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Revista médica de Chile

Print version ISSN 0034-9887

Rev. méd. Chile vol.141 no.9 Santiago Sept. 2013

http://dx.doi.org/10.4067/S0034-98872013000900013 

Historia de la Medicina

 

La vara de Esculapio, símbolo de la medicina

Rod of Asclepius. Symbol of Medicine

 

Pablo Young1, Bárbara C. Finn1, Julio E. Bruetman1, Jorge Cesaro Gelos2, Hernán Trimarchi1

1Servicio de Clínica Médica, Hospital Británico de Buenos Aires, Argentina.
2Servicio de Urgencias, Hospital Ruiz de Alda, Granada, España.

Correspondencia a:


Symbolism is one of the most archaic forms of human thoughts. Symbol derives from the Latin word symbolum, and the latter from the Greek symbolon or symballo, which means “I coincide, I make matches”. The Medicine symbol represents a whole series of historical and ethical values. Asclepius Rod with one serpent entwined, has traditionally been the symbol of scientific medicine. In a misconception that has lasted 500 years, the Caduceus of Hermes, entwined by two serpents and with two wings, has been considered the symbol of Medicine. However, the Caduceus is the current symbol of Commerce. Asclepius Rod and the Caduceus of Hermes represent two professions, Medicine and Commerce that, in ethical practice, should not be mixed. Physicians should be aware of their real emblem, its historical origin and meaning.

(Rev Med Chile 2013; 141: 1197-1201).

Key words: Emblems and insignia; History of Medicine; Symbolism.


 

El simbolismo constituye una de las formas de lenguaje más arcaicas del pensamiento humano. Símbolo, que deriva del latín symbolum, y éste del griego symbolon (σύμβoλoν) o symballo, significa “yo junto, hago coincidir”, en las sociedades antiguas expresaba la idea de unir el cielo y la tierra. Los griegos llamaban symbola a un objeto cortado en dos o más partes, del que varias personas conservaban una pieza cada una de modo que, como prueba de reconocimiento de los portadores, las hacían coincidir; el conjunto de la symbola era la alianza contraída con antelación1.

El símbolo impregna todas las manifestaciones humanas desde la noche de los tiempos y desde el Paleolítico se encuentran formas simbólicas esculpidas o pintadas. El simbolismo es estudiado desde el punto de vista de lo psicológico y artístico, antropológico y filosófico. Las ciencias de la comunicación le dispensan a este estudio un valor especial y bucean en la lingüística, en la semiótica y la cibernética. Lo mismo ocurre con la epistemología, las matemáticas, la lógica simbólica, entre otras formas culturales2.

Por diversos caminos se buscan explicaciones sobre el lenguaje: la semiótica de la significación (Ronald Barthes, Jacques Lacan, Michel Foucault) y la semiología de la comunicación (Humberto Eco, Máximo Bense, Charles Pierce).

El estudio de los símbolos abarca diversas esferas culturales: por un lado, la estructura de lo imaginario y la función simbolizante de la imaginación y, por otro, se indaga en el mito simbólico, raíz del símbolo gráfico.

Ahora bien, nos parece que, como sostiene Jean Chevalier (1873-1956) en su diccionario de símbolos, el conocimiento objetivo tiende a eliminar lo que de simbólico queda en el lenguaje porque esa abstracción (números imaginarios, cantidades negativas, diferencias infinitesimales) vacía el símbolo y engendra el signo3.

El símbolo es algo más que trazo o signo, ya que posee un valor en si mismo que lleva más allá de la significación figurada, la que necesita de una interpretación y ésta requiere una cierta predisposición que juega con las estructuras mentales. Dice Chevalier que “se las compara con esquemas afectivos, funcionales y motores, para mostrar que moviliza de alguna forma la totalidad del psiquismo humano”.

El lenguaje simbólico trasciende lo escrito y lo gráfico. Vale pensar en la intensidad simbólica de los mitos, los sueños, los cuentos y las creencias, entre las que se encuentran aquellas relacionadas con la enfermedad, los modos de curarla y los modos de morir y procesar la muerte. Lo simbólico juega en cualquier interlocución humana o gestión “polifónica” de narraciones o relatos. Incluso la palabra llega a ser insuficiente para la comprensión de los signos. El arte, la poesía, la metáfora, la alegoría, la parábola, intentan expresar o comprender la felicidad, el dolor o la melancolía. Cuando estos caminos se angostan, surgen los símbolos para que la comunicación sea más profunda.

