca del asentamiento durante el Horizonte Tardío. Asimismo, diferencias en la calidad y cantidad de bienes europeos consumidos durante las primeras décadas de la Colonia reflejan dos distintas estrategias políticas asumidas por ambos grupos con el objetivo de mantener su estatus de élite en un contexto de profundos y rápidos cambios.

Palabras claves: Andes Centrales; Huancavelica; Horizonte Tardío; periodo Colonial Temprano; grupos domésticos de élite

Abstract :

Recent excavations carried out inside two household structures (E19 and E12) in Viejo Sangayaico B (Huancavelica, Peru) reveal how the inhabitants of both structures possessed an elite status associated with the Inca administration of the settlement during the Late Horizon. Likewise, differences in the quality and quantity of European goods consumed during the early decades of the colonial period reflect two different political strategies assumed by both groups in order to maintain their elite status in a context of deep and rapid changes.

Key words: Central Andes; Huancavelica; Late Horizon Period; Early Colonial Period; elite households

La desestructuración del Tawantinsuyo como consecuencia de la conquista e instalación de la administración española trajo consigo una serie de profundos cambios en los Andes Centrales, incluyendo la aparición de nuevas oportunidades sociales, políticas y económicas. Los grupos domésticos locales de élite se vieron de manera súbita bajo el control de una incipiente administración española e introducidos dentro de un nuevo modelo económico y social, al tiempo que sus tierras fueron divididas y repartidas entre los distintos conquistadores a manera de encomiendas (García 1997; Stern 1986).

Atrapados en este predicamento, los viejos grupos domésticos de élite se adaptaron de manera rápida al nuevo contexto y buscaron medios para mantener su estatus, jerarquía y aquellos derechos y privilegios obtenidos bajo la previa administración incaica (Spalding 1970).

Durante el 2014, el Proyecto de Investigación Arqueológica Cuenca de Ica (PIACI) realizó excavaciones al interior de dos estructuras domésticas: Estructuras 19 y 12, en el Sector B del sitio arqueológico de Viejo Sangayaico o SANI, un asentamiento de ocupación tardía (periodo Intermedio Tardío y Horizonte Tardío) y Colonial Temprana, ubicado en la provincia de Huaytará en Huancavelica. En el siguiente trabajo argumentaremos como los grupos domésticos que habitaron estas dos estructuras domésticas lo hicieron de manera continua a lo largo de los periodos Horizonte Tardío y Colonial Temprano (1470-1570); asimismo argumentaremos como ambos grupos poseyeron una jerarquía de élite durante el Horizonte Tardío, la cual lograron mantener incluso durante las primeras décadas del periodo Colonial y para lo cual se valieron de distintas estrategias políticas de legitimación jerárquica, las cuales pueden ser inferidas a partir de las diferencias entre ambos grupos domésticos con respecto a la calidad y tipo de bienes consumidos.

Las Élites en lo Doméstico y el Caso de Huancavelica durante el Horizonte Tardío y la Colonia Temprana

Las élites son consideradas como grupos pequeños dentro de una jerarquía social que pretenden poder, prestigio o comando con base en un número de criterios públicamente reconocidos, y que buscan preservar el estatus adquirido (Abbink y Salverda 2013). Al centro de lo que es una élite se encuentran, indudablemente, cuestiones de desigualdad, estatus, jerarquía y rango. La desigualdad, tal como lo condensa Ames (2007), está basada en las diferencias que tienden a ser tratadas como biológicas o inevitables por parte de una sociedad, es decir, son diferencias con significados culturales y sociales, por lo que operan en diferentes niveles de sociedad a sociedad. Desde un punto de vista arqueológico los grupos élites y los grupos no élites pueden ser visibles en el registro por medio de las desigualdades existentes en su consumo o acceso a ciertos bienes o recursos. Argumentamos entonces, que un criterio válido para plantear una primera diferenciación entre ambos tipos de grupos reposa en el acceso diferencial (Paynter 1989), es decir, partimos del supuesto que en sociedades jerárquicas o de rangos existe un acceso desigual al prestigio, así como, a ciertos recursos materiales de gran valor de lujo o simbólico. Tal desbalance es arqueológicamente medible y es especialmente notorio en el estudio de las unidades domésticas ya que es en las residencias donde se materializan y concentran diferentes e importantes indicadores de jerarquía social.

Algunos de los más comunes marcadores jerárquicos que pueden identificar a una unidad doméstica de élite son: la calidad arquitectónica de la residencia, los patrones espaciales de los grupos de viviendas y el acceso a ciertos tipos de bienes culturales. En efecto, ha sido argumentado que el tamaño y la composición de una vivienda reflejarán la riqueza y estatus de la misma (Douglas y Gonglin 2012) y que esta ostentación arquitectónica busca comunicar la riqueza y estatus de los grupos domésticos que las habitaron (Blanton 1994). De igual manera, los artefactos han sido utilizados en muchos estudios como partida para la identificación de residencias de grupos de élite (p.ej., Costin y Earle 1989; D’Altroy y Hastorf 2001; Douglass y Gonlin 2012; Stanish 1989). El contenido de las residencias ha sido comparado en base a dos medidas básicas: riqueza taxonómica (el número de las clases de artefactos) y la presencia o ausencia de marcadores de estatus reconocidos (Ames 2007). Partiendo desde este marco teórico, un arqueólogo podría medir la riqueza relativa de una unidad doméstica basándose en la diversidad y calidad de su arquitectura y artefactos utilizados, así como en la presencia de objetos de carácter único, exótico o simbólico.

Sin embargo, existen salvedades al estudio de élites a partir de un acercamiento de acceso diferencial a bienes y recursos. Price y Feinman (2010) han argumentado como la desigualdad entre grupos sociales no siempre puede ser expresada en todas las categorías de evidencia arqueológica, tratándose entonces de una cuestión de grados y variaciones de desigualdad. En efecto, Drennan et al. (2010) han abogado por una búsqueda de múltiples escalas de variabilidad para identificar la presencia, tanto de diferentes tipos de jerarquías como las diferencias en grados que estas poseen. Reconocemos entonces que una de las limitaciones de este acercamiento es el riesgo de ocultar la complejidad y dinamismo social bajo una simple dicotomía de “élite” versus “no élite” ya que, incluso dentro de grupos domésticos de élite, no todas las familias comparten las mismas responsabilidades y privilegios que devienen de estas. A pesar de estas restricciones, pero en vista de la escasa información disponible para esta área, creemos que nuestro acercamiento a los grupos domésticos de élite desde la teoría de acceso diferencial puede presentarnos importantes revelaciones iniciales acerca de esta problemática y de esta manera sentar una fuerte base preliminar para futuras investigaciones.

