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Atenea (Concepción)

On-line version ISSN 0718-0462

Atenea (Concepc.)  no.512 Concepción Dec. 2015

http://dx.doi.org/10.4067/S0718-04622015000200013 

 

ARTICULOS

 

Turismo indígena urbano, ¿innovación identitaria?*

Indian urban tourism, an innovation in identity?

 

Cristián Parker G.**
Alberto Moreno P.***

** Doctor en Sociología, Instituto de Estudios Avanzados, Universidad de Santiago de Chile. Correo electrónico: cristian.parker@usach.cl
*** Antropólogo, CERC - Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Santiago, Chile. Correo electrónico: cerc-uahc@academia.cl


RESUMEN

El turismo indígena urbano es un fenómeno singular en América Latina. Si se examina la experiencia latinoamericana en casos como México, Guatemala, Perú y Bolivia, lo que se denomina generalmente como turismo indígena se concentra en áreas rurales o campesinas e incluso, en varios casos, no se denomina turismo indígena sino simplemente turismo campesino. Este artículo sistematiza y teoriza en torno a algunas experiencias de turismo especial desarrolladas recientemente en Santiago de Chile con varias organizaciones indígenas (mapuches, aymaras y rapa nui) que desarrollan sus actividades culturales en diversos centros ceremoniales urbanos, valorizando y preservando el patrimonio y la identidad cultural indígena en la gran ciudad.

En los últimos años se han generado iniciativas innovadoras tendientes a formar redes de turismo indígena en la Región Metropolitana, dando paso a forjar un nuevo paradigma del turismo indígena urbano. Estas actividades, aunque todavía incipientes, son generalmente desarrolladas a partir del pensamiento, reflexión y acciones de las comunidades indígenas, actores quienes hacen sus propias propuestas, con el fin de construir un patrón que los haga partícipes de un turismo indígena, urbano y con identidad cultural.

Palabras clave: Turismo indígena, desarrollo con identidad, turismo urbano, turismo especial.


ABSTRACT

Indigenous Urban Tourism is a singular phenomenon in Latin America. In this Continent's experience in cases such as México, Guatemala, Perú and Bolivia what is generally referred to as indigenous tourism is concentrated in rural and peasant areas and even in many cases it is not called Indigenous Tourism but simply Peasant Tourism. This article systemizes and theorizes about some experiences of Special Tourism developed in Santiago, Chile with a number of indigenous groups (Mapuche, Aymara and Rapa Nui) who are active in developing ceremonial centers preserving heritage and cultural indigenous identity within the Big City.

In recent years innovative initiatives have been designed to form networks of Indigenous Tourism in the Metropolitan Area of Santiago, which tend to forge a new paradigm of Urban Indigenous Tourism. These activities, although still emerging, are generally developed from the thinking, reflection and action of the indigenous communities themselves. They are the main actors who make proposals to participate in the construction of a new Urban Indigenous Tourism with ethnic identity.

Keywords: Indigenous Tourism, Development with Identity, Urban Tourism, Special Tourism.


 

El turismo indígena conocido es el turismo de áreas rurales, que se desarrolla en espacios geográficos con atractivos naturales, generalmente ubicados en áreas remotas y, a veces, de difícil acceso. En países como Australia, entre un 50 y 70% de los negocios turísticos indígenas están localizados en áreas remotas y muy remotas, y emplean el ambiente como un recurso sustancial (Buultjen, Galé, White, 2010). Si se examina la experiencia latinoamericana en países como México, Guatemala, Perú y Bolivia, lo que se denomina generalmente turismo indígena, se concentra en áreas rurales o campesinas e incluso, en varios casos, no se denomina turismo indígena, sino simplemente turismo campesino.

El caso peruano es interesante puesto que sólo se denomina turismo indígena a aquel que se oferta en las localidades amazónicas remotas (Departamentos de Madre de Dios y Loreto). En el SurAndino, con gran concentración demográfica quechua y aymara, el término turismo indígena no existe, y en cambio la política oficial promueve el llamado "turismo comunitario", en áreas campesinas de origen indígena.

