Envejecimiento
El envejecimiento saludable y la longevidad en los seres humanos se derivan de una serie de factores genéticos, ambientales y sociales favorables.1
Aumentos sustanciales en el número de personas mayores constituyen un reto para la sociedad y la medicina, ya que el enfoque actual y futuro es tratar de alcanzar un “envejecimiento saludable o exitoso”. Este enfoque es multidimensional, abarca la prevención de la enfermedad y la discapacidad, el mantenimiento de la alta función física y cognitiva, y el compromiso sostenido de las actividades sociales y productivas2.
En Chile, el envejecimiento poblacional es un tema de mucha importancia dado el rápido aumento en la expectativa de vida, ya en el año 2017 habían 2.850.171 adultos mayores (INE)3, siendo éstas el 16.7% de nuestra población total.
Incontinencia
La Incontinencia Urinaria (IU) es un síntoma que se define como cualquier pérdida de orina involuntaria y se clasifica principalmente según el momento en el cual se pierde la orina, siendo los más frecuentes la IU por esfuerzo, de estrés y mixta4.
Un riesgo elevado para cualquier tipo de IU es un alto índice de masa corporal (IMC), los embarazos, partos con hijos sobre 4.000 gramos, edad, historia de histerectomía, infecciones urinarias y traumas perineales5. Éstos se presentan con una frecuencia mucho mayor en las mujeres dado los factores de riesgo a los que están expuestas durante toda su vida, pero igualmente encontramos una prevalencia relativamente alta en los hombres.
En Australia, usando la Base de Datos Estatal Electoral de Australia del Sur, un estudio longitudinal a dos años a 2.087 mujeres adultas mayores arrojó una prevalencia de 36,6 a 41,6% y tendencia creciente con los años6 y el hecho de ser un estudio de cohorte prospectivo es un buen parámetro para evaluar que la prevalencia es certera y coherente, así como y también nos ayuda a evaluar la incidencia de la IU.
En Turquía, un estudio con mujeres sobre 65 años, asistentes a centros de salud de una ciudad del Este, reportó mediante entrevistas personales, una prevalencia de 51,6 % de IU, obteniendo un análisis interesante al encontrar dificultades en la vida diaria, destacando caídas al levantarse para ir a los servicios higiénicos en un 13,7% y restricción de la ingesta de líquidos en un 46%, con el consiguiente riesgo para este grupo7.
En Chile, los primeros datos descritos a nivel poblacional corresponden al estudio SABE “Encuesta sobre salud, bienestar y envejecimiento en Santiago de Chile” en donde se describe una prevalencia del 30% de IU en mujeres, efectuado en una muestra representativa de AM del Gran Santiago8.
Posteriormente, según la segunda encuesta sobre calidad de vida y la vejez 2010 “Chile y sus mayores” efectuada por la Universidad Católica por encargo del Servicio Nacional del adulto mayor (SENAMA), la prevalencia de IU fue de un 12,2%; esta encuesta fue realizada entre personas de 60 años y más, residentes en viviendas particulares que viven en ciudades de más de 30.000 habitantes, por lo que representaba el 75% de la población adulto mayor y con un tamaño muestral de 1.613 personas9.
Porcentajes similares de prevalencia a los nacionales encontramos en Inglaterra, la prevalencia de la incontinencia referida en servicios de salud y servicios sociales, en Londres, es de 2,5% en mujeres y 1,3% en hombres de 65 y más años; sin embargo al realizar la misma encuesta de manera anónima y sin un entrevistador, al cual el 89% de las personas respondió de manera completa y se observó una prevalencia muy distinta a la descrita hacia los profesionales, mostrando en mujeres un 11,6% y 6,9% en hombres10.
Este es un indicador importante de sub-notificación por parte de los usuarios, que puede deberse a la connotación social que la IU tiene, incluso hacia los equipos de salud.
Calidad de Vida
El concepto de envejecimiento saludable destaca la importancia de la resiliencia personal y la regular participación en actividades físicas y sociales. El compromiso con la vida y la sociedad debe ser la norma de envejecimiento de la población11.
Existen variados instrumentos para la evaluación de calidad de vida, validados, como es “The Short Form-36 Health Survey (SF-36)”, que aborda desde la perspectiva de la salud, la autopercepción de la misma, actividades de la vida diaria, trabajo, actividades sociales, síntomas depresivos y calidad de vida entre otros. Este instrumento ha sido utilizado en más de 40 países, y se le han hecho modificaciones para su aplicación en adultos mayores en el caso de EEUU, Reino Unido, Australia y China12–13.