Teniendo esto en cuenta y regresando a nuestra área geográfica de interés, en Huancavelica la investigación sobre la presencia de élites domésticas durante los periodos arqueológicos tardíos es aún escasa. Investigaciones pioneras en la región (Ladrón de Guevara 1959; Lavallée 1973; Lavallée y Julien 1983; Lumbreras 1959a, 1959b, 1969; Matos1958, 1959a, 1959b, 1960; Ruiz 1977) han descrito a los asentamientos del Intermedio Tardío (IT) como aglomeraciones de estructuras circulares alrededor de un patio, ausentes de edificios públicos o religiosos y con estilos cerámicos simples y no muy bien definidos. Lamentablemente, y en contraste con el cercano Valle del Mantaro donde, tanto la calidad arquitectónica de las viviendas como el consumo de cerámica de andesita han sido propuestas como rasgo típico de las élites locales durante el IT (D’altroy y Hastorf 2010), no existen datos claros sobre la existencia de diferencias cerámicas o arquitectónicas a nivel regional que nos permitan distinguir claramente la presencia de grupos domésticos de élite.

Durante el Horizonte Tardío (HT), la presencia de grupos domésticos de élite locales sigue siendo nebulosa. Sabemos que existieron al menos dos grandes centros administrativos regionales incas: Uchkus en la provincia de Huancavelica (Coello 1999; Ruiz 1998) y Huaytará en la provincia de Huaytará (Bueno 2003; Rosales 1978; Serrudo 2010); sin embargo, más allá de esto, la presencia inca en asentamientos locales no administrativos es difícil de distinguir y es solamente evidenciada por fragmentos de cerámica Inca Provincial en superficie (Lavallée y Julien 1983). Este fenómeno es común en gran parte de los Andes Centrales, ya que con excepción de algunas regiones fuera del Cusco (la costa sur, el lago Titicaca y Tomebamba), la arquitectura y la fi alfarería inca es escasa en comparación con la presencia de estilos locales con orígenes en el Intermedio Tardío (DeMarrais 2013). Investigaciones en Huancavelica (Lavallée 1973; Lavallée y Julien 1983), Ayacucho (Abrahams 2010; Meddens y Schreiber 2010; Schreiber 1987), Canas en Cusco (Sillar y Dean 2002) e incluso en el Valle del Mantaro (D’Altroy y Hastorf 2001), demuestran que la presencia material inca en las provincias, fuera de los asentamientos administrativos, es pobre y concentrada en contextos domésticos de élite, e incluso en estos contextos el porcentaje en comparación con estilos locales es relativamente bajo.

En ciertas zonas, el Tawantinsuyo delegó muchas de sus funciones a las manos de las élites locales en una estrategia que buscaba maximizar ingresos por medio de una inversión estatal relativamente baja (Alconini y Malpass 2010). Se ha argumentado que la promoción del intercambio y circulación de nuevos bienes de prestigio entre estas élites locales reflejó una estrategia política imperial mediante la cual estos bienes formaron parte de un sistema de legitimización estatal y fortalecimiento de alianzas (Alconini y Malpass 2010; Earle 2001).Teniendo en cuenta este patrón presente en regiones aledañas, creemos que durante el HT en Huancavelica los grupos domésticos de élite locales se habrían caracterizado materialmente por su acceso a bienes manufacturados en el estilo inca; sin embargo, no descartamos que la población del común también haya tenido acceso a este tipo de bienes, aunque quizá en menor cantidad y de menor calidad.

Durante la Colonia Temprana, Stern (1986) argumenta que los curacas locales de Huancavelica mantuvieron cierto poder político y supieron dirigir las relaciones sociales y económicas fundamentales para la supervivencia de las encomiendas. En parte, negociaciones entre encomenderos y élites locales o curacas, se llevaron a cabo mediante la distribución de una serie de bienes de origen europeo, tales como paños, vidrio, objetos de metal, etc. Aun así, las relaciones entre europeos y nativos no siempre fueron exitosas o pacíficas tal como lo demuestra el asesinato del encomendero de Angaraes (Huancavelica) en 1542 (Stern 1986). Para este autor, es a partir de 1570 cuando importantes procesos, como las grandes reducciones y la subsiguiente aprobación en 1579 del trabajo compulsivo en las minas de Huancavelica, limitaron de gran manera el poder de las élites locales sobre sus pueblos.

Dentro de lo expuesto, el papel de la cultura material como reflejo de asociación a una jerarquía superior fue muy importante. Hemos mencionado cómo durante el HT los objetos asociados al imperio facilitaron la visualización de las nuevas relaciones existentes entre este y sus nuevos súbditos. Creemos que esta importancia de la materialidad y simbolismo inca continuó incluso después de la desaparición del Tawantinsuyo, tal como puede apreciarse en el uso continuo de tokapus en prendas textiles, keros y cerámica de estilo inca, ya sea entre la nobleza cuzqueña como entre yanaconas coloniales (Cummins 2002; Pillsbury 2002; Van Buren y Weaver 2014). De igual manera, diversos bienes europeos también fueron adoptados por las élites nativas de inicios de la Colonia como parte de nuevos ensamblajes que denotaban una posición social superior y esto se encuentra refl tanto en los trabajos de Stern (1986) como en algunos de los testamentos más tempranos dejados por caciques locales (Adanaqué 1992).

Finalmente, si bien siempre es posible que un sentimiento de rebeldía en contra de la administración de turno haya afectado el consumo de bienes foráneos tanto durante el HT como la Colonia, hay poco que podemos decir acerca de este tema para el área de Huancavelica. A manera de proxy, Garcilaso de la Vega (1964 [1609]) menciona brevemente que los habitantes de esta zona de Huancavelica se habrían anexado pacíficamente al imperio, lo cual puede encontrar reflejo en la cuidadosa destrucción ritual de la E28 en Viejo Sangayaico Sector Bo SAN IB (de la cual hablaremos más adelante). Ampliando en el trabajo de Stern, durante la Colonia sabemos que esta región tuvo una importante y rica población tributaria con una economía basada en el pastoreo y la producción de lana para los obrajes huamanguinos (Salas 1998). Este éxito económico puede ser tomado, tentativamente, como posible indicador de relaciones efectivas entre los pueblos nativos y los administradores españoles, al menos durante tiempos previos a la imposición de la mita obligatoria. Sería posible que estas buenas o al menos eficientes relaciones con los españoles hayan facilitado el acceso y deseo por parte de las élites nativas por consumir bienes europeos.