Desarrollaremos en el presente artículo algunos símbolos vinculados con la Medicina como son el caduceo de Hermes y la vara de Esculapio.

Caduceo

El caduceo de Mercurio o Hermes (Figura 1) es una vara entrelazada con dos serpientes que, en la parte superior tiene dos pequeñas alas o un yelmo alado.

Figura 1. Caduceo de Hermes o Mercurio.
En: http://es.wikipedia.org/wiki/Caduceo; consultado 25/1/2013.

Según la fábula de Ovidio, en la mitología griega, el caduceo fue regalado por Apolo a Mercurio para terminar una disputa entre ellos; Mercurio había regalado al dios de la música la lira de siete cuerdas. Según se dice, Mercurio encontró en el Monte Citerón a dos serpientes que se peleaban, él arrojó en medio de ellas su varilla para separarlas y vio cómo, sin hacerse daño, se enroscaron y se entrelazaron alrededor de la vara, de forma tal que con la parte más alta de sus cuerpos formaron un arco, quedando sus cabezas frente a frente sin señal de enemistad. Probablemente, de este mito que muestra el complemento de los opuestos nació el símbolo. Después de esto, Mercurio lo utilizó para sus funciones; con el caduceo adormecía y despertaba a los mortales, atraía a ellos las almas de los fallecidos o las conducía a la morada de los muertos o al infierno, sujetaba los vientos y disipaba las nubes, convertía en oro lo que tocaba, transformaba las tinieblas en luz. Era una vara de poder, siendo para el hombre fuente de seguridad, paz, concordia, beneficio y fortuna. Los griegos hicieron de este emblema el sello distintivo de los heraldos y embajadores. Según algunos historiadores, las alas del caduceo de Mercurio, están presentes porque es Hermes. Dios egipcio adoptado por los griegos, inventor fabuloso de la alquimia, ciencia médica por excelencia; entre sus atribuciones llevaba un pileus o casco con alas, las que representarían la vieja máxima médica: Curare tuto, cito, et, jacunde, que quiere decir: curar todo, pronto, placenteramente.

Para otros las alas son el representativo de los médicos que, al disolverse el Colegio de Pitágoras en Samos, no escogieron residencia fija y se trasladaban de un país a otro; también se dice que indican la actividad, diligencia y rapidez de las funciones.

Mercurio es considerado el dios del comercio y el mensajero de los dioses del olimpo. Por ser el dios de los mercados, patrón del comercio y del juego de dados, por su fama de ingenioso se le atribuyó la creación de la lira, el alfabeto, los números, la gimnasia, los pesos y las medidas.

Los romanos utilizaron el caduceo como símbolo del equilibrio moral y de la buena conducta; el bastón expresa el poder; las dos serpientes la sabiduría; las alas la diligencia; el yelmo es emblemático de elevados pensamientos. Esa vara, con las serpientes entrelazadas junto con dos esfinges aladas que representan la ascensión hacia la deidad es el atributo de Hermes, pero también fue la insignia de los heraldos en Grecia y Roma. Por eso se llama caduceo (del latín caduceum, relativo al heraldo) o kerykeión (del griego keryx, heraldo).

Desde el punto de vista de los elementos, el caduceo representa su integración, correspondiendo la vara a la tierra, las alas al aire, las serpientes al agua y al fuego (movimiento ondulante de la onda y de la llama).

La antigüedad del símbolo es muy grande y se encuentra en la India grabado en las tablas de piedra denominadas nagakals, que aparecen en la entrada de los templos. Se han encontrado símbolos semejantes en civilizaciones más antiguas como la Asiria, y la Edad de Piedra Tallada, 30.000 años a.C., la Edad de Piedra Pulida, 6.500 años a.C., y la Caldea, 3.000 años a.C. Heinrich Zimmer deriva el caduceo de Mesopotamia, donde lo ve en el diseño de la copa sacrificial del rey Gudea de Lagash (2.600 a.C.)4. A pesar de la lejana fecha, el autor citado dice que el símbolo es probablemente anterior, considerando los mesopotámicos a las dos serpientes entrelazadas como símbolo de Dios que cura las enfermedades, sentido que pasó a Grecia y a los emblemas de nuestros días.

