El crecimiento acelerado de la población de adultos mayores (AM) proyecta a la región Sudamericana como la de mayor envejecimiento para el año 20501. Situación que reviste preocupación en todos los países, especialmente en Chile, debido, entre otras cosas, al aumento del sedentarismo e inactividad física en ese grupo de la población2,3. La inactividad física se ha descrito como un factor de riesgo de mortalidad, incluso mayor que el exceso de peso4, mientras que mantener una adecuada condición física se transforma en un potente agente protector de la salud5-7.
La condición física corresponde a la capacidad fisiológica para realizar actividades de la vida diaria con normalidad, de manera segura, independiente, sin fatiga excesiva y que depende de la indemnidad de aptitudes físicas, tales como; fuerza, resistencia aeróbica, flexibilidad, agilidad y equilibrio dinámico8. El déficit en los componentes de la condición física han sido vinculados con discapacidad, mayor riesgo de caídas, fracturas y disminución en la calidad de vida9,10.
Habitualmente, los AM son evaluados para determinar su condición física e independencia funcional en centros de salud y organizaciones deportivas a través de pruebas derivadas de la batería Senior Fitness Test (SFT), por permitir una evaluación de gran fiabilidad y fácil aplicación, junto con ofrecer una importante base de datos normativos8,11-15. Sin embargo, hasta donde llega nuestro conocimiento, la batería SFT cuenta con valores de referencia que no discrimina el nivel de actividad física (AF) de los AM, particularmente, en aquellos que cumplen las recomendaciones internacionales de AF, que señalan 150 min de AF moderada o 75 min de AF vigorosa a la semana16,17.
Por otra parte, 15,8% de los AM chilenos es físicamente activo, de los cuales, solo 23,6% corresponde a mujeres3. Pese a los bajos niveles de AF manifestados por las mujeres mayores, son ellas las que concentran la mayor participación en iniciativas gubernamentales de AF en programas como: “Adulto Mayor en Movimiento” del Instituto Nacional de Deportes18 y el programa “Más Adultos Mayores Autovalentes” del Ministerio de Salud19. Además, las mujeres mayores chilenas consideradas físicamente activas manifiestan patrones de rendimiento físico-funcionales superiores a los esperados para su edad y sexo20,21.
En este sentido, contar con valores normativos ajustados a los hábitos de AF en mujeres mayores chilenas autónomas, ayudaría a otorgar mayor precisión al diagnóstico, evaluación y seguimiento de su condición física y, con ello, favorecer la prescripción de planes de ejercicio físico individualizados según su capacidad y rango de edad. Hecho reportado en investigaciones previas con AM de Brasil22, España23 y Portugal24, reflejando la necesidad de contextualizar este tipo de datos. De este modo, el presente estudio tiene como objetivo principal establecer valores de referencia de condición física determinados por medio de la batería de pruebas SFT en mujeres mayores chilenas físicamente activas, según rangos de edad. Secundariamente, pretende comparar los valores obtenidos con datos normativos de referencia.
Material y Método
Estudio transversal que evaluó 1.048 mujeres mayores con edades entre los 60 y 85 años, seleccionadas bajo un criterio no probabilístico intencionado, residentes en dos regiones de Chile: La Araucanía (n = 518) y el Maule (n = 530). Los criterios de inclusión utilizados, fueron: a) practicar regularmente AF moderada al menos 150 min semanales o vigorosa por 75 min o más por un período mayor a 6 meses16,17,25; b) tener entre 60 y 94 años; c) presentar capacidad para comprender y seguir instrucciones; d) ser autónoma. Se consideró autónoma a las mujeres que contaban con un puntaje ≥ 43 puntos en el examen funcional del adulto mayor (EFAM-Chile)26. Fueron excluidas las mujeres mayores que presentaron: a) alguna discapacidad física que limitara su desempeño físico-funcional; b) aquellas que poseían lesiones musculoesqueléticas o en tratamiento de rehabilitación física que impidiera su normal desempeño físico; c) quienes tuviesen contraindicaciones permanentes o temporales para realizar AF. Todas las participantes fueron informadas de los alcances de la investigación y firmaron un consentimiento informado que autoriza el uso de la información con fines científicos. El protocolo de investigación fue revisado y aprobado por el Comité Ético Científico de la Universidad Autónoma de Chile y desarrollado siguiendo lo expuesto en la Declaración de Helsinki.
Mediciones y procedimiento
Para caracterizar a las mujeres mayores se utilizó: el peso corporal en kilos con balanza mecánica (Scale-tronix, USA; precisión 0,1 kg), la estatura bípeda en metros a través de estadiómetro (Seca modelo 220, Alemania; precisión 0,1 cm) y el índice de masa corporal (IMC) por medio de la división del peso corporal por la estatura bípeda al cuadrado (kg/m2). Todas las medidas se realizaron de acuerdo a las recomendaciones de la Sociedad Internacional para Avances de la Cineantropometría (ISAK)27.