Trasfondo de las Investigaciones en Viejo Sangayaico

A largo plazo los objetivos del PIACI son estudiar y describir todos los sitios de interés arqueológico en las cuencas de las nacientes del rio Ica -Tambo, Santiago y Olaya- hasta el Cañón de Challaca y esto con el fin de entender mejor las trayectorias prehispánicas en el valle alto de Ica. Es así como, durante las prospecciones respectivas, se identificó a Viejo Sangayaico o SAN I como el más grande de los asentamientos cerca de la unión de los ríos Tambo y Santiago. Recalcamos que, hasta el momento, esta es un área carente de investigaciones arqueológicas previamente publicadas.

Viejo Sangayaico (SAN I) se encuentra ubicado a pocos minutos del actual pueblo de San Francisco de Sangayaico (Provincia de Huaytará en Huancavelica) a 3.625 msm. Este asentamiento abarca un área aproximada de 19 ha y fue dividido en cinco sectores: A (0,75 ha), B (3 ha), C (3,4 ha), D (1,6ha) y E (10,7 ha), este último sector incluye el pueblo moderno de Sangayaico (Huamán y Lane 2013) (Figura 1).

Entre estos sectores, destacan el sector A y B ya que es donde se han centrado las investigaciones del PIACI a lo largo de las temporadas 2013 y 2014, así como el sector D, debido a que se trata de una aparente área doméstica con disposición típica del Intermedio Tardío.

El sector A: Iglesiaijo

Hacia el este de SAN I, Iglesiaijo contiene los restos de una pequeña iglesia colonial, una estructura de planta rectangular de aproximadamente 5 m x 20 m con orientación norte-sur. Esta iglesia está alineada con la cumbre de Huinchocruz, un asentamiento con evidencia de ocupación colonial y prehispánica.Asociado a la iglesia hay una serie de seis pequeñas estructuras auxiliares de planta rectangular y ordenadas en forma de “L”; tratándose posiblemente de residencias para los religiosos del momento (Figura 2). No estamos seguros exactamente de la fecha de ocupación de este sector, aunque es posible que se trate de una ocupación temprana (1532-1600).

El sector B

Este sector se asienta a lo largo de una colina baja, orientado de este a oeste y donde la mayoría de las estructuras se concentran en la parte norte de la colina. A pesar de haber visto significativas modificaciones modernas, las estructuras dentro del sector B pueden ser divididas en dos tipos: arquitectura con planta subrectangular que recuerda la arquitectura inca y estructuras subcirculares asociadas a la tradición local del área y con raíces en el Intermedio Tardío (Figura 2). Semejantes tipos de estructuras con planta subrectangular han sido descritas y adscritas al periodo Inca por Meddens y Schreiber (2010) en el valle cercano de Pampa. Sus interpretaciones sugieren que estas fueron estructuras localmente construidas para los administradores del imperio.

Directamente hacia el oeste del sector A reposa la mayor concentración de estructuras rectangulares de posible adscripción inca en el sector B. Este pequeño

conjunto de estructuras está conformado por un edificio largo (8 m x 20 m orientado este a oeste), tratándose de una posible kallanka la cual habría sido reutilizada como corral en tiempos modernos por lo que mucha de su infraestructura se ha visto afectada. Interesantemente, este edificio tiene esquinas redondeadas, como los edificios de planta subrectangular descritos líneas arriba, en lo que parece ser una variación local de los cánones arquitectónicos inca. Hacia el sur de la kallanka hay una serie de estructuras de aproximadamente 4 m x 4 m y que podrían haber conjugado una kancha (estructuras 2, 7, 40, 41, 42, 43).

Tanto la supuesta kallanka como estas estructuras rectangulares se imponen sobre una terraza baja que conforma un área abierta al oeste de la kallanka. Parte de este espacio abierto estuvo construido en base a una serie de rellenos compuestos de guano de camélido y arcilla, causando un efecto de repercusión al caminar sobre esta y que ha sido asignada a la ocupación del IT (Huamán Oros y Lane 2014; Whitlock 2015).

Una particular conjugación arquitectónica dentro del sector B está representada por la agrupación de dos estructuras subrectangulares con esquinas redondeadas que comparten un mismo patio y con accesos alineados. Este tipo de agrupación está representado por las estructuras 12 y 13 y, en mayor tamaño y sobre una posición más alta, por las estructuras 27 y 28. Un semejante tipo de disposición ha sido registrado en los estudios en el Valle de Pampa mencionados líneas arriba y han sido interpretados como posibles estructuras Inca en estilo local. Excavaciones en ambos conjuntos (estructura 28 en el 2013 y estructura 12 en el 2014), parecen corroborar esta cronología de ocupación (Chauca Iparraguirre y Lane 2015; Huamán Oros y Lane 2014; Lane et al. 2019).

En general, las estructuras en este sector están construidas a base de piedra trabajada (aunque también se han registrado grandes cantos sin trabajar), unida con mortero de barro y en algunos casos presentan pequeñas piedras a manera de cuñas insertadas entre las más grandes (pachillas). Existe gran variación en los tamaños de las viviendas y mampostería de las mismas, por lo que una clasificación más clara no es posible. De igual manera, no todas comparten patios con estructuras vecinas y algunas de las viviendas se encuentran relativamente aisladas de sus vecinos. Aunque existen numerosos pasajes entre las estructuras y terrazas, es notoria la presencia de un eje de circulación este-oeste que comunica las estructuras más importantes (E28 y E27) con el hipotético barrio Inca al este del sector y la plaza retumbante del IT.

El sector D

El sector D o Ampurka se asienta al oeste de SAN I sobre las laderas de una colina. Las estructuras que conforman este sector se encuentran construidas sobre una serie de terrazas artificiales y están rodeadas por dos murallas concéntricas (Figura 3). Las residencias al interior poseen planta subcircular de entre 4 m y 5 m de diámetro y la cerámica observada en superficie recuerda a los estilos locales del IT. Tanto el material superficial como la distribución y disposición de este sector, una colina defendida por muros perimétricos conteniendo viviendas circulares, nos hace pensar en una clásica ocupación del IT (Arkush 2011; Guengerich 2015; Parsons et al. 1997). Si bien no se ha realizado un análisis intrasitio detallado de la arquitectura en este sector, es aparente el uso del mismo tipo de técnica constructiva que en el sector B (pircado) pero con una menor calidad en la mampostería, lo que podría explicar la mala conservación de las estructuras en el sector D en comparación con el sector B.