EL TURISMO URBANO

Como contraparte del turismo rural (Sharpley, 1996), el turismo urbano se ha desarrollado con vigor a partir de la última mitad del sigo XX. Se entienden por turismo urbano al conjunto de actividades referidas al consumo de tipo cultural que ocurre en las ciudades, tales como las visitas guiadas (o no) por la arquitectura, los recorridos por monumentos y parques emblemáticos de cada ciudad y, en paralelo, al consumo de servicios culturales adyacentes a estos, como los museos, restaurantes y espectáculos de música, teatro y danza ofrecidos a los visitantes. Estudiar el fenómeno del turismo urbano supone estudiar las actividades de ocio y de las poblaciones en tránsito: viajeros, paseantes, extranjeros, etcétera. Este turismo ha alcanzado un lugar cada vez más importante en las grandes zonas urbanas.

Las ciudades han comenzado a remodelarse sobre la base de las necesidades del turismo. En las ciudades europeas, la herencia arquitectónica y cultural única de los núcleos urbanos ha sido entendida como la principal atracción para los visitantes y, en consecuencia, el desarrollo turístico ha apuntado a realzar el carácter o la identidad de cada ciudad (Richards, 2001). Los planificadores urbanos han apuntado a grandes megaproyectos (grandes centros culturales, parques de entretenimiento, casinos, barrios típicos, parques temáticos de exposiciones, etc.) y a competir por la realización de grandes eventos en sus ciudades como manera de atraer turistas: Expo Mundial, Mundial de Fútbol, Juegos Olímpicos, etc. En Ciudad de México se han focalizado hacia el desarrollo de un enclave en el centro histórico, una estrategia que ha sido forzada por los altos índices de criminalidad urbana (Hiernaux-Nicolas, 2003).

Las poblaciones de visitantes, considerables, pero, al mismo tiempo, fugaces, ejercen una sorprendente influencia sobre el diseño de las políticas locales. El turista irrumpe en la ciudad y va modificando su paisaje. La industria turística sigue la lógica del mercado y va mercantilizando las antiguas tradiciones y valores patrimoniales, lo cual genera un cambio social y cultural que las poblaciones locales no siempre están dispuestas a aceptar.

"En las ciudades más antiguas, la burbuja turística se transformó en la solución" (Judd, 2003) a los problemas de este turismo urbano. Al decir de Sassen y Roost (1999) "la gran ciudad ha asumido el status de exótica". Esta escena que los visitantes consumen está compuesta por un caleidoscopio de experiencias y espacios orientados al trabajo, el consumo, el ocio y la entretención (Featherstone, 1994). Resulta inevitable la evocación del paseante urbano de la gran metrópoli, "el flâneur", de W. Benjamin (sobre todo como el claro vaticinio de lo que será el fenómeno del consumo, y cómo éste afectará de forma categórica la vida en las sociedades contemporáneas).

Incluso los barrios en donde se pasean los turistas no necesariamente son seguros y de un hábitat de calidad: el turismo de experiencia (Uriely, 2005) recurre a visitas en sitios incluso marginales en la propia ciudad.

El turismo contemporáneo es resultado del paso del turismo de elites (siglo XIX) al turismo de transición (hasta la primera mitad del sigo XX), luego al turismo de masas (toda la segunda mitad del siglo XX) (De la Torre, 1992) y finalmente al turismo del siglo XXI que puede llamarse de diversas maneras: turismo especial o "post-turismo" (Feifer, 1985). Es en el marco de la heterogeneidad y diversidad de estas nuevas formas de turismo donde tiene cabida la experiencia de lo indígena en la gran ciudad.

No obstante estas transformaciones, lo que hoy podemos encontrar como oferta generalizada de turismo urbano en América Latina no incorpora de manera sustancial lo que aquí llamamos turismo indígena. Esto no es extraño, y es la tónica del turismo urbano a nivel mundial (Ruetsche, 2006) .

TURISMO CULTURAL

El turismo cultural (Smith, 2003), por su parte, es una actividad que se ha desarrollado con vigor en las últimas décadas, aprovechando el enorme patrimonio arqueológico, histórico y cultural, tanto indígena como colonial de América Latina. Con la globalización reciente se ha incrementado su aporte como fuente de ingresos tanto para los estados como para las poblaciones locales. Mesoamérica y las antiguas zonas del imperio incaico son áreas privilegiadas. Los turistas llegan con el propósito de conectarse con las culturas indígenas, bajo la forma de sus trazos materiales (patrimoniales), y los grupos que son los herederos supuestos o reales de ese pasado vigoroso (Paunero, 2004).

