La autolesión deliberada (AD) ha sido definida como cualquier tipo de autoagresión intencional o comportamiento lesivo, causado a conciencia por un individuo, independientemente de la intención suicida. Tal conducta, en adolescentes, es un grave problema de salud pública1. Las personas que se realizan la AD describen una sensación de tensión o ansiedad antes del acto y una sensación de alivio o reducción de la ansiedad después de la AD. Se especifica que en esa autoagresión no hay intención de quitarse la vida2.
Varios metaanálisis han sintetizado información sobre la magnitud de ese fenómeno en adolescentes. El primero de ellos resumió la información reportada en 20 estudios, en los que se encontró que las estimaciones por vida de AD en personas de 12 a 20 años, oscilaban entre 5,5% y 30,7%3. El segundo metaanálisis recogió información de 172 estudios de 41 países en adolescentes de 12 a 18 años, en el que se estimó una prevalencia de vida de 16,7%4. Estudios que han evaluado ese fenómeno, reportan que entre 5,0% y 37,2% de los adolescentes informan haber tenido episodios de AD durante los últimos doce meses3,5–9. Uno de los problemas que tiene el estudio de tal fenómeno es la variabilidad de la definición que se toma en cada estudio; por ejemplo, cuando se toma de bases hospitalarias, se crea una subestimación, pues a nivel clínico solamente se reportan los casos con mayor gravedad1; y cuando se toman por autorreporte, el concepto de AD, en algunos casos, no es claro para los adolescentes1. El desarrollo de instrumentos que permitan evaluar ese fenómeno todavía se encuentra en discusión10.
Desde los años 60, el número de adolescentes que se autolesionan ha aumentado; generalmente, están relacionados con el padecimiento de cuadros psiquiátricos bien definidos, como, por ejemplo, síndromes depresivos11, trastornos de la conducta alimentaria11, consumo de sustancias psicoacti- vas5,9,11 o algunas características de la familia, el colegio y el grupo social, las cuales tienen una fuerte influencia en el acto de autolesionarse12. En Colombia, la prevalencia del consumo de sustancias psicoactivas es alta13. Es común que los adolescentes que consumen sustancias psicoactivas estén expuestos a circunstancias angustiosas, como vivienda inestable, bajos niveles socioeconómicos, problemas legales y lesiones físicas o enfermedad14. La combinación de tales factores puede aumentar el riesgo de trastornos como las AD15.
De acuerdo con lo descrito antes, el objetivo del presente reporte es examinar la asociación entre la AD y el consumo de diferentes sustancias psicoactivas, entre adolescentes escolarizados durante el año 2016.
Metodología
Tipo de estudio
Estudio descriptivo transversal. Este es un análisis secundario de la información obtenida en el Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Población Escolar Colombiana 2016 (ENCSPEC), el cual fue realizado por el Observatorio de Drogas de Colombia (ODC), el Ministerio de Justicia y del Derecho, el Ministerio de Educación Nacional y el Ministerio de Salud y Protección Social, con el apoyo de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD), de la Organización de los Estados Americanos (OEA)13.
Población y muestra
El universo estuvo compuesto por adolescentes (3.243.377) matriculados, de los grados séptimo a undécimo (12 a 18 años), de las instituciones educativas privadas y públicas de todas las unidades administrativas regionales de Colombia (departamentos), de todos los calendarios vigentes en el país y de jornada diurna en zonas urbanas y rurales del territorio nacional. Se realizó una proyección de un tamaño de la muestra de aproximadamente 96.000 escolares; de ella se logró recolectar un total de 82.761 encuestas. Luego de aplicar los respectivos procesos de validación, el número de encuestas se ajustó a 80.018, sobre las cuales se realizó el análisis. El tamaño de la muestra es preciso para estimar el fenómeno en las ciudades capitales (excepto Orinoquía y Ama- zonía). Se trata de un muestreo probabilístico, por conglomerados, estratificado multietápico13. Más detalles sobre el tipo de muestreo se reportan en el informe general13.