Primitivamente, fue una rama de olivo, otras veces de laurel, de cabeza nudosa que se bifurcan en dos y se enroscan para juntar sus extremos, variando a través de los tiempos y las culturas, adquiriendo las serpientes y las alas de Mercurio. Los griegos lo tenían como báculo heráldico, representado por una caña entrelazada con hilos de lana; en la Edad Media fue un bastón cubierto de terciopelo flordelisado y así fue cambiando según la época histórica.

Desde el conocimiento tradicional de la India, la vara del caduceo corresponde al eje del mundo y sus serpientes aluden en la India a la fuerza kundalini o energía evolutiva del hombre. Kundalini es una palabra sánscrita que significa “enroscado”, y denota una concentración de energía psíquica localizada en un centro ubicado en la base de la columna vertebral. El despertar de este centro, normalmente dormido, se manifiesta por la súbita aparición de dones extraordinarios de elocuencia, intuición y talento literario. La primera vez que en el Libro del Éxodo la vara se transforma en serpiente, Moisés dice: “¡Por favor, Señor! Yo no he sido nunca hombre de palabra fácil, ni aun después de haber hablado tú con tu siervo; sino que soy torpe de boca y de lengua”. Queda aquí expresada figurativamente la idea que Moisés ha despertado a kundalini.

Según Schneider, las dos S formadas por las serpientes corresponden a enfermedad y convalecencia5. La organización por exacta simetría, cual en la balanza de Libra, o en la triunidad de la heráldica (escudos entre dos tenantes) expresa siempre la misma idea de equilibrio activo, de fuerzas adversarias que se contrarrestan para dar lugar a una forma estática y superior. En el caduceo, esta binariedad equilibrada es doble: las serpientes y las alas, por lo que ratifica ese estado supremo de fuerza y autodominio (y en consecuencia, de salud) en el plano inferior (serpientes, instintos) y en el superior (alas, espíritu)6.

En el siglo XVI, el impresor alemán Johann Froben (1460-1527) usó el caduceo como sello distintivo de su establecimiento. Los primeros volúmenes en aparecer con el caduceo fueron De homine libri due, de G. Marzio (1517), y la Utopía de Tomás Moro (1518). Algunos autores señalan que de los 256 libros impresos por Froben con el caduceo en la portada, sólo uno estaba relacionado con la medicina: La preservación de la buena salud, de Plutarco. Posteriormente, Hieronymus Froben (1501-1563), hijo de Johannes Froben, imprimió algunos libros médicos con el mismo símbolo, entre los cuales se encuentran una edición en griego de los trabajos de Hipócrates (1538) y la traducción latina del Tetrabiblion de Aëtius de Amida (1542). En ese mismo siglo, sir William Butts (1486-1545), médico de Enrique VIII, fue autorizado para usar el caduceo como distintivo profesional; posteriormente se incluyó en los emblemas del Royal College of Physicians de Londres, con el significado de la presencia de la farmacia y la alquimia. Tres siglos después, la casa editorial de libros médicos J.S.M. Churchill, lo usó como distintivo.

Así nació la confusión en el uso de estos dos símbolos. Según diversos autores, el caduceo apareció en 1851 cuando fue adoptado por el cuerpo de hospitales del ejército estadounidense; para otros, en 1856 cuando los servicios hospitalarios de la Marina lo utilizaron para mostrar la naturaleza no combatiente de los cuerpos médicos. En 1871 se convirtió en el símbolo de los servicios de salud pública. Existe el antecedente de que en 1817 el escudo original del cuerpo militar norteamericano tenía como símbolo la vara; hay quienes señalan que los cuerpos médicos del ejército empezaron a usar el caduceo en 1902.

Hay muchos países aún donde sus instituciones de salud usan como distintivo el caduceo de Mercurio, por ejemplo, Nicaragua, Ecuador, algunos estados de Brasil, el Colegio Dominicano de Cirujanos, entre otros7.

La costumbre e influencia de los norteamericanos ha hecho que se generalice el uso del caduceo; sin embargo, existen numerosos grupos que defienden la vara de Esculapio como símbolo de la profesión médica, ya que históricamente representa el poder y el misterio del arte de curar, así como la compasión y devoción del sanador.

Vara de Esculapio

La vara o bastón de Esculapio o Asclepio o vara de Aarón (Figura 2) tiene un doble simbolismo, de apoyo y como instrumento de castigo.