Pero este tipo de turismo fue rápidamente monopolizado por las grandes compañías y agencias, la mayor parte transnacionales. Las poblaciones indígenas locales pasaron a constituir, en el mejor de los casos, mano de obra barata o "comunidades objeto" cuyo exotismo complementa los circuitos turísticos de lugares arqueológicos. De allí la explotación generalizada de los recursos y de la población local y la creciente inequidad (Baud y Ypeij, 2009, pp. 3ss).

El turismo cultural en cierta medida constituye una oportunidad para el desarrollo local y la generación de empleos, así como una oportunidad para el desarrollo social e incluso político de las comunidades indígenas locales. Pero no constituye una actividad de turismo indígena en el sentido de que estas poblaciones aún no tienen el control y más bien son objeto de esa industria.

EL TURISMO INDÍGENA

El turismo indígena conocido es el turismo rural o el turismo vinculado a la naturaleza o ecoturismo, a veces también vinculado al turismo-aventura. Son sitios turísticos en áreas naturales protegidas, o próximos a ellas, que generalmente son gestionados por comunidades indígenas o empresas familiares. Sin embargo es clave para que surja un turismo indígena como tal la presencia del factor identitario. La identidad étnica no es una cuestión simple (Bari, 2002; Gundermann, 2000). La identidad no es un atributo que sea permanente, sino un complejo proceso dinámico de construcción de identidad(es):

Al contrario de lo que muchos perciben los atributos étnicos objetivos y la identidad colectiva de un grupo étnico no son características permanentes e inmutables (...) las identidades étnicas en cierta manera se activan en la dinámica misma del conflicto (Stavenhagen, 2000, p. 87).

En este sentido, si bien no puede definirse la actividad turística como un conflicto abierto, si puede comprenderse como una confrontación intercultural, en la cual no existe una simetría entre la comunidad indígena que recibe y la sociedad global que promueve el turismo.

Por ello es que el empoderamiento indígena de la propia actividad turística resulta clave para el posible control de sus emprendimientos. El turismo indígena se define como:

Actividades turísticas en que los pueblos indígenas están directamente involucrados por medio del control o bien porque su cultura constituye la esencia de la atracción. El factor control es clave cuando se discute acerca del desarrollo (Butler y Hinch, 1996, p. 5).

En América del Sur el caso más paradigmático de turismo indígena urbano se da en la antigua capital del imperio incaico, la ciudad de El Cusco.

Pero las experiencias del turismo cusqueño están inscritas históricamente en el área andina con toda su conflictividad (Duarte, 2006). Portan como seña de identidad, mucho más la marca del colonialismo y el mestizaje (indigenismo y neo-indigenismo; reivindicación del folklore; búsqueda de una identidad regional cusqueña y nacional peruana) (Mendoza, 2009), que la autoafirmación de poblaciones indígenas en resistencia contra las culturas occidentales.

LOS INDÍGENAS EN EL GRAN SANTIAGO

Existen antecedentes culturales, demográficos y socioeconómicos de la población indígena de la Región Metropolitana, pero no existen datos completos y actualizados. De acuerdo a las estadísticas existentes, la población rural indígena dobla en pobreza a sus congéneres urbanos no indígenas. Asimismo, la población indígena urbana se sitúa en el 64% de la población originaria chilena actual. Sólo en la Región Metropolitana esta cifra se amplía al 80% aproximadamente de toda la población indígena urbana. Es decir, viven en la Región Metropolitana más de 300.000 habitantes que son miembros de algún pueblo originario. Los indicadores comparativos existentes en el ámbito de los niveles educativos presentan una gran diferencia entre el acceso y egreso al sistema formal educacional de indígenas y no indígenas.

De acuerdo a la misma CASEN 20061, el porcentaje de la población indígena a nivel nacional constituía un 6,6% de la población total. En tanto en la Región Metropolitana ésta constituía un 4,4% de la población total. En la Región Metropolitana la mayor presencia indígena estaba dada por el pueblo mapuche, que representaba el 95,9% del total de la población indígena, luego se situaban los aymara (2,2%), atacameños (0,7%) y Rapa Nui (0,6%).

Los principales déficit de los grupos indígenas son la falta de educación formal y la inestabilidad en sus empleos, así como su falta de capacidad para establecer lazos formales con el sistema financiero, producto de su escasa organización productiva y educacional, ya sea a nivel individual como a través de la formalización de sus actividades a través de la micro y pequeña empresa.