La condición física fue evaluada por medio del protocolo de pruebas SFT, descrito y validado previamente para personas autónomas sin problemas de salud entre 60 y 94 años de edad11. El orden de aplicación de las pruebas contempladas en la batería fue: a) prueba de sentarse y levantarse de una silla (SL) para evaluar fuerza de tren inferior, contabilizando el número de repeticiones en 30 s; b) prueba de flexiones del codo (FC) para evaluar fuerza de tren superior sobre la extremidad dominante, utilizando una mancuerna de 3 lbs, contabilizando el número de repeticiones en 30 s; c) prueba de dos minutos de marcha (2 min) para evaluar resistencia aeróbica, registrando el número de elevaciones de rodillas que alcanzan, al menos, un ángulo de 70° sobre la articulación coxofemoral de cada participante; d) prueba de flexión del tronco en silla (FTr) para evaluar flexibilidad de tren inferior, medido en cm; e) prueba de juntar las manos tras la espalda (JM) para evaluar flexibilidad de tren superior, medido en cm; f) prueba de levantarse, caminar y volver a sentarse (LCS) para evaluar agilidad y equilibrio dinámico, rodeando un cono a 2,44 m y registrando el tiempo en segundos.
Las evaluaciones se obtuvieron en tres sesiones: a) en la primera sesión se midieron las pruebas de SL y FC a través de una sola repetición; b) en la segunda sesión fue evaluada la prueba de 2 min (una repetición); c) en la tercera sesión se midieron la FTr, JM y LCS, cada prueba fue repetida dos veces y se reportó el mejor rendimiento de cada participante. Todas las mediciones se llevaron a cabo en los respectivos centros de salud u organizaciones deportivas beneficiarias con talleres de AF para mujeres mayores por investigadores entrenados respecto al protocolo de la batería de pruebas SFT.
Análisis estadístico
Para el análisis estadístico se utilizó el software SPSS 23.0 para Windows (SPSS Inc., IL, USA). La estadística utilizada fue de tipo descriptiva. Se obtuvieron las medias aritméticas y desviaciones estándares de cada una de las variables investigadas. Con el objetivo de utilizar estos resultados como valores de referencia para la condición física de mujeres mayores físicamente activas, los datos obtenidos se presentan en tablas de percentiles (p5, p10, p25, p50, p75, p90 y p95) distribuidos en intervalos de cinco años de edad (60-64, 65-69, 70-74, 75-79 y ≥ 80 años).
Resultados
En la Tabla 1 se presentan las características basales de la muestra. Los valores para el peso corporal, estatura bípeda e IMC fueron similares al distribuir a las mujeres mayores evaluadas de acuerdo a rangos de edad.
La Tabla 2 expone la propuesta de percentiles para la condición física determinada a través de la batería de pruebas SFT en mujeres mayores físicamente activas según rangos de edad. Se advierte que en las evaluaciones de fuerza (SL y FC), resistencia aeróbica (2 min) y flexibilidad (FTr y JM), el rendimiento disminuyó a medida que las mujeres avanzaban en edad. Mientras que, en la prueba de agilidad y equilibrio dinámico (LCS) demoraron más tiempo en realizar el recorrido a mayor edad.
Los resultados de condición física obtenidos en nuestro estudio son comparados con los valores propuestos por Rikli & Jones en la Figura 1. Al respecto, se observa que las mujeres mayores chilenas físicamente activas alcanzaron un rendimiento físico-funcional superior en fuerza (SL y FC), resistencia aeróbica (2 min) y flexibilidad del tren inferior (FTr) respecto a los datos normativos de referencia. No obstante, su comportamiento en agilidad y equilibrio dinámico (LCS) y en flexibilidad del tren superior (JM) se encontró por debajo de lo establecido.
Discusión
El principal resultado de nuestro estudio señala que, en general, las mujeres mayores chilenas físicamente activas manifiestan un deterioro de su condición física a medida que avanza la edad. Además, presentan valores de referencia superiores en SL, FC, 2 min y FTr e inferiores, en JM y LCS, respecto a los establecidos para mujeres mayores autónomas, sanas y del mismo rango de edad8,12,28. Otras investigaciones también han reportado diferencias en AM de Brasil22, Portugal24 y España23 con los datos establecidos por Rikli & Jones8,12. Hasta donde hemos indagado, este es el primer estudio que presenta tablas normativas para AM que practican AF de forma regular.
Las diferencias en el rendimiento físico-funcional para las pruebas del SFT reportadas por distintas poblaciones, podrían estar relacionadas con los contextos económicos, culturales y sociales propios de cada nación y que, probablemente, influyan sobre la condición física de sus habitantes29. Además, los datos de referencia existentes del SFT, en su mayoría, no consideran AM clasificados como físicamente activos8,12-14,22,24,30. Estos antecedentes confirman la importancia y necesidad de generar valores de referencia representativos para cada país, y que, además, distingan por nivel de AF.