En España, el SF-36 mostró buena discriminación entre grupos de gravedad y correlación moderada con indicadores clínicos, esto es fundamental ya que ha sido validado en el idioma español 14–15 y también en Chile16.
En Chile, el SF-36 está validado con puntajes específicos obtenidos en una amplia muestra de personas mayores con factores sociales y de salud relacionados17.
SF-36 (Encuesta de salud, forma abreviada-36)
Los ítems que evalúan el SF-36 se pueden agrupar en 8 escalas con un total de 36 preguntas y están divididos en: Función física, rol físico, dolor corporal, percepciones de la salud en general, vitalidad, función social, rol emocional y salud mental. Estas 8 escalas se reagrupan en dos grandes componentes, el físico y el mental, siendo el componente físico el que explica más variabilidad 18. Sin embargo, en el estudio de Lera y Cols. el componente que explica la mayor varianza es el componente mental, con una fiabilidad mayor al 70% y con una amplia validez externa e interna17.
Cada ítem se mide por una escala de Likert.
En Chile, además, se realizó la validación de una pregunta única de autopercepción de calidad de vida en adultos mayores, para validarla se utilizaron los resultados obtenidos en ambos componentes del cuestionario SF-36. Los resultados obtenidos en esta investigación fue que la pregunta única es una medida confiable, fácil de interpretar y utiliza poco tiempo de aplicación, por lo que se considera un excelente instrumento para utilizar en estudios poblacionales19. Lo complejo de estas mediciones, paralelamente cuando hablamos de calidad de vida, es que no hay estandarización para ella. En lo referente a IU, para algunas personas una escasa pérdida urinaria puede llevar a grandes incomodidades dependiendo de sus hábitos domésticos y de trabajo, siendo las actividades sociales y sexuales las más afectadas en mujeres20 no así la propia molestia o riesgo biológico que desencadena la incontinencia.
Incontinencia Urinaria y Calidad de Vida
Durante los últimos años se ha observado un aumento generalizado en los estudios de prevalencia de IU, así como sus asociaciones con calidad de vida en diferentes contextos (económicos, sociales, sanitarios, etc.)
Un trabajo en Portugal, asocia IU con calidad de vida evaluado a través del cuestionario SF-36, realizado en 4 grandes hospitales, donde se encuestó a usuarias que tenían IU (N=505) encontrando un impacto negativo en la calidad de vida en 501 de ellas (99,2%). Este impacto se clasificó en leve, moderado, severo y muy severo, en estos dos últimos rangos encontramos al 72.5% de la población de 50 años y más encuestadas en este estudio. Además, en comparación con los participantes más jóvenes, las mujeres de este grupo etáreo presentaron más trastornos del sueño, de la energía y limitaciones de rendimiento (P ≤ 0,04) comparado con las menores de 50 años21.
Si consideramos que las actividades físicas y sociales pasan a tener un rol importante en el adulto mayor dado que la actividad moderada podría tener un efecto protector a nivel cognitivo22, más la estimulación intelectual y la socialización podrían influir positivamente en la cognición, el funcionamiento general y la calidad de vida 23 así como también promoviendo la longevidad e independencia. Existen numerosos estudios sobre disminución de la calidad de vida e IU en los cuales el factor común es el impacto negativo de la incontinencia urinaria sobre las actividades físicas, sociales, confianza y auto-imagen24–28.
La IU podría estar asociada a una disminución objetiva de la calidad de vida de este grupo etáreo; por lo que conocer su prevalencia, distribución sociodemográfica y si existe una asociación entre la percepción de calidad de vida disminuida y esta patología en nuestros adultos mayores, sería fundamental para comenzar a trabajar en las medidas preventivas, de diagnóstico precoz, terapéuticas y planes de acción efectivos, desde la consulta inicial hasta programas ministeriales.
Metodología:
Estudio transversal, analítico, realizado en una muestra de personas de 60 años y más, con representatividad nacional, regional y urbano rural.
Universo: El universo corresponde a la población de 60 años y más que residen en la comunidad, es decir, no institucionalizados en hospitales u hogares de ancianos; en todas las regiones de Chile.
La muestra ENADEAM (2010) se constituyó por 4.766 sujetos de 60 años y más, esta cifra incluye el sobre-muestreo a personas de 80 y más años.
Criterios de exclusión:
Adultos mayores con Demencias, evaluadas según test de Minimental con una puntuación inferior a 13 y test de Pfeffer menor o igual a 5.