La Región Metropolitana es el territorio físico y administrativo donde se concentran actualmente diversas políticas e instancias de fortalecimiento hacia la población indígena urbana2. Junto a la existencia del único consejero indígena urbano formalmente reconocido, debe ubicarse a la Mesa Regional Indígena y veintidós Oficinas de Asuntos Indígenas en comunas con alta concentración de población indígena3. Algunas organizaciones no gubernamentales4 y universidades5 han desarrollado en años recientes programas de apoyo y capacitación en beneficio de las organizaciones indígenas en Santiago en materia social, productiva, de turismo y de salud intercultural.

En todo caso el análisis y comprensión de los indígenas urbanos debe hacerse siempre a la luz de la trayectoria histórica general de esos grupos (Bengoa, 1999; Zapata, 2004) en tanto que pueblos dominados, discriminados y/o resistentes desde tiempos de la conquista y la colonia.

TURISMO INDÍGENA URBANO EN SANTIAGO: EN BUSCA DE UN NUEVO PARADIGMA

El desarrollo del turismo indígena urbano supone ir más allá de del "turismo rural comunitario" (MINCETUR, 2006) de la situación peruana. La experiencia indica6 que para alcanzar una mayor significación de lo indígena en este ámbito debiéramos tener una mirada desde lo indígena hacia el turismo rural, donde las propias comunidades salvaguarden sus raíces culturales (Paillalef y Llancaleo, 2003).

Por ello, el turismo indígena, como concepto, aparece con mayor carga identitaria que el concepto de turismo comunitario rural y tanto más necesaria la identificación de lo indígena en el marco del Gran Santiago, tan alejado del hábitat tradicional de las comunidades indígenas del norte o sur de Chile.

Se debe partir de la base que en Santiago no existe actualmente un turismo indígena desarrollado, sino que es una actividad incipiente. En el caso de los centros ceremoniales indígenas urbanos, las experiencias del lugar de origen indígena (mayormente de zonas rurales) son transportadas y reproducidas en estos nuevos contextos urbanos y, por tanto, son expuestos y mostrados al visitante que llega a conocer esta experiencia de lo indígena en la gran ciudad.

A diferencia de lo que hemos dicho anteriormente acerca del turismo rural comunitario del Perú, hecho por indígenas, pero que no llega a tener, en muchos casos, plena conciencia identitaria, para el turismo indígena de la Región Metropolitana ha sido fundamental tener esa conciencia, ya que eso lleva a construir otra mirada acerca del turismo indígena, entendiendo a éste como una actividad educativa y de traspaso de conocimientos y valores culturales.

En la actualidad y en el contexto urbano, las identidades de los migrantes indígenas se entremezclan con el mestizaje criollo y las influencias de la cultura popular y oficial. Por ello en Santiago se ha estado gestando y desarrollando la necesidad de recuperación de identidad, siendo esta una lucha constante contra la globalización, el mercado y la sociedad capitalista, que disgrega valores y desconoce las costumbres y usos ancestrales. Sin embargo, estas influencias negativas de la cultura occidental no han sido obstáculo, sino un aliciente, para la creación de comunidades y centros ceremoniales indígenas, lo que ha traído consigo el interés de entidades privadas y gubernamentales, y también de los visitantes extranjeros por conocer estos centros y a sus participantes, generando lo que podemos entender ahora como un turismo indígena urbano.

Es decir, en tanto se desarrollen iniciativas de generación de destinos turísticos indígenas en la urbe, con una identidad cultural profunda, se evitará el riesgo de incrementar la elevada vulnerabilidad cultural, social y económica que marca hoy negativamente a los distintos pueblos originarios.

El desafío observado, a diferencia del Perú, donde se desarrolla toda una institucionalidad de apoyo por medio de la Gestión de Destinos Turísticos (GDT) y muchas iniciativas privadas de ONGs, fundaciones y comunidades, reside en que en Chile la institucionalidad gubernamental y privada en torno a este tipo de turismo está muy poco desarrollada y carece de la suficiente experiencia en este campo.

Hoy es posible construir un turismo indígena urbano, a partir del reconocimiento de la existencia de un indígena urbano en Chile. Y sólo es posible construirlo aceptando que el término indígena urbano remite a las personas indígenas que, aun estando en un entorno diferente al de su comunidad de origen, buscan poner en valor su cultura, pero sin trasformarse en un sujeto diferente del término indígena universalmente aceptado.