Procedimientos
Para la recolección de la información, el Gobierno nacional adoptó la metodología del Sistema Interamericano de Datos Uniformes de Consumo (SIDUC) de CICAD/OEA. El equipo conformado para la recolección de la información estuvo compuesto por un (1) director de campo, cinco (5) coordinadores regionales, veinticinco (25) supervisores y ciento veintidós (122) facilitadores, todos ellos con experiencia en aplicación de encuestas entre menores de edad.
Variables sociodemográficas
Se consideraron como variables sociodemo- gráficas: 1. Sexo (masculino y femenino); 2. Edad.
Autolesión deliberada
Para la evaluación de la AD se tomó: Durante los últimos 12 meses, ¿con qué frecuencia se ha causado heridas o lesiones intencionales a ti mismo?; las opciones de respuesta eran: 1) Nunca; 2) Una vez; 3) Dos veces; 4) Tres veces o más.
Consumo de sustancias
Debido a que la AD se evaluó en una ventana de los últimos doce meses, se decidió que el consumo de las sustancias se tomaría en la misma ventana de tiempo, por ende, se consideró consumidor a aquel adolescente que acusara haber consumido alguna sustancia al menos una vez durante los últimos 12 meses. Se tomaron para el análisis las siguientes sustancias: cigarrillo, marihuana, alcohol, tranquilizantes, estimulantes, cocaína, basuco, éxtasis, inhalables, popper, dick y LSD; por cada una de esas sustancias se realizó una pregunta independiente.
Análisis estadístico
En primer lugar, se realizó un análisis exploratorio. Se hizo una descripción de la población por edad y sexo; posteriormente, se describió la frecuencia de la AD por edad, sexo y el consumo de cada una de las sustancias psicoactivas de interés. La descripción se llevó a cabo por medio de frecuencias absolutas y frecuencias porcentuales. Para estimar la asociación entre la autolesión con el consumo de sustancias, se usaron modelos lineales generalizados. Inicialmente, basados en la naturaleza de la variable autolesión, se intentó usar un modelo de regresión ordinal, pero al evaluar los supuestos ellos no se cumplían16, por consiguiente, se decidió dicotomizar las variable dependiente en: sí (se consideraron a aquellos que acusaron haber tenido al menos un episodio AD) y no (a quienes acusaron que no habían tenido episodios de AD). Después de dicotomizar, se aplicaron unas regresiones logística binarias, ajustadas por sexo y edad, pues se consideró desde un terreno teórico que estas dos características podrían generar confusión, puesto que se ha descrito que ellas explican gran parte de la variabilidad del consumo de sustancias17,18. Los análisis estadísticos fueron realizados con el programa Stata, versión 16; todos los análisis fueron ajustados por el factor de expansión propio del tipo de muestreo.
Declaración de sesgos
Selección: La probabilidad de selección de todos los individuos era conocida, y todos los análisis fueron ajustados por el factor de expansión. El porcentaje de respuesta para la AD fue de 93,90% (75.140 respondientes): para el sexo fue de 93,02% (74.334 respondientes) y la edad fue de 93,93% (75.166 respondientes).
Clasificación: Se debe tener en cuenta que existe un posible sesgo de clasificación en las variables de AD, pues se hizo por autorreporte y a partir de una sola pregunta19. Los valores perdidos en las variables (sexo, edad, consumo de cada unas de las sustancias y AD) fueron tomados como la categoría no responde; esos datos no fueron imputados debido a que se ha descrito que los procedimientos de imputación simple o múltiple no resultan adecuados en diseños complejos, en los que existen al menos dos etapas de selección y conglomeración, y donde las probabilidades de selección son desiguales. Los datos perdidos traen consigo el sesgo del análisis multivariable20.
Consideraciones éticas
El estudio se desarrolló de acuerdo con las normas establecidas en la Resolución # 8430 de 1993, emanada del Ministerio de Salud de Colombia. El estudio primario tuvo un Comité de Ética, el cual aprobó todos los procedimientos de recolección de datos. El presente análisis secundario se ciñó a la declaración GATHER.
