Introducción
La lucha contra el cambio climático es una de las grandes prioridades mundiales de la OMS para 2019-20231, debido a la contaminación ambiental excesiva de la Tierra, lo cual ha provocado desastres ambientales por el uso de los recursos de forma desmedida, la eliminación de desechos sólidos, las energías contaminantes, utilización de productos químicos tóxicos2, entre otros. Lo expuesto también se visualiza en el plano nacional, gatillando una crisis ambiental3), (4. Ello tiene implicancias culturales, sociales5 e históricas en los pueblos originarios, y perturba sus formas de vida, donde el pueblo mapuche no es la excepción, puesto que se realizan actividades económicas incompatibles con su cultura y supervivencia, en gran parte por el daño que causan al medio ambiente6.
Lo señalado está estrechamente vinculado con la ausencia de ética en las políticas públicas promovidas y amparadas por el Estado chileno, específicamente en la Ley 21.1627, la cual se vincula con el modelo extractivista que vulnera los territorios mapuche explotando sus recursos naturales, al tiempo que contamina y, en consecuencia, afecta, de manera indiscriminada, todas las formas de vida que habitan en los distintos espacios8),(9),(10. Lo anterior se sustenta en la mercantilización sistemática, de tal forma que los recursos naturales considerados de valor son explotados y aprovechados para incrementar de forma progresiva el modelo económico neoliberal11),(12.
Además, se debe a la falta de conocimiento e invisibilización de la cosmovisión mapuche, la que alude a una forma de comprender el mundo que se ha generado a través del tiempo, donde el pueblo mapuche ha ido construyendo un conocimiento propio en cuanto a la forma de ver y comprender su entorno, traduciéndose en cada aspecto de la vida diaria, por sobre todo en los aspectos ceremoniales y espirituales13. La invisibilización y el desconocimiento de la cosmovisión mapuche se refleja en que el conocimiento mapuche está distanciado del contexto social, cultural e histórico de los estudiantes y, por tanto, sigue siendo en gran parte desconocido en las escuelas14),(15 y completamente desconocido en liceos y en la formación inicial (pregrado) en ciencias de la salud.
Lo expuesto tiene implicancias negativas en el medio ambiente y en la salud de los miembros de las comunidades mapuche16,5, dado sus efectos perjudiciales para el desarrollo de las tradiciones, prácticas sociales, culturales y la subsistencia del pueblo mapuche, que están en directa relación con los fundamentos éticos, como el: “az-mapu”, “küme mogen” y el “ixofil mogen”, que sustentan la relación mapuche-naturaleza, mediante el respeto y reciprocidad, contribuyendo al equilibrio espiritual y material, lo cual permite favorecer el bienestar del mapuche con todos los elementos y seres que componen la naturaleza17,18.
En razón de los antecedentes y la problemática expuesta, este trabajo busca reflexionar en torno a la relevancia de los fundamentos éticos que sustentan la relación mapuche-naturaleza como aportes para la salud intercultural.
Fundamentos éticos que sustentan a la relación mapuche-naturaleza.
Los mapuche brotaron de la tierra como resultado de una fusión entre la energía y la materia. De este modo, se originaron y brotaron diversas y variadas formas de vida con las cuales los mapuche coexisten y en conjunto conforman la madre naturaleza (ñuke mapu), y con ellas comparten un tronco en común, dado que llevan el mismo newen (energía), el cual los identifica como hermanos e hijos de la tierra8.
La naturaleza es el centro y la esencia para los mapuche, de la cual no se pueden aislar, dado que nacen de ella, viven, transitan, se desarrollan y posteriormente mueren, y vuelven a ella19. En este sentido, el mapuche mantiene empatía, amor, cuidado y respeto con la naturaleza20, pues comparte y pertenece a la tierra, constituyéndose así la existencia del mapuche21. En este contexto, los fundamentos éticos “az-mapu”, “küme mogen” y el “ixofil mogen” cobran un rol fundamental.
Al respecto, el “az-mapu” es el código de ética y comportamiento del mapuche inserto en la naturaleza y comprende las relaciones del bien y del mal. Conforma una variedad de normas, procedimientos y protocolos22 que regulan el comportamiento que debe tener el mapuche hacia todos los elementos, componentes, diversidad de vida y seres espirituales que forman parte de la naturaleza, así como también norma el comportamiento entre hombres y mujeres. En correspondencia con lo anterior, el “az-mapu” es un código de ética y comportamiento del ser mapuche en relación con su entorno, con la naturaleza y el medio ambiente23, con el fin de que el mapuche actúe de forma armónica y equilibrada. Lo anterior está estrechamente asociado con el “küme mogen” (buen vivir), el que se constituye en una forma de vida para el mapuche, dado que forma parte de un todo más armónico con la naturaleza y con la alteridad que nos enriquece cotidianamente(24).
La armonía entre mapuche y naturaleza genera un estado de bienestar sobre la base del respeto, lo que promueve el “buen vivir”, concepto que en la salud mapuche se considera un estado de relación horizontal entre hombre y naturaleza25. En esta lógica aparece la “reciprocidad” como principio fundamental, pues hace referencia a un compromiso y responsabilidad sobre la base de una relación constituida en la ayuda mutua, que se da durante todos los días respecto de un dar, compartir y recibir entre el mapuche y la naturaleza18),(26, con todos los seres y elementos que habitan los espacios de la naturaleza. Al respecto, los mapuche conservan una relación con base en la reciprocidad, fundada en el respeto hacia los animales, aves, plantas, insectos, piedras, aguas, bosques, montañas y seres espirituales que son parte de la naturaleza20), (27), (28. Ello se realiza sobre la base de la ética y la moral para establecer el equilibrio espiritual y material entre el mapuche y la naturaleza.