A partir de este concepto podemos construir un nuevo paradigma del turismo indígena urbano, y asumir plenamente que es posible generar turismo indígena a partir del pensamiento, la reflexión y acciones de las comunidades indígenas, que son los actores que harán sus propias propuestas, con el fin de construir un método, guía y productos turísticos, que los haga partícipes de la construcción de un turismo indígena con identidad.

El conjunto de la experiencia hasta ahora conocida indica que deben considerarse para el desarrollo del turismo indígena en la Región Metropolitana de Santiago al menos dos grandes dimensiones que ahí se conjugan: a) las necesidades propias de una "empresa turística", que tiene sus propiedades y exigencias de gestión, la cual debe ser competitiva y de calidad probada, y b) las necesidades propias de lo que se llama turismo indígena, que tiene sus propios requerimientos desde el punto de vista identitario, organizado y dirigido por las propias comunidades indígenas que velarán por el respeto de sus valores, cosmovisión y derechos.

El principal desafío es desarrollar un plan de gestión estratégico, basado en tres ejes: a) fase de análisis y observación, b) fase de diseño y metodologías de trabajo, y c) desarrollo de actividades que permitan alcanzar los objetivos. Las comunidades indígenas deben estar altamente comprometidas y capacitadas, y convertirse en actores relevantes, evitando ser un simple prestador de servicios. El desarrollo de actitudes proactivas, en el diseño y desarrollo de los productos turísticos finales, se convierte en el factor crucial.

EXPERIENCIAS DE TURISMO INDÍGENA URBANO EN SANTIAGO

Estudios previos de turismo indígena realizados por CONADI y el Consejo de Monumentos Nacionales, CMN7, permitieron visualizar la existencia de cerca de catorce sitios o espacios de significación cultural en la Región Metropolitana, con eventual predisposición para concurrir a ser parte de una Red de Turismo Indígena Urbano.

El mapa de la distribución comunal de estas iniciativas incipientes de turismo indígena en el Gran Santiago puede observarse a continuación:

En el conjunto de experiencia desarrolladas resulta destacable el proyecto desarrollado durante el año 2010 apoyado por INNOVA-CORFO y por la Universidad de Santiago de Chile8 que trabajó impulsando la planificación y ejecución del turismo indígena con las siguientes experiencias:

Comuna de El Bosque: "Parque de los Pueblos Originarios Mahuidache"

Este es un centro intercultural e intercomunal creado por la I. Municipalidad de El Bosque en conjunto con las asociaciones indígenas de la comuna, para entregar una muestra de la cultura indígena en medio de la urbanidad. Aquí se realizan ceremonias, celebraciones y actividades culturales, además del palín, deporte tradicional del pueblo mapuche, muestras gastronómicas, artesanales y talleres de cosmovisión y enseñanza de lenguas originarias.

Se caracteriza por ser un lugar de encuentro para indígenas y no indígenas, residentes en el sector sur de la capital. Además de un centro ceremonial, posee ruka restaurante, ruka biblioteca, ruka multicultural y veinte espacios para que microempresarios puedan desarrollar y exponer sus iniciativas de emprendimiento. Este centro actualmente se gestiona de común acuerdo entre la Asociación Indígena y el Municipio.

Comuna de La Pintana: "Centro Ceremonial Mapu Lawen"

Este Centro Ceremonial cuenta con doce años de experiencia en el desarrollo de la medicina mapuche, y está abierto a todo público. En él se realizan terapias de salud alternativas para combatir la depresión y el estrés; también se realiza charlas sobre salud intercultural. Además mantienen ofertas gastronómicas, con la preparación de platos típicos y actividades para difundir la cosmovisión y sabiduría ancestral mapuche, a través de charlas, bailes, danzas, artesanía, encuentros y actividades que promueven su identidad.

Comuna de Peñalolén: "Ruka Kimn"

La ruka que lleva por nombre Casa de la Sabiduría representa distintos aspectos de la cultura mapuche, entre ellos el diseño de la ruka, basado en reglas arquitectónicas tal como las construían sus antepasados. Aquí se practica y se habla la lengua autóctona a través de cursos y se pueden adquirir conocimientos históricos y de cosmovisión.

Actualmente posee emprendimientos en el área gastronómica, con la preparación de platos típicos, se realiza artesanía en plata y actividades de música, bailes y tratamiento con salud intercultural, con la presencia de una Machi y la preparación de hierbas medicinales.