Figura 1 Vista satelital (Google Earth) de Viejo Sangayaico (SAN I) donde se indica la ubicación de los sectores A, B, C, D y E. PIACI 2014. Satellite view (Google Earth) of Viejo Sangayaico (SAN I) indicating the location of sectors A, B, C and D. PIACI 2014. 

Figura 2 Plano de los sectores A y B de SAN I. En círculos rojos se señala la ubicación de las estructuras 19 y 12; así como la Estructura 28. PIACI 2014. Plan of sectors A and B of SAN I. In red circles the location of structures 19 and 12; as well as Structure 28. PIACI 2014. 

Figure 3 Plano del sector D o Ampurka. PIACI 2014. Plan of sector D or Ampurka. PIACI 2014. 

Previas investigaciones en el sector B: la Estructura 28

Durante la temporada 2013, se excavó al interior de uno de los conjuntos de estructuras con patio compartido, específicamente al interior de la Estructura 28 (E28). Los resultados de la excavación permitieron reconocer que el edificio fue abandonado de manera ritual, colocándose sobre su piso una gran cantidad de ofrendas, entre las que destacan grandes cantidades de vasijas Inca Provincial y objetos de metal (tupus, porras, etc.) de estilo Inca (Lane et al. 2016). Ha sido argumentado que esta estructura estuvo relacionada a la administración Inca del asentamiento, pudiendo también haber tenido una función religiosa y se ha planteado que el abandono ritual pudo haberse dado en tiempos previos a la llegada española (Huamán y Lane 2013; Lane et al. 2016; Whitlock 2014). Debido a esto, creemos que la E 28 (posiblemente en conjunto con la E 27 aún noexcavada), fueron los más importantes edificios dentro del sector B durante el Horizonte Tardío, ya que parece ser aquí donde se centraron las funciones religiosas, políticas y/o administrativas dentro de SAN I.

En una búsqueda por complementar estas investigaciones, durante el 2014, el PIACI decidió excavar dos estructuras de supuesto carácter doméstico dentro del sector B: Estructuras 19 (E19) y 12 (E12). Estas excavaciones tuvieron como objetivos principales: (1) establecer la cronología de ocupación de las estructuras, y (2) establecer el estatus jerárquico de los grupos domésticos que habitaron ambas estructuras e identificar posibles cambios o permanencias en dicho estatus a través del tiempo al interior del sector B. Los resultados de estos trabajos forman el núcleo de este artículo.

Resultados de las Excavaciones en las Estructuras 19 y 12 (SAN IB)

La Estructura 19 (E19)

La E 19 se encuentra ubicada en el extremo sur del SAN IB (Figura 2). Es un recinto de planta cuadrangular con esquinas internas y externas redondeadas con medidas de 8,70 m de oeste a este por 8,20 m de norte a sur y un área interior de 45,70 m2. E19 es parte de un conjunto doméstico conformado por la estructura en sí y un patio abierto, ambos construidos sobre una terraza artificial. La técnica constructiva utilizada es el pircado y la estructura posee muros dobles de piedra trabajada fijada con mortero de barro. Debido a restricciones logísticas soloseexcavó un cuarto del área interna en el cuadrángulo noreste y las medidas de esta unidad de excavación fueron de 3,2 m x 4 m (Figura 4).

El registro estratigráfica de la E19 es simple. Por debajo de las capas superficiales de colapso natural se expuso un piso de barro elaborado directamente sobre el nivel estéril. La estratigrafía indica claramente que E19 fue ocupada de manera continua a lo largo de su vida útil, ya que no existe evidencia de superposición de pisos o de estratos que indiquen distintas fases de ocupación (Figura 5). La arquitectura no posee huellas de trasformación a lo largo de la ocupación, como por ejemplo evidencia de nuevos adosamientos de muros, edificación de recintos adicionales o construcción de nuevos rasgos internos.

Un fogón central, construido en el piso de la estructura, una gran laja de piedra pulida a manera de mesa de moler y una profunda concentración de ceniza blanca, conforman los rasgos interiores más importantes hallados dentro de E19 (Figura 6).

Con respecto al material cultural recuperado, la cantidad fue pequeña pero significativa. La mayor cantidad de material cultural recuperado fueron fragmentos cerámicos, aunque de 420 fragmentos solo 14 fragmentos diagnósticos fueron recuperados de superficies de ocupación seguras, es decir, de la superficie del piso de arcilla y el interior de los fogones (Tabla 1).

Realizamos un análisis estilístico de estos fragmentos con el objetivo de plantear una cronología relativa de ocupación, determinar actividades domésticas y evaluar posibles adscripciones jerárquicas. Es así como distinguimos dos estilos cerámicos: (1) cerámica Inca Provincial, caracterizada por vasijas con típicas formas Inca (la forma aribaloide suele ser la más común), pero carentes de diseños pictóricos o del fi acabado de la cerámica Inca Cuzqueña (Rowe 1944); y (2) cerámica europea que data de los primeros años de la Colonia y cuyos fragmentos pertenecerían a vasijas del tipo botijas peruleras u olive jars (James 1988) (Figura 7).

La cerámica inca aparece exclusivamente como parte del piso de la estructura, mientras que la cerámica colonial aparece sobre el piso y como parte del contenido del fogón. Características en el estado de conservación (fracturas con bordes desgastados, tamaño pequeño, superficies muy erosionadas) y ubicación (sobre el piso, pero al pie de los muros) de los fragmentos de estilo Inca Provincial nos sugieren que estos fragmentos se habrían acumulado como basura a través del tiempo y que vasijas de este estilo no estuvieron en uso en tiempos previos al abandono. De igual manera, 50% de los fragmentos coloniales se encontraron por debajo de la ceniza del fogón central, indicando uso continuo hasta el abandono de la estructura.

Cuantitativamente, 43% (6) de los fragmentos analizados pertenecen a cerámica colonial, 21% (3) son de estilo Inca Provincial y un 36% (5) de la muestra no pudo ser identificada estilísticamente y se trata de cerámica doméstica local en forma de ollas (Tabla 2). Es claro que, después de la cerámica doméstica de posible origen local, el estilo más representado es la cerámica colonial.