Personas mayores que contestan: no sabe, no aplica y no responde en la pregunta de pérdidas urinarias.
La muestra de la base de datos final está constituida por 4.186 sujetos.
El análisis se realizó con el software STATA 15.0
Resultados
Análisis de datos:
La muestra original (ENADEAM), está compuesta por 4766 adultos mayores chilenos, todos residentes en la comunidad, con un 38,8% (n=1851) de hombres y 61,2% (n=2915) de mujeres.
La mayor parte de este grupo está compuesto por personas mayores que viven en zonas urbanas, siendo las mujeres su mayoría nuevamente (64,3% v/s 35,7%). La distribución por género es semejante en la zona rural (54% mujeres). El mismo patrón se repite en cada una de las 15 regiones que componen nuestro país.
El promedio de edad de la muestra fue de 71 ± 7.8 años. (IC 95% 70.8-71.3) A medida que avanzan los años separados por quinquenios, el grupo es cada vez menor, destacándose que el 88,8% de las personas mayores en Chile tiene menos de 80 años.
Respecto a la escolaridad el 11,8% de la población encuestada presenta analfabetismo, siendo mayoría en las zonas rurales (23,2%).
En la Tabla 1 destaca la prevalencia total de la Incontinencia Urinaria reportando un 12% para los AM de este estudio, cifra bastante inferior a las comparadas en otros países en el mismo rango etario. La prevalencia aumenta con la edad, llegando al 13.6% en la población general de más de 80 años.
Presencia de Incontinencia Urinaria | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|
SI | NO | |||||
% 12.1 | n=505 | % 87.9 | n=3681 | |||
Rango de edad | % | n | % | n | n=4186 | Test |
60-69 | 11.03 | (218) | 89 | (1759) | (1977) | |
70-79 | 12.7 | (194) | 87.3 | (1331) | (1525) | p>0.13 |
80 y más | 13.6 | (93) | 86.4 | (591) | (684) | |
Sexo | ||||||
Femenino | 15.2 | (389) | 84.8 | (2173) | (2562) | p<0.0001 |
Masculino | 7.14 | (116) | 92.9 | (1508) | (1624) | |
Nivel educacional | ||||||
≥8 años | 10.8 | (126) | 89.2 | (1037) | (1163) | p>0.102 |
<8 años | 12.7 | (370) | 87.3 | (2546) | (2916) | |
Área de residencia | ||||||
Urbano | 12.5 | (361) | 87.5 | (2531) | (2892) | p>0.214 |
Rural | 11.1 | (144) | 88.9 | (1150) | (1294) |
La IU predomina en el sexo femenino, llegando a un 15% vs 7.14 en los hombres (p<0.0001).
No se observó asociación entre IU nivel educacional o área de residencia.
La Tabla 2 nos muestra la diferencia que existe entre las personas según incontinencia urinaria y calidad de vida por autorreporte.
Autopercepción de | Odds | |||
---|---|---|---|---|
calidad de vida | ratio | P | 95% conf. Interval | |
Incontinencia urinaria | 0,91 | 0,736 | 0,564 −1,497 | |
Buena | Sexo femenino | 1,71 | 0,000 | 1,280 - 2,308 |
Edad | 1,01 | 0,056 | 0,999 - 1,038 | |
Incontinencia urinaria | 1,24 | 0,380 | 0,763 - 2,031 | |
Regular | Sexo femenino | 1,44 | 0,017 | 1,068 - 1,941 |
Edad | 1,00 | 0,634 | 0,985 - 1,024 | |
Incontinencia urinaria | 1,93 | 0,024 | 1,090 - 3,445 | |
Mala | Sexo femenino | 1,58 | 0,022 | 1,066 - 2,341 |
Edad | 1,00 | 0,821 | 0,977 −1,028 | |
Incontinencia urinaria | 2,73 | 0,013 | 1,239 - 6,045 | |
Muy mala | Sexo femenino | 1,89 | 0,058 | 0,977 - 3,691 |
Edad | 1,01 | 0,500 | 0,974 - 1,055 |
Test Chi2, p < 0,0001
El parámetro de mayor riesgo de impacto a la calidad de vida es el componente físico en relación a la IU OR:2.73 IC 95 % 2,03-3,66 p<0.001, secundariamente la IU asociado al componente mental (OR:1,62 IC95% 1,26-2,08), le sigue tener el sexo femenino, en parámetros muy cercanos tanto para el Componente Mental y el Componente Físico y finalmente la edad es un factor de riesgo solamente en el componente físico (Tabla 3).