Figura 2. Vara de Esculapio. En: http://3hgps.blogspot.com.ar/2009/05/el-justo-reconocimiento-al-baston-de.html; consultado 25/1/2013.

Homero cuenta en la Iliada que Esculapio existió en el siglo XII a. de C.; y vivió en Tesalia. Fue guerrero y participó en la guerra de Troya junto con sus hijos Podaleiro y Macaón, también médicos, patrones éstos de los internistas y de los cirujanos respectivamente.

La vara es un tronco, de cabeza nudosa, donde se enrosca una serpiente que exterioriza la cabeza, quedando separada y erguida. Este símbolo con el paso del tiempo sufrió cambios al recibir la influencia de las costumbres y creencias del hombre, según el momento histórico; entre ellas, la magia y el sortilegio que usaron los primeros médicos que, al separarse del estado sacerdotal, tuvieron que tener su propio símbolo que los identificara, por lo que finalmente quedó como ha llegado a la actualidad: una vara fina con un nudo en el extremo superior, rematado por un pseudo espejo formado por un ramo de uvas estilizado; la serpiente está enroscada en la vara y queda su cabeza frente al pseudo espejo. Además, todo esto está rodeado de dos palmas, cada una diferente, a la izquierda una rama de laurel y a la derecha una de roble. El nudo indica las dificultades de la ciencia. La vara es símbolo de poder. El racimo de uvas significa el vino produciendo embriaguez; es usado con fin profético y adivinador en la práctica misteriosa de los taumaturgos y en la terapéutica como medicamento preciado. Desde hace un tiempo se acepta el pseudo espejo, pues en Egipto el espejo era mágico y, al tomar un narcótico, en él se veían los rasgos de seres sobrenaturales a través de los reflejos luminosos. El roble es el árbol sagrado en la Galia y Grecia, los sacerdotes especializados en estos quehaceres interpretaban el ruido del viento al batir las hojas del árbol en el bosque. El laurel, tiene propiedades ligeramente narcóticas en sus hojas1,2,8,9.

Este símbolo aparece en el siglo IX a.C. Según cuenta la leyenda, estando Esculapio en casa de Glauco, quien se encontraba mortalmente herido, apareció en ese momento en la habitación una serpiente y Esculapio la mató con su bastón; otra serpiente entró al aposento llevando en su boca unas hierbas con las que revivió a la serpiente muerta, poniéndosela en su boca. Emulando esto, Esculapio salva a Glauco de la muerte8.

Esculapio luego de su muerte fue inmortalizado, y se dio así inició al mito, siendo venerado en Atenas, Corinto y Pérgamo, ciudad natal del Galeno. A Esculapio se le representa como un hombre de edad madura, barbudo, de mirada serena, con abundante cabello que recoge con una diadema. Casi siempre aparece vistiendo un manto que deja al descubierto el brazo derecho y el pectoral. A sus seguidores los griegos les llamaban Asclepios y los romanos Aesculapios, o Esculapios en castellano, que eran comunidades semirreligiosas que practicaban la medicina9.

Según la mitología griega, Asclepio fue hijo de Apolo y de la mortal Coronis. Apolo le confió al pequeño Asclepio al Centauro Quirón (representa al curador herido, por lo tanto, es el que habla desde su saber y experiencia, rey de los Centauros), quien le inculcó las artes de la medicina y de la caza. Apolo y Atenea intervinieron también en su educación; esta última le entregó dos botellas llenas de sangre de la Gorgona (Medusa, reina de las gorgonas, la que fue decapitada por Perseo siguiendo los consejos de Quirón, logrando que los ríos del odio y del amor que éstas mantenían mezclados para confusión de los humanos fluyesen uno para un lado y el otro para el otro; de allí el origen de estas dos sangres). Una de las sangres estaba envenenada y la otra contenía propiedades para resucitar a la gente. Asclepio llegó a dominar el arte de la resurrección y cuenta el mito que devolvió a la vida a un gran número de personas importantes. Practicó la medicina con gran éxito, por lo que le levantaron grandes santuarios por toda Grecia. Desde la mitología, Hades, señor del infierno, presentó su queja en el Olimpo contra Asclepio por haber resucitado a un muerto y haberle por ello robado un súbdito. Zeus mató a Asclepio con un rayo, quien subió a los cielos y se convirtió nada menos que en la constelación de serpentario.