Con respecto al análisis morfológico, la cerámica de estilo Inca Provincial está compuesta en su totalidad por fragmentos de botellas aribaloides (Forma A para Rowe (1944) y Forma 1A para Julien (1987-1989)), la cual es la más común de las formas incas halladas en las provincias del Tawantinsuyo y de particular importancia en el proceso de expansión imperial (Bray 2004, 2008).

Junto con la cerámica también se encontraron pequeños fragmentos de vidrio. Estos fueron hallados directamente sobre la superficie del piso de la estructura y se tratan de fragmentos de color azul claro, traslucidos, con abundantes burbujas e imperfecciones pequeñas en su interior y fractura de tipo angular. El más grande posee un largo de 20 mm y un espesor de 4,5 mm (Figura 8), mientras que el más pequeño es apenas una delgada astilla y no fue sujeta a análisis. En conjunto, los fragmentos pesan cerca de 3 gr y forman parte del mismo objeto. Debido a que el vidrio se comenzó a fabricar en el Perú en el siglo XVIII (Olivar 2009), descartamos un origen local de este material.

Figura 4 Vista del interior de la Estructura 19 antes de su excavación; orientación sur-norte. PIACI 2014. View of the interior of Structure 19 before its excavation; south-north orientation. PIACI 2014. 

Figura 5 Dibujo de perfil de la unidad de excavación en E19. PIACI 2014. Drawing of profile of excavation unit at E19. PIACI 2014. 

Figura 6 Foto del piso expuesto en la Estructura 19, orientación sur a norte. En la esquina izquierda el fogón central; en segundo plano al pie del muro y hacia la izquierda vemos la laja plana. PIACI 2014. Photo of the floor exposed in Structure 19, orientation south to north. In the left corner the central hearth; in the background at the foot of the wall and to the left we see the flat stone slab. 

Tabla 1 Distribución y cantidad de fragmentos diagnósticos recuperados de la Estructura 19. Distribution and quantity of diagnostic fragments recovered from Structure 19. 

Estructura UE Tipo de fragmento Cantidad Total
19 303 (Fogón) Borde 1 4
Cuerpo no decorado 3
304 (Piso) Borde 3 4
Cuerpo no decorado 1
305 (Piso) Borde 3 6
Cuerpo no decorado 3
Total 14

Tabla 2 Porcentaje de estilos cerámicos recuperados de la Estructura 19. Percentage of ceramic styles recovered from Structure 19. 

Características morfológicas del fragmento de vidrio y del tipo de burbujas en su interior indican una gran probabilidad que perteneciera a algún objeto de vajilla de vidrio (vasos, botellas, fuentes, etc.) (Deagan 1987). Objetos de este tipo fueron raros durante la Colonia Temprana debido a las complicaciones del transporte y su alto precio. Más aun, según Schávelzon (1988) el vidrio, en zonas como Argentina, continúo siendo un artículo de lujo hasta mediados del siglo XVIII con el arribo de la Revolución Industrial. La presencia de estos fragmentos en el piso de una estructura doméstica en la sierra de Huancavelica es altamente sugerente y sus implicancias serán exploradas más adelante.

Finalmente, no se registró material orgánico significativo u objetos líticos o de metal debido a la ausencia total de este tipo de evidencia.

Figura 7 (A) Fragmentos de cerámica inca y (B) Cerámica colonial halladas sobre el piso y dentro del fogón de la Estructura 19. PIACI 2014. (A) Inca style ceramics and (B) colonial ceramic fragments found on the floor and inside the hearth of Structure 19. PIACI 2014. 

Figura 8 Fragmento de vidrio hallado sobre el piso de la Estructura 19. PIACI 2014. Fragment of glass found on the floor of Structure 19. PIACI 2014. 

La Estructura 12 (E12)

Se ubica al norte de SAN IB y cerca de la zona central del sector (Figura 2). Se trata de un recinto alargado de planta subrectangular con esquinas redondeadas. La estructura tiene un largo aproximado de 10 m y un ancho de 7 m, con un área interior de 41,78 m2. Los muros son de doble cara, construidos a base de piedra trabajada asentada con mortero utilizando la técnica de pircado y es notable el uso de pequeñas piedras trabajadas a manera de pachillas. En general el aparejo es más ordenado y el trabajo de las piedras es más cuidadoso que en el caso de la E19. Solo se excavó el cuadrante sureste de la estructura y las medidas de la unidad fueron de 3,30 m largo x 2,70 m ancho (Figura 9).

Al igual que con la E19, la estratigrafía de la E12 no es compleja. Debajo del colapso se encontró un piso de barro asociado a la base de los muros, asimismo no hay evidencia de superposición de pisos o de distintos niveles de ocupación, por lo que creemos que la estructura fue habitada de manera continua desde su construcción hasta su abandono (Figura 10).

No se registró un fogón o mesa de moler, aunque sí notamos evidencia de uso doméstico sobre el piso a manera de lentes de ceniza y puntos de carbón. En la esquina noreste de la estructura se descubrió una banqueta de aproximadamente 2 m de largo x 50 cm de ancho y una altura de 30 cm. La banqueta está limitada por dos muros de piedra trabajada unida con mortero de barro y es posible que haya tenido múltiples funciones (Figura 11).

De 962 fragmentos cerámicos registrados, solo 20 fragmentos diagnósticos fueron recuperados de superficies de ocupación segura, como lo son la superficie de la banqueta y la superficie del piso (Tabla 3). Análisis estilísticos de estos fragmentos revelaron la existencia de dos estilos cerámicos: cerámica Inca Provincial y cerámica colonial.

Figura 9 Vista de la Estructura 12 previo a la excavación. PIACI 2014. View of Structure 12 prior to excavation. PAICI 2014. 

Figura 10 Dibujo de perfil de la unidad de excavación en E12. PIACI 2014. Drawing of profile of excavation unit at E12. PIACI 2014. 

Figura 11 Foto del piso expuesto en la Estructura 12, orientación suroeste-noreste. Nótese en la esquina superior derecha los muros que delimitan la banqueta interior. PIACI 2014. Photo of the exposed floor in Structure 12, southwest-northeast orientation. Note in the upper right corner the walls that define the interior platform. PIACI 2014. 

