Señor editor:
La bartonelosis (también llamada enfermedad de Carrión o verruga peruana) es una enfermedad reemergente tropical causada por Bartonella bacilliformis1,2. Actualmente, se expande a nuevas áreas y regiones del Perú, debido a la mayor distribución del vector Lutzomia verracarum. Esto sugiere la necesidad urgente de estrategias de control que incluyan, entre otros aspectos, el diagnóstico de laboratorio sensible y pertinente3,4. Sin embargo, las pruebas sensibles para la detección de esta enfermedad (RPC, inmunoblot, etc.) son costosas y complejas de implementar en laboratorios de baja y mediana complejidad; o exigen demasiado tiempo para su ejecución (hemocultivo). Es por ello que la microscopía de sangre coloreada con tinción de Giemsa es una alternativa diagnóstica muy utilizada en países endémicos con escasos recursos5.
El objetivo de esta comunicación es analizar la utilidad del frotis; así como, sugerir algunos criterios técnicos para su rendimiento óptimo.
En la actualidad, se han desarrollado varios métodos diagnóstico de laboratorio para la bartonelosis; sin embargo, no todos están disponibles como kits comerciales o han sido adoptados en el campo clínico de rutina. El frotis, el hemocultivo5 y la reacción de la polimerasa en cadena (RPC)6,7, como prueba directa; e inmunocromatografía, ELISA8, inmunofluorescencia indirecta (IFI)9 e inmunoblot10, como pruebas indirectas.
Podríamos destacar tres ventajas del frotis en comparación con otras metodologías:
Ejecución a corto plazo (minutos), en comparación con pruebas como hemocultivo (hasta 45 días), pruebas inmunológicas como ELISA e inmunoblot (varias horas) y RPC (varios días)5,8,10.
Proceso simple y de bajo costo, solo requiere un frotis de sangre periférica, tinción de Giemsa y observación microscópica. Esto es favorable para países en vías de desarrollo.
La observación específica directa de bacterias intracelulares por parte de un microscopista experto. Sin embargo, existe la posibilidad de resultados falsos positivos debido a la confusión de B. bacilliformis con elementos externos o intracelulares no biológicos (punteado basófilo, partículas de polvo, etc.)
Sin embargo, las principales desventajas del frotis de sangre son:
Muy baja sensibilidad de diagnóstico. Durante la fase aguda de la enfermedad, el estudio microscópico de frotis de sangre periférica tiene una sensibilidad de 25% en comparación con el hemocultivo6; esto implica que es difícil usarlo como una prueba de detección.
Prueba dependiente del manipulador. El diagnóstico mediante microscopía de frotis de sangre periférica requiere un microbiólogo experimentado en la técnica y en el reconocimiento de la bacteria. Esto puede llevar a falsos positivos y negativos.
Procesamiento individual de la muestra. No es posible realizar el análisis simultáneo y múltiple de las muestras, como sería posible en las pruebas inmunológicas (ELISA).
Por otro lado, es posible optimizar el rendimiento del frotis y compensar la desventaja de la dependencia del manipulador. Al respecto, de acuerdo con las guías previas5 y principalmente sobre la experencia propia de los autores, se recomiendan estos cinco criterios que debe cumplir la microscopía para considerarla positiva para la infección por B. bacilliformis (Figura 1).
Ubicación intracelular de la bacteria en los glóbulos rojos.
Reacción eosinofílica (color rojizo o violeta) de las bacterias a la tinción de Giemsa. Las formas de color oscuro (negro o azul) descartan la posibilidad de B. bacilliformis.
Regularidad de tamaño y forma. Las bacterias multiplicadas por fisión binaria generan células descendientes de forma igual o muy similar al “progenitor” (regularidad de tamaño y forma). Estas formas pueden ser cocoide, cocobacilar y bacilar.
Disposición bacteriana aislada en pares, nunca formando cadenas o diplococos.
No más de doce bacterias por glóbulo rojo, incluso en las infecciones más agudas y graves. Una mayor cantidad de bacterias lisaría el glóbulo rojo.
El diagnóstico temprano y sensible de laboratorio de la enfermedad de Carrión sigue siendo un desafío actual. Se requieren estudios de alta calidad y organizados en áreas endémicas para el desarrollo de nuevas técnicas de diagnóstico.
En conclusión, el frotis de sangre de microscopía coloreado con Giemsa es simple, rápido y de bajo costo; sin embargo, tiene una sensibilidad muy baja, depende del manipulador y no permite el análisis simultáneo y múltiple de las muestras. La aplicación de algunos criterios técnicos en el momento de la lectura microscópica podría optimizar el rendimiento de la prueba.