SF-26 | Odds Ratio | P | 95% conf. Interval | |
---|---|---|---|---|
Incontinencia urinaria | 1.622 | <0.001 | 1,26-2,08 | |
Componente | Sexo femenino | 1.403 | <0.001 | 1,21-1,62 |
Edad | 1.000 | 0.867 | 0,99-1,00 | |
Incontinencia urinaria | 2.727 | <0.001 | 2,03-3,66 | |
Componente | Sexo femenino | 1.505 | <0.001 | 1,30-1,74 |
Edad | 1.042 | <0.001 | 1,03-1,05 |
Se destaca que entre las personas que evalúan su Calidad de vida en “mala o muy mala”, casi el doble de ellos son los AM incontinentes (11% con IU versus 5.9% sin IU, p<0,0001).
Discusión:
Usando los datos de la muestra ENADEAM, de representatividad nacional, urbana y rural, se puede demostrar que cualquier tipo de incontinencia urinaria está asociada a una disminución en la calidad de vida de las personas, tanto en la sensación de autopercepción de la misma, como cuando es cuantificada por un tercero en su totalidad y desglosada en los aspectos físicos como mentales.
En los parámetros sociodemográficos analizados, como era de esperar, el sexo femenino presentó la prevalencia más alta de IU.
La edad, nivel educacional, ni área de residencia fueron factores predisponentes en esta muestra, a diferencia de otros estudios que han mostrado diferencias según años de escolaridad cursados, asociados al tipo de trabajo, así como diferencias raciales29.
En relación con la IU, los resultados están en concordancia con la literatura teniendo una prevalencia de 12.1% en la población encuestada y de 15% si diferenciamos solo en mujeres.10
Para evaluar la calidad de vida desde la autopercepción, se aplicó una pregunta única, validada como instrumento rápido y confiable en la medición de calidad de vida30, obteniendo como resultado que aquellos adultos mayores incontinentes refieren tener mala o muy mala de vida en mayor proporción, en comparación con los que tienen continencia, doblando los valores en porcentajes (11% v/s 5,9%).
Cuando comparamos calidad de vida con IU, se muestra que existe un mayor riesgo de tener una autopercepción de calidad de vida disminuida en los AM del sexo femenino y en aquellas personas incontinentes, tal como lo demostraron los estudios en mujeres orientales31, hispanas32 y europeas.33,34
En el grupo de AM incontinentes, se ven afectados los componentes tanto físico como mental de la calidad de vida, en contraposición con los mayores continentes que en ambos parámetros tienen una puntuación mayor, refiriendo una calidad de vida mejor; este resultado es concordante con un estudio publicado en 2016, en 4 grandes países (Francia, USA, Alemania y Reino Unido), donde se menciona que todos los aspectos relacionados con bienestar, se encuentran disminuidos en pacientes incontinentes, no siendo modificables según parámetros sociodemográficos.35
Es importante destacar que si bien hay tratamientos eficaces en el manejo de la IU en AM existen creencias que van afectado la percepción y la gestión del autocuidado de la IU, sobre todo en mujeres, retrasando la búsqueda de atención y a pesar del creciente cuerpo de evidencia para el manejo efectivo de los síntomas y condiciones subyacentes a la incontinencia, las personas mayores a menudo no son evaluadas ni tratadas para esta condición.
Finalmente es importante conocer el impacto de la IU en los adultos mayores, desde la perspectiva mental y de calidad de vida, para poder desde una visión profesional poder implantar diagnósticos precoces, adecuados y mejoras desde los diferentes niveles de atención en salud, pero con normativas claras y útiles en calidad de vida.
Los profesionales de la salud deben estar alerta de lo mucho que influye la incontinencia urinaria en la calidad de vida de las personas, brindando apoyo emocional y tratamiento concreto con el fin de disminuir el estigma asociado a la pérdida del control urinario.
Limitaciones:
Una limitación es el tipo de estudio, al ser un estudio transversal, no es posible asignar causalidad.
Otra posible limitación puede ser entorno al autoreporte de incontinencia Urinaria, pues al ser aún un tema tabú o causal de vergüenza, muchos de los encuestados, se supone, obvian o falsean su respuesta, sin embargo, los entrevistadores estaban preparados para aplicar el cuestionario profesionalmente, por lo que se espera que las falsas respuestas sean mínimas.