Por otro lado, el presente estudio obtuvo el p5, p10, p25, p50, p75, p90 y p95 para cada prueba de condición física del SFT similar a lo realizado en investigaciones con AM de Estados Unidos de Norteamérica12, Hong Kong13, Noruega14 y Portugal24. En general, los datos de referencia presentados mediante percentiles permite comparar la condición física de los AM con personas de la misma edad y sexo, lo que ayuda a predecir el riesgo asociado con la pérdida potencial de funcionalidad motriz30. Para la fuerza del tren inferior (SL) y superior (FC), resistencia aeróbica (2 min) y flexibilidad del tren inferior (FTr), el rendimiento de las mujeres chilenas fue superior a las recomendaciones entregadas por Rikli & Jones8,12 para mantener un estado de independencia funcional. Esto se atribuye al nivel de AF de las participantes evaluadas. Sin embargo, para la flexibilidad del tren superior (JM), agilidad y equilibrio dinámico (LCS) más de 50% de la muestra chilena se encuentra por debajo de lo establecido por Rikli & Jones8,12. Estos últimos antecedentes llaman la atención, debido a que los datos internacionales incluyen mujeres con distintos niveles de AF8,12-14,24, mientras que nuestros resultados presentan valores solo de mujeres físicamente activas, por lo cual, se esperaría un rendimiento mayor en nuestras evaluadas. Es probable que el exceso de peso (i.e. IMC 30,2 kg/m2) provoque limitaciones en la agilidad y equilibrio dinámico, mientras que la flexibilidad del tren superior podría estar disminuida por la rigidez de los cartílagos y tejidos que facilitarían la disminución del rango de movimiento articular y redundaría en la disminución de la flexibilidad, hecho reportado en mujeres mayores físicamente activas21. Mediciones antropométricas más precisas en mujeres mayores chilenas sería conveniente realizar para poder afirmarlo.
Las mujeres que participaron en el estudio mostraron pérdidas de su capacidad física a medida que avanzaban en edad. Sin embargo, este descenso de la condición físico-funcional fue menor que el informado para mujeres mayores de otros países12,13,22,24. Esto es atribuido, principalmente, a la práctica regular de AF, situación coincidente con lo informado en AM físicamente activos de Portugal31, quienes conseguían mayor rendimiento en las pruebas del SFT respecto a los AM sedentarios. Además, se ha señalado que los AM que participan de un programa de AF alcanzan resultados significativamente mejores en todas las pruebas relacionadas con funcionalidad motriz20.
Otro elemento interesante de nuestro estudio consistió en la tasa de declinación funcional en mujeres entre los 65-69 y 80-84 años. Para la prueba SL, se reporta en Estados Unidos de Norteamérica 16,3%12, en Brasil 17,1%22 y en Portugal 35,5%24, mientras que en nuestros resultados, alcanzaron 7,9%. Comportamiento similar se manifiesta en la FC con una declinación de 14,5%, 17,8% y 29,9% en Estados Unidos de Norteamérica, Brasil y Portugal, respectivamente12,22,24. En nuestros resultados, el cambio es solo de 9,6%. La agilidad y equilibrio dinámico (LCS) presentó, en las mujeres chilenas, una descenso de 17,3%, por su parte Estados Unidos de Norteamérica reporta 22,2%12, Brasil 26,2%22 y Portugal 46,6%24. En cuanto a la prueba de 2 min, la tasa de declinación en nuestras evaluadas fue de 14,7%, mientras que en Brasil22, Portugal24 y Estados Unidos de Norteamérica12 supera el 19%. Respecto a la flexibilidad, las mujeres chilenas presentaron un descenso de 54,8% para JM, valores disímiles se exhibieron en Estados Unidos de Norteamérica con 20%12 y España con 83%23. Para la prueba de FTr, las chilenas alcanzaron 73,7%, valor más bajo que el reportado en Brasil y Estados Unidos de Norteamérica (>150%)8,22. Las diferencias observadas en las tasas de declinación entre los diversos países fortalecen la idea de generar tablas normativas contextualizadas y que consideren las características de sus habitantes, como fue el caso de esta investigación.
Como limitación se podría señalar las características de los AM evaluados, lo que reduce el uso de los valores de referencia con otros grupos de la población. No obstante, nuestros resultados se constituyen en un aporte a los programas de AF enfocados a los AM chilenos.
En conclusión, las mujeres mayores físicamente activas manifiestan un deterioro de la condición física a medida que avanza la edad. Además, presentan valores de referencia superiores en SL, FC, 2 min y FTr e inferiores, en JM y LCS respecto a los reportados internacionalmente para las pruebas del SFT. Por lo tanto, proponemos el uso de los puntos de corte obtenidos en este estudio como valor de referencia para mantener un estado de independencia funcional en mujeres chilenas de acuerdo a su edad y nivel de AF. Asimismo, sería importante considerar la evaluación periódica de la condición física en los AM, no solo para otorgar mayor precisión a las intervenciones de AF, sino que también, como una sencilla herramienta de diagnóstico, evaluación y seguimiento de la salud en la vejez.