Comuna de San Bernardo: "Pukará de Chena" lugar de reunión de la Corporación Aymara "Jacha Marka Aru"

El Pukara de Chena, relevante sitio arqueológico prehispano de la zona, ubicado entre las comunas de San Bernardo y Calera de Tango, a cuarenta y cinco minutos del centro de Santiago, es, desde hace más de una década, un lugar de retiro preferente, y de conmemoración de las fiestas andinas más arraigadas de la cultura aymara. Allí se celebra la Cruz de Mayo, el Inti Ra-ymi (Año Nuevo), el mes de la Pachamama (Agosto), y la Anata (Febrero), entre otras. Este espacio sagrado ofrece alternativas de visitas flexibles para conocer el Pukara de Chena, de tal modo que coincidan con las visitas y ceremonias ancestrales que la comunidad aymara de la Región Metropolitana realiza en el lugar, como parte de sus principales ritos de identidad cultural.

Comuna de Macul: "María Rapa Nui"

El citado proyecto trabajó también en la Comuna de Macul con un centro asociado al "Centro de Desarrollo Cultural y Social María Rapa Nui". Se trata de un centro ceremonial cuya sede estable está en proyecto. El grupo Rapa Nui celebra sus festividades y rituales al menos dos veces al año y recibe visitas externas en esas ocasiones. Es importante anotar que las actividades de los Rapa Nui en Santiago están sometidas a los flujos de ida y venida constantes entre la isla y el continente, movimiento que caracteriza a este grupo.

En el proyecto INNOVA-CORFO referido se tuvo como objetivo la construcción de productos turísticos indígenas. El proceso de generación de las ideas de productos se construyó sobre la base de la experiencia del equipo de líderes indígenas y del equipo profesional de apoyo, y en el análisis del negocio turístico, con entrevistas a operadores turísticos regionales/nacionales, lo que permitió estimar el valor de mercado de los productos.

El diseño de productos turísticos con los centros ceremoniales indígenas de la Gran Ciudad se desarrolló siguiendo los pasos adecuados (Weaver, 2010) y teniendo como preocupación fundamental la sustentabilidad tanto económica como social, étnica y medio ambiental. La organización identi-taria, la memoria histórica, la lucha contra los abusos y las discriminaciones y la conciencia para sí de los derechos indígenas (Valverde, 2009) han constituido elementos de la autorreflexión identitaria, en estos casos.

De acuerdo a los diagnósticos y estudios de oferta previos y la misión tecnológica a El Cusco, se identificó un conjunto de innovaciones y mecanismos de gestión que debía ser adaptado, o incluso reinventado, para constituir el soporte indispensable del desarrollo de la oferta del turismo indígena urbano como un producto innovador, pero con características culturales muy bien definidas. Igual cosa ha sucedido con la propuesta de conformación de una futura Red de Turismo Indígena Urbano para la Región Metropolitana.

CONCLUSIONES

En general es posible afirmar que el turismo indígena urbano como actividad naciente es un potencial que puede contribuir a la reafirmación de una identidad étnica en la gran ciudad, pero a condición de que sean los propios grupos y comunidades indígenas quienes autogestionen sus propios negocios. Con todo, este tipo de turismo es alternativo y se ofrece al llamado mercado del turismo de intereses especiales. Su potencial como nicho de mercado con cierta competitividad no significa, sin embargo, que se transforme en la principal actividad económica y de emprendimiento de las comunidades y centros indígenas. La incorporación de la oferta turística a los mercados tradicionales del turismo urbano puede también potenciar al conjunto del sector en la economía de la ciudad.

Sin embargo, se requieren muchos cambios, muchas adecuaciones y una adaptación de parte de las comunidades a este tipo de nuevo paradigma identitario, así como de una transformación de las pautas de trabajo de los intermediarios turísticos y de las agencias gubernamentales y privadas.

Todo turismo indígena constituye un encuentro intercultural sobre bases asimétricas y en el marco de los procesos de globalización (Castells, 1997 y 1999). Es común que los visitantes externos a las comunidades indígenas sean portadores de una cultura cuyos códigos son occidentales y, por ende, su óptica no sólo es ajena a lo que observan y viven, sino que además está preñada de prejuicios colonialistas o neocolonialistas hacia las expresiones de la cultura indígena.