La cerámica Inca Provincial conforma un 45% (9) de los tiestos diagnósticos analizados; en contraste, la cerámica colonial es un 15% (3) del total (Tabla 4). Las formas incas incluyen cantaros de cuello largo y ancho conocidos como “tinajón” (Formas C y D de Rowe (1944), 3a y 3c de Julien (1987-1989)), el

Tabla 3 Distribución y cantidad de fragmentos diagnósticos recuperados de la Estructura 12. Distribution and quantity of diagnostic ceramic fragments recovered from Structure 12. 

clásico aribalo o botella con base plana (Formas A y H de Rowe (1944), 1a y 1b de Julien (1987-1989)) y una vasija parcialmente completa que se asemeja a la forma conocida como “fuente” aunque con marcada variación de tamaño (Forma F de Rowe (1944), Forma 6 de Julien (1987-1989)). También se recuperó una base de plato modelada con figura de serpiente muy semejante a un plato inca recuperado en la E28 durante la temporada 2013. De igual manera, sobre el piso de la estructura se encontraron pequeños fragmentos de cerámica colonial semejantes a aquellas registradas en la E19 (Figura 12). Por último, el 40% (8) restante está compuesto de cerámica doméstica y, a semejanza de la E19, la forma más común es la olla. No se notó diferencia en forma o acabado entre la cerámica doméstica de la E19 y la E12.

Tabla 4 Porcentaje de estilos cerámicos recuperados de la Estructura 12. Percentage of ceramic styles recovered from Structure 12. 

Figura 12 (A), (B) y (C) Cerámica de estilo inca encontradas en E19. (D) Fragmento de cerámica colonial hallada en E19. PIACI 2014. (A), (B) and (C) Inca style ceramics found inside E19. (D) Colonial ceramic fragment found in E19. PIACI 2014. 

La cerámica de estilo Inca Provincial encontrada en la E12estáconformadaportiestosdegrantamaño,defractura angular, superficie menos erosionada y su dispersión no estuvo limitada al pie de los muros; de hecho, algunos de los fragmentos más grandes se encontraron por debajo de pequeños colapsos de la banqueta y directamente sobre el piso de la estructura. Estas características en la deposición de la cerámica de estilo Inca Provincial nos lleva a pensar que este estilo fue utilizado de manera continua hasta el abandono de la estructura, lo cual contrasta con la situación descrita en la E19.

Junto con el material cerámico se recuperaron herramientas de piedra con huella de exposición al fuego, una aguja de cobre y estaño típica del Horizonte Tardío y una herramienta de hueso para el hilado. De igual manera, sobre la superficie de la banqueta encontramos una cuenta de vidrio estilo Nueva Cádiz Simple y dos cuentas de estilo Nueva Cádiz Torcido (Fairbanks 1968) (Figura 13). Finalmente, con la excepción de muy pequeños y deteriorados fragmentos, no se encontró evidencia de material orgánico.

En comparación con otros objetos de vidrio, el estudio sobre cuentas es prolífico en contextos centroamericanos (p.ej., Deagan 1987; Fairbanks 1968; Little 2010; Spector 1976; Sprague 1985). Las cuentas de tipo Nueva Cádiz

Figura 13 (A) Cuentas Nueva Cádiz Torcida, (B) Cuenta Nueva Cádiz simple, ambas encontradas en la Estructura 12. PIACI 2014. (A) Nueva Cadiz Twisted beads, (B) Nueva Cadiz Simple bead, both found inside Structure 12. PIACI 2014. 

llegaron muy temprano al continente, habiendo formado parte del repertorio de regalos intercambiado por Cortez durante la conquista de México (Fairbanks 1968). Se considera que su ubicación cronológica es bastante segura ya que se encuentran en asentamientos con ocupaciones españolas previas a 1550 y están ausentes en sitios con ocupaciones de mitad del siglo XVI y comienzos del siglo XVII.

Las cuentas de Nueva Cádiz son pequeñas y fáciles de transportar, y no es de extrañar que se encuentren repartidas a lo largo de los Andes Centrales, siendo registradas en contextos del siglo XVI en la costa de Zaña (VanValkenburg 2012) y al interior de unidades domésticas en la sierra de Arequipa (Wernke 2011), entre otros. Dos importantes trabajos recientes se han centrado en este tipo de artefactos: el trabajo de Feinzig (2017) que examina las preferencias de consumo de estos bienes y concluye que diferentes tipos de cuentas europeas no tuvieron la misma demanda en las diferentes regiones de los Andes; y el artículo de Menaker (2018) quien argumenta que las cuentas de Spondylus y las cuentas de vidrio habrían sido semejantemente valuadas por los andinos. Sumados a estos, resultados preliminares de un análisis que se viene llevando a cabo por uno de los coautores de este artículo y centrado en el estudio de numerosas muestras contextualizadas de cuentas europeas en la costa sur del Perú, parecen indicar una amplia distribución de estos objetos a todo nivel de estrato social, algo que no ocurriría con bienes de lujo como la vajilla de vidrio. Basado en esto y en una amplia revisión de muestras museográficas y contextos arqueológicos, para nosotros las cuentas de Nueva Cádiz conformaron un elemento más del repertorio de decoración de la población local, pudiendo encontrarse como parte del ajuar funerario de importantes personajes, así como en los más humildes contextos domésticos.

Las Élites de Viejo Sangayaico Sector B a Través del Tiempo

El registro estratigráfico en ambas estructuras indica una ausencia de superposición de pisos o de niveles de ocupación; asimismo, ninguna de las estructuras muestra evidencias de crecimiento arquitectónico a manera de recintos adosados o de modificación de rasgos internos. Es claro entonces que ambas estructuras fueron construidas en un solo momento y que tuvieron una ocupación continua.

Aunque limitado, el dato artefactual nos permite plantear que esta ocupación se dio a lo largo de los periodos Horizonte Tardío y Colonial Temprano. En efecto, los análisis estilísticos de los fragmentos cerámicos y objetos de vidrio han confirmado la presencia de artefactos de estilo Inca Provincial del Horizonte Tardío (1470-1532) y artefactos europeos pertenecientes al periodo Colonial Temprano (1532-1570). En ninguna de las estructuras se registraron fragmentos cerámicos de estilos propios del Intermedio Tardío para la región, por lo que ocupaciones previas no pueden ser argumentadas con seguridad.

Desde un punto de vista arquitectónico, es claro que existe una predominancia de rasgos locales por encima de los foráneos. Si bien para el Horizonte Tardío se han identificado en SAN IB conjuntos de estructuras de posible filiación inca, estas integran rasgos locales como las esquinas redondeadas y técnica constructiva, típica de la zona, como lo es el pircado. Similares comportamientos han sido identificados en otras zonas de los Andes Centrales y parecen estar relacionados con el nivel de inversión imperial en una región y la sistemática integración de las élites o curacas locales al interior del aparato imperial (p.ej., Bauer et al 2013; D’Altroy 1992; Sillar y Dean 2002). A su vez, es notable que en SAN IB algunos de estos edificios incas en estilo local se encuentran impuestos sobre edificaciones locales pre- existentes, como el caso de la kallanka construida sobre la plaza con origen en el IT mencionado líneas arriba.