Desde tiempo inmemorial, el hombre ha sentido una extraña fascinación por la serpiente, que adquiere nueva existencia en la primavera, al cambiar completamente de piel. Por esta razón, el hombre la ha relacionado con el rejuvenecimiento, la sabiduría, la fertilidad, la salud y la prosperidad. La costumbre de venerar a la serpiente data del año 3.000 a.C., cuando la estrella Alpha Draconis de la constelación Draco (dragón = serpiente con alas) era la estrella Polar, muy importante para determinar el destino del hombre; hacia el 1.600 a.C., los cretenses rendían culto a la diosa Serpiente en el santuario de Cnosos y le atribuían propiedades curativas; los egipcios adoraban a la diosa Hator a quien representaban como serpiente y, también, le atribuían propiedades curativas o a la diosa Waget, que podía transformarse en serpiente; el reptil entre los egipcios era símbolo de sabiduría, inmortalidad, fortaleza y protección, de ahí que los faraones portaban en la frente la representación de la cobra real (Ureus); los indios de América del Norte rindieron tributo a la serpiente de cascabel; los aztecas y los mayas, a la serpiente emplumada (Quetzalcóatl y Kukulkán, respectivamente); los indios del Amazonas a la anaconda, los budistas a la cobra y, los babilónicos a la pitón; en particular, la serpiente de la vara de Esculapio, sería del género coluber longissimus, de color amarillo y negro, de uno a dos metros de largo, las cuales aún se pueden hallar en las ruinas de los templos romanos al sur de Europa.

El bastón de Esculapio fue adoptado en 1898 por el ejército inglés. Los médicos de la armada belga lo pusieron en sus uniformes un año después. En 1902 fue adoptado oficialmente por el cuerpo médico de Estados Unidos de Norteamérica en sustitución de la “Cruz de San Juan”. Actualmente, el bastón de Esculapio, verdadero símbolo de la medicina, se usa como emblema médico en Gran Bretaña, Alemania, México, Perú, Bélgica, Filipinas y Cuba, entre otros países. La OMS lo usa desde su fundación en 1947.

Es importante conocer la verdadera historia del símbolo de Esculapio, que para nosotros es el que realmente representa a la medicina en todos sus campos, debido a que este es considerado uno de los dioses de la medicina, un héroe que, según cuenta la literatura, vivió y practicó esta ciencia con profundo sentido humanista, además de transmitir sus conocimientos a las futuras generaciones.

Agradecimientos: Al antropólogo Arturo Sala por la lectura crítica y aportes a este manuscrito.

 

Referencias

1. de la Garza-Villaseñor L. El origen de tres símbolos utilizados en medicina y cirugía. Cir Cir 2010; 78: 369-76.

2. Murillo-Godínez G. El símbolo de la medicina: la vara de Esculapio (Asclepio) o el caduceo de Hermes (Mercurio). Med Int Mex 2010; 26: 608-15.

3. Chevalier J, Gheerbrant A. Diccionario de los símbolos. Madrid, España. Editorial Herder; 1998. p. 118-27.

4. Zimmer H. Mitos y símbolos de la India. Madrid, España. Editorial Siruela; 1995. p. 234-6.

5. Schneider M. El origen musical de los animales-símbolos en la mitología y la escultura antiguas. Madrid, España. Editorial Siruela; 1997. p. 56-62.

6. Cirlot JE. Diccionario de símbolos. Madrid, España. Editorial Siruela; 4º Ed; 2000. p. 120-1.

7. Rodríguez Moro D. El caduceo médico. Rev Cubana Med Gen Integr 1997; 13: 409-11.

8. Anía Lafuentea BJ, Asenjo González M, Suárez Almenarad JL. Los verdaderos símbolos de la medicina: la serpiente y el bastón de Asclepio, pero no el caduceo. Med Clin (Barc) 2002; 119: 336-8.

9. Semeniuk GB. La última persona sana. La vara de Esculapio y el caduceo de Mercurio. Medicina (Bs As) 2008; 68: 258-60.


Recibido el 28 de febrero de 2013, aceptado el 5 de junio de 2013.

Correspondencia a:
Pablo Young
Hospital Británico.
Perdriel 74 (1280) Buenos Aires, Argentina.
Teléfono: 5411 43096400 Fax: 5411 43043393
E-mail: pabloyoung2003@yahoo.com.ar

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Pablo Young

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