No resulta extraño que en el contexto de las nuevas formas de emergencia de la cuestión indígena en estas últimas décadas (Bengoa, 2000; Parker, 2002) la mayor consciencia étnica y la autoafirmación identitaria de que las organizaciones y comunidades son portadoras generen una actitud ambivalente de parte de estas organizaciones hacia el turismo comprendido como industria que viene a mercantilizar su cultura y sus vidas en la gran ciudad.

Por ello el turismo indígena urbano con sentido de identidad étnica y con grados mayores o menores de autogestión conlleva un rasgo contracultural y de resistencia. El esfuerzo por la construcción de alternativas de turismo indígena urbano bien podría oscilar entre alternativas fundamentalistas o de awuincamiento9. Pero también está la tercera alternativa: la traducción (Hall, 1996, p. 629) de las culturas dispersas, las culturas de diáspora y migrantes en el contexto contemporáneo. Las reinvenciones de las tradiciones (Hobsbawm y Ranger, 1983) a partir de nuevos contextos que vienen a reafirmar viejas y nuevas identidades y proyectan así a las culturas indígenas ancestrales y telúricas en contextos urbano-globalizados.

El turismo indígena urbano en Santiago de Chile es todavía una actividad muy incipiente. Para ser competitivo a nivel del turismo internacional le hace falta incorporarse a los circuitos comerciales, apoyo financiero y una gestión eficiente.

El turismo indígena urbano, al mismo tiempo que genera nuevas formas de vivenciar el turismo en el marco de una sociedad más justa, que sea parte de un comercio justo y con respeto intercultural, genera posibilidades de participación de las comunidades indígenas en los beneficios de la globalización, sin tener estas que abdicar de sus propias tradiciones e identidades ancestrales, incluso, reivindicando sus derechos y reinventando sus tradiciones, en la proyección hacia una sociedad más tolerante, más pluralista y que crece integrando la diversidad de sus pueblos originarios.

NOTAS

1 Últimos registros sobre población indígena urbana están disponibles en encuesta Casen 2006.

2 A los planes y programas implementados por la CONADI Regional, se suman iniciativas desarrolladas por INNOVA-CORFO en años recientes y diversas instancias que fortalecen las demandas y la organización indígena.

3 Peñalolen, Maipú, Lo Espejo, La Pintana, La Granja, La Florida, Lo Prado, Huechuraba, San Bernardo, Lampa, Cerro Navia, Quilicura, El Bosque, San Ramón, Padre Hurtado, San Joaquín, Recoleta, Quinta Normal, Pedro Aguirre Cerda, Estación Central, San Miguel, Lo Barnechea.

4 Como el CERC - Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

5 Como la Universidad de Santiago de Chile.

6 Las siguientes reflexiones están basadas en una gira tecnológica al Cusco de parte de un grupo de dirigentes indígenas y los autores en el marco del proyecto desarrollado por el Instituto de Estudios Avanzados USACH en conjunto con INNOVA-CORFO el año 2010, denominado "PDT: Programa de difusión de estrategias innovadoras, usos y buenas prácticas para el desarrollo del turismo indígena". De esta iniciativa expondremos en adelante —de forma muy resumida y referencial— algunos elementos que son pertinentes a esta reflexión.

7 Protección y puesta en valor del Patrimonio Cultural Indígena de la Región Metropolitana, CONADI-CMN, ejecutado por el Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea CERC-UAHC, 2008-2010.

8 Proyecto ya mencionado, desarrollado por el Instituto de Estudios Avanzados USACH en conjunto con INNOVA-CORFO el año 2010, denominado "PDT: Programa de difusión de estrategias innovadoras, usos y buenas prácticas para el desarrollo del turismo indígena".

9 Awuincamiento: Pérdida de la identidad étnica. Viene del vocablo mapudungun winca que significa blanco, extranjero. Una traducción literal sería volverse blanco o blanquearse.

 

REFERENCIAS

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Recibido: 26.07.11. Aceptado: 07.08.12.

* Los autores agradecen el valioso aporte y reflexiones de José Painequeo, Juanita Henufil, Beatriz Painiqueo, Marisol Nahuel, Mario Huenchual, Jorge Manutomatoma, Ramón Ibáñez Quispe, Karina Manchileo, Eliseo Huanca y Ariel León, también las ideas de Natalia Toledano y Miguel García.

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