Es aparente que SAN IB estuvo habitado durante el IT, pero la presencia de nuevas y abundantes estructuras con influencia inca estarían indicando un notable grado de inversión e interés por parte de la administración imperial en la modificación de este sector. En un manuscrito en preparación, Coll, Lane, Huaman y Grant concluyen, tras un minucioso análisis de sintaxis espacial, que la presencia de edificios incaicos en SAN IB (kallanka, posible conjunto de kancha y estructuras subrectangulares), aunque impuestas sobre el asentamiento local, no habrían limitado o restringido de manera significante el patrón de movilidad del diseño anterior. Para los autores, este interés del imperio por intervenir con mucho cuidado en espacios públicos privados estaría reflejando una relación de hibridación entre colonizadores y colonizados. Con esto presente, proponemos que las modificaciones de SAN IB responden a su nuevo carácter como barrio de élite durante el HT y en cuyos edificios más prominentes (E28 y E27) se habrían centrado los más importantes aspectos de la administración política y/o religiosa del sitio, mientras que el resto de estructuras albergarían a las familias más importantes.

En este contexto, aunque existen diferencias arquitectónicas entre E19 y E12 (mayor tamaño de E19 versus mejor calidad de paramentos en E12), al comparar estos rasgos con el resto de estructuras dentro del sector B notamos que, si bien existen múltiples variaciones en ubicación interna, asociación a patios, tamaño o calidad de paramentos, estas diferencias no son tan remarcadas como para establecer claras diferencias jerárquicas entre los habitantes de este sector.

De hecho, a pesar de las variaciones en rasgos particulares, un patrón unificador en la mayoría de las estructuras del sector B es el uso de planta subrectangulares de esquinas redondeadas y el cual creemos es un rasgo introducido por la presencia inca en SAN I. En líneas generales, creemos que las diferencias arquitectónicas responderían sobre todo a variaciones en acceso a diversos recursos y materiales por parte de las familias de élite que habrían habitado el sector B; entendiendo así que, a pesar de su jerarquía elevada, no todas las élites son iguales. Esto último es un tema que vendrá a colación más adelante durante la Colonia Temprana. En contraste al sector B, el sector D encaja en los patrones típicos del IT, es decir, estructuras circulares aglomeradas sobre la ladera de una colina defendida por muros perimétricos. Más aun, una revisión superficial de este sector parece indicar una ausencia de influencias inca en las residencias o en otro tipo de estructuras. Estas claras diferencias entre ambos sectores fortalecen nuestra idea del sector B como aquel privilegiado durante la administración inca y por ende el núcleo de las actividades más importantes y el asentamiento de familias de élites locales en SAN I; mientras que sectores como el D y posiblemente los sectores C y E, mantuvieron su trama arquitectónica previa con orígenes en el IT (con poca intromisión e inversión inca) y su población habría formado, grosso modo, parte del pueblo común.

Sumado a la evidencia arquitectónica, la evidencia artefactual parece respaldar la jerarquía elevada de los habitantes de las E19 y E12 durante el HT. En efecto, aunque nuestra muestra es pequeña y carecemos de comparación de ensamblajes cerámicos con el resto de los sectores, es evidente que las familias en ambas estructuras tuvieron acceso a cerámica Inca Provincial, sobre todo en su forma de aríbalo, lo cual es común en contextos domésticos de élite durante el HT debido a su directa asociación con la administración imperial (Alconini y Malpass 2010; Earle 2001). Finalmente, y aunque el material es escaso, no existen evidencias que E19 y E12 hayan cumplido otras funciones que no sean domésticas, es decir, no hay indicios de especialización de ningún tipo, por lo que contrastes en ensamblajes domésticos o en rasgos arquitectónicos entre ambas residencias no estarían respondiendo a diferencias funcionales o cronológicas. En conjunto, la evidencia artefactual refuerza nuestro argumento de grupos de élite habitando estas estructuras en SAN IB.

No hay duda que SAN I y su población fueron fuertemente afectados tras la caída del imperio y el establecimiento de la administración española; de hecho, Lane et al. (2016) han sugerido la conquista del imperio como uno de los posibles marcos temporales para la destrucción ritual de la E28 y aunque esto último quizá nunca se pueda corroborar, hay otras evidencias que apuntarían a importantes cambios dentro de SAN I. Así, quizá el más claro de todos sea la construcción del sector A, ubicado muy cerca al sector B y compuesto por una iglesia colonial y estructuras auxiliares, cuya disposición recuerda a la descrita en Huaca Tres Palos (Lima) y que ha sido interpretada como una muy temprana casa española (Vargas 2015).

Es interesante mencionar que, a pesar que la presencia española ameritó la construcción de una iglesia y residencias anexas, no existen claras evidencias de modificaciones a la trama de SAN IB. En efecto, no se registran modificaciones internas que hubieran afectado la calidad de la vivienda o la calidad de vida de sus ocupantes, por lo que no se puede argumentar una reestructuración a nivel doméstico durante los primeros años de la Colonia, como sí ha sido reconocido por Wernke (2003) en Arequipa. Al menos al nivel arquitectónico, los grupos domésticos de SAN IB mantuvieron una influencia suficientemente fuerte como para evitar modificaciones a su trama, aunque es posible que estas modificaciones europeas tempranas se hayan centrado en el sector E, ahora sepultado bajo el pueblo moderno de Sangayaico y el cual sospechamos se trataría de la reducción toledana de SAN I.

Si bien no notamos cambios a nivel de estructuras, estos sí son notables al nivel artefactual. En ambas estructuras aparece material europeo representado sobre todo por fragmentos de botijas peruleras y artefactos de vidrio en dos niveles de calidad: cuentas y fragmentos de fina vajilla de vidrio. Asimismo, la cerámica estilo inca (la cual mantuvo su carácter simbólico incluso después de la conquista española) sigue estando presente en E19, mientras que desaparece en E12.