En este contexto, el “küme mogen” vincula la relación del mapuche con el entorno, el cual está constituido por el aire, el suelo, el subsuelo, las montañas, rocas, aguas, plantas, animales, seres humanos y espirituales que componen el “ixofil mogen” (biodiversidad), interrelacionándose desde una perspectiva simétrica, en la que sus respectivas posiciones están directamente relacionadas con el logro del equilibrio para transitar hacia a un estado de “bien estar”29. Esto permite mantener y restablecer permanentemente el equilibro y la armonía en el universo mapuche, para que exista el “küme felen” (el equilibrio integral) con todas las formas de vida que ésta sustenta, y así evitar transgredir las leyes naturales y principios cósmicos8. Para evitar la transgresión, el mapuche debe realizar un “llellipun”, el cual consiste en una ceremonia mapuche de petición y agradecimiento a los “ngenh” (seres espirituales)30), (31. Esto implica una conexión espiritual entre el mapuche y el “ngenh”, para solicitar permiso, pedir y agradecer a este espíritu por lo que brindará la naturaleza.
Cuando se transgrede los espacios de la naturaleza, mediante la contaminación, la extracción excesiva y, en consecuencia, no se respetan a los “ngenh” -espíritus, dueños y protectores de las formas de vida y elementos de los espacios de la naturaleza32-, se manifiesta el “kutran” (enfermedad), que se comprende como la ruptura del equilibrio y armonía33 del mapuche, debido a su incorrecto comportamiento con la naturaleza. Por lo tanto, sufre las consecuencias del desequilibrio: enfermedad física y espiritual34 y psicológica. En tal sentido, la medicina mapuche se orienta a restablecer el “newen” (energía), la armonía y equilibrio del individuo consigo mismo, con los demás, con la comunidad y los seres espirituales33 que habitan la naturaleza. Para ello se debe mantener una actitud de respeto, amor, empatía, cuidado, y solidaridad hacia la naturaleza; del mismo modo, entre las personas mapuche y no mapuche, lo cual resulta relevante para avanzar hacia una salud intercultural desde el diálogo.
Salud intercultural y diálogo
La salud intercultural alude a la práctica y al proceso relacional que se establece entre el personal de salud y los enfermos, situación en que ambos pertenecen a culturas distintas. Para ello se requiere de un recíproco entendimiento, con el fin de que los resultados de la interacción entre culturas sean satisfactorios para ambas partes35. El proceso de relación entre culturas pretende un mutuo entendimiento y comprensión, basado en el respeto de los conocimientos, saberes, experiencias, tradiciones, valores y creencias de los sujetos sociales involucrados, desde un punto de vista recíproco y simétrico. Desde este perspectiva, la salud intercultural busca la comprensión y el reconocimiento de los sistemas de salud occidental y aborigen, sobre la base del respeto mutuo y el reconocimiento de los conocimientos, prácticas de cuidado de salud de la población aborigen, de manera de tender un puente entre la medicina occidental y la aborigen, considerando a ambos sistemas como complementarios36 y fundados en el diálogo entre miembros de cada sistema de salud, para solucionar diferencias37 y avanzar hacia una salud intercultural.
En este escenario, el diálogo aparece como un mecanismo que permite el reconocimiento y la comprensión del otro. El diálogo, desde una perspectiva intercultural, permite colocarse en el lugar del otro, de manera de descubrir nuevas formas de sentir y percibir el mundo38. En este ámbito, contribuiría a que se dieran los espacios para una continua negociación y acuerdos en niveles técnicos, teóricos, prácticos, epistemológicos e ideológicos, que definan las concepciones de salud y enfermedad39 desde una perspectiva intercultural, sobre la base del diálogo, respeto, colaboración y comunicación sistemática para llegar a consensos, con el fin de contribuir a la mejora del servicio de salud para toda la población40, de manera de constituirse en un proyecto de salud que satisfaga las necesidades de los miembros de diferentes culturas.
Conclusiones
Los fundamentos éticos como el “az-mapu,” “küme mogen” y el “ixofil mogen” son la esencia del comportamiento y forma de vivir del mapuche con todos los elementos que forman parte de la naturaleza, así como también con las demás personas y consigo mismo, sobre la base del respeto, cuidado, empatía, amor, reciprocidad y solidaridad para estar en armonía y equilibro físico y espiritual.
Desde esta perspectiva, resulta fundamental tomar en cuenta estos fundamentos éticos culturales mapuche sobre la base del diálogo entre la medicina mapuche y occidental, y llegar a consensos para mejorar el servicio de salud desde un enfoque complementario, integral e inclusivo.
Finalmente, se deben generar políticas públicas que den lugar a programas de estudio en ciencias de la salud, de una manera profesionalizante e integral, para profesionales que se desempeñen en contextos interculturales. Esto favorecería entregar una salud humanizadora, diversa y de calidad, con base en una responsabilidad social y ética hacia sujetos de diferentes culturas.