Ha sido argumentado que una de las consecuencias de la destrucción del Tawantinsuyo fue el nacimiento de nuevas oportunidades de negociación de rango y autoridad por parte de las élites locales (Spalding 1999). La importancia de estas negociaciones se hizo solo más evidente con el paso de los años y la subsecuente pérdida de poder por parte de las élites locales (Wachtel 1976). Frente a este contexto, las viejas élites andinas se valieron de distintas estrategias para mantener su estatus y, dentro de lo posible, incrementarlo. Estas estrategias involucraron en algunos casos una completa colaboración con la administración española, lo que a su vez significó la adopción de costumbres y materialidad europea (al menos de forma parcial); mientras que en otros casos las élites buscaron enraizar sus demandas jerárquicas dentro de un pasado de raíces nobles (p.ej., Mumford 2012; Spalding 1970, 1999; Stern 1986; Van Buren y Brendan 2014; Wachtel 1976).

Sumando las evidencias presentadas hasta ahora, argumentamos que el material recuperado de las E19 y E12 estaría reflejando dos distintas estrategias políticas utilizadas por ambos grupos domésticos durante la Colonia con el objetivo de no perder su estatus de élite al interior de SAN I. Así, la familia en la E19 tuvo acceso a botijas peruleras y su valioso contenido al igual que a finos objetos de vajilla de vidrio. En contraste, la familia que ocupó la E12 mantuvo su acceso a cerámica inca incluso después de la conquista, mientras que su acceso a objetos de vidrio se limitó a las más comunes cuentas Nueva Cádiz; aunque también utilizaron botijas y su contenido.

Hemos mencionado como tempranos en la Colonia los artefactos europeos ingresaron, parcialmente, como regalos ofrecidos a las élites locales por parte de las nuevas élites españolas. Las botijas peruleras habrían llegado cargadas de vino u otras bebidas alcohólicas a ser distribuidas en una manera reminiscente de los brindis rituales con chicha típicos del Horizonte Tardío (Dillehay 2003). Asimismo, creemos que los objetos de vidrio fueron ofrecidos entre las élites en una manera discriminatoria; es decir, distribuyendo los mejores artefactos a las familias más importantes o aquellas que colaboraran mejor con la nueva administración; mientras que bienes más comunes, como las cuentas, se habrían repartido entre el resto de la población en una manera poco discriminada.

El tipo y calidad de material recuperado en ambas estructuras nos permite argumentar que ambos grupos domésticos de élite tomaron parte activa en la preservación de su jerarquía elevada y los beneficios que conllevaban. Viejas diferencias en jerarquía con raíces en el HT y reflejadas en rasgos arquitectónicos y artefactuales mencionados previamente, debieron definir las herramientas a disposición de cada una de las familias para lidiar con el nuevo orden establecido. Así, aquellos habitantes de la E19 dejan de usar cerámica estilo Inca Provincial y, con excepción del uso de vajilla doméstica local, prefirieron una mayor materialidad europea. Esto, creemos nosotros, pudo ser producto de una estrategia de validación jerárquica basada en la adopción de fidelidad a la nueva administración española para intentar asegurar la permanencia y reproducción de derechos y privilegios ganados durante el HT. Este comportamiento “advenedizo” debió asegurarle al grupo doméstico un mayor acceso a bienes europeos, ya sea a manera de regalos o mediante intercambios o incluso compra directa.

En contraste, la familia de la E12 optó por el continuo uso de cerámica estilo Inca Provincial, en sus formas más representativas y simbólicas como lo era el aríbalo; al tiempo que su acceso a cerámica colonial fue reducido y su consumo de otros bienes se limitó a bisutería (cuentas de vidrio). Aunque no se ha estudiado la producción de cerámica inca en la región de Huancavelica, el acceso a esta durante la Colonia no debió haber sido fácil, habiéndose limitado a aquellos grupos de élite capaces (o necesitados) de adquirirlos, un fenómeno que ha sido registrado en Bolivia (Van Buren y Brendan 2014). En suma, este esfuerzo y preferencia por mantener una visibilidad inca fue parte de la estrategia general de esta familia para reforzar sus vínculos ancestrales con el desaparecido Tawantinsuyo y de esta manera conseguir reflejar un estatus elevado.

Consideraciones Finales

Excavaciones realizadas al interior de las estructuras domésticas E19 y E12 en SAN IB, han revelado interesantes visiones sobre la presencia de grupos domésticos de élite locales en este asentamiento durante el periodo Horizonte Tardío y los primeros años de la Colonia.

Durante el HorizonteTardío, SAN IB fue modificado por el imperio para así poder albergar importantes edificios administrativos (E28) así como las residencias de las familias locales más importantes. Hallazgos durante las excavaciones de E19 y E12, en conjunto con datos arquitectónicos e información de previas intervenciones, refuerzan nuestra idea de SAN IB como sector residencial de élite. Posteriormente, la caída del Tawantinsuyo traería consigo cambios importantes a SAN I, ejemplificados sobre todo en la construcción de una iglesia temprana (sector A) y la implicancia de una constante vigilancia y presencia española en las actividades del cercano sector B. A nivel de excavación, material obtenido de E19 y E12 indican la presencia de distintos tipos de bienes foráneos y locales consumidos durante estos momentos. Diferencias en tipos y la calidad de estos bienes estarían reflejando dos distintas estrategias por parte de las familias de E19 y E12 por mantener su jerarquía de élite.

Así, el grupo doméstico que habitó la E19 optó por valerse de la construcción de buenas relaciones con la nueva élite española, lo que se vio reflejado en el acceso, a manera de regalo o adquisiciones, de una mayor cantidad de cerámica colonial y de finos objetos de vajilla de vidrio. En contraste, el grupo residente dentro de la E12 optó por mantener su estatus mediante la apelación a un elevado abolengo nativo con fuertes lazos en el desaparecido Tawantinsuyo, valiéndose para esto de la obtención y uso de cerámica de estilo Inca Provincial; al mismo tiempo sus habitantes limitaron (o vieron limitado) su acceso a bienes europeos, remitiéndose solo a cerámica colonial y algunas cuentas de vidrio.

Agradecimientos :

Las excavaciones en Viejo Sangayaico se enmarcaron dentro del One River Project de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y fueron auspiciadas por el Leverhulme Trust y Don Alberto Benavides, sin el auspicio y patrocinio de estos, la presente investigación no hubiera sido posible. De igual manera, en campo y laboratorio contamos con el apoyo de estudiantes y profesionales tanto peruanos como extranjeros, nuestros agradecimientos a todos ellos, como así también a los evaluadores del presente artículo.

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Received: June 2018; Accepted: July 2019

*Autor por correspondencia E-mail: j.rodriguez.mor@outlook.com

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