Resultados
La muestra estuvo constituida por 80.018 adolescentes entre 12 y 18 años de edad, con una edad promedio general de 14,81 años (IC 95% 14,7914,82); el porcentaje de hombres fue de 46,91%, las características se muestran en la Tabla 1.
Edad | Masculino n (%*) | Femenino n (%*) | No responde n (%*) | Total n (%*) |
---|---|---|---|---|
12 | 2.185 (7,33%) | 2.769 (7,88%) | 54 (5,56%) | 5.008 (7,60%) |
13 | 4.650 (15,42%) | 5.748 (17,65%) | 121 (19,03%) | 10.519 (16,62%) |
14 | 6.164 (19,54%) | 6.793 (19,57%) | 174 (22,44%) | 13.131 (19,59%) |
15 | 6.761 (20,01%) | 7.618 (20,26%) | 170 (18,86%) | 14.549 (20,13%) |
16 | 8.413 (20,12%) | 9.929 (19,46%) | 170 (17,69%) | 18.512 (19,75%) |
17 | 6.276 (12,55%) | 6.845 (11,49%) | 151 (12,21%) | 13.272 (12,00%) |
18 | 2.581 (5,03%) | 2.414 (3,70%) | 32 (4,21%) | 5.027 (4,33%) |
n: Frecuencia absoluta, %
*frecuencia porcentual ajustada. No es correcto calcular los con base en los “n” presentados en esta tabla, debido a que los datos son ajustados por el factor de expansión.
La prevalencia de al menos un episodio AD en los últimos 12 meses fue de 14,14%, las frecuencias de las AD por consumo de sustancia psicoactivas se muestran en la Tabla 2.
Nunca n (%*) | Una vez n (%*) | Dos veces n (%*) | Tres veces n (%*) | ||
---|---|---|---|---|---|
Sexo | Femenino | 32.780 (82,0%) | 3.249 (8,1%) | 1.213 (3,1%) | 2.703 (6,8%) |
Masculino | 30.893 (90,1%) | 1.951 (5,5%) | 550 (1,7%) | 1.027 (2,7%) | |
Edad | 12 | 4.113 (88,4%) | 325 (6,4%) | 86 (1,6%) | 188 (3,6%) |
13 | 8.284 (85,1%) | 745 (7,1%) | 225 (2,3%) | 550 (5,5%) | |
14 | 10.213 (83,9%) | 954 (7,8%) | 347 (3,0%) | 703 (5,3%) | |
15 | 11.494 (85,3%) | 983 (6,8%) | 370 (2,8%) | 784 (5,1%) | |
16 | 15.114(85,8%) | 1.204 (7,1%) | 403 (2,3%) | 865 (4,8%) | |
17 | 10.959 (88,3%) | 783 (6,0%) | 272 (1,9%) | 516 (3,8%) | |
18 | 4.160 (88,9%) | 257 (5,3%) | 87 (2,1%) | 156 (3,7%) | |
Cigarrillo | Sí | 8.188 (74,1%) | 1.189 (10,7%) | 509 (4,5%) | 1.212 (10,7%) |
No | 56.149 (87,8%) | 4.062 (6,3%) | 1.281 (2,1%) | 2.550 (3,8%) | |
Marihuana | Sí | 4.593 (73,7%) | 664 (10,7%) | 280 (4,8%) | 660 (10,8%) |
No | 59.744 (86,9%) | 4.587 (6,0%) | 1.510 (2,3%) | 3.102 (4,3%) | |
Alcohol | Sí | 38.882 (82,2%) | 3.895 (8,4%) | 1.413 (3,1%) | 2.955 (6,3%) |
No | 25.455 (91,3%) | 1.356 (4,7%) | 377 (1,4%) | 807 (2,6%) | |
Tranquilizantes | Sí | 953 (61,3%) | 179 (12,3%) | 94 (5,9%) | 329 (20,5%) |
No | 63.384 (86,3%) | 5.072 (6,8%) | 1.696 (2,4%) | 3.433 (4,5%) | |
Estimulantes | Sí | 492 (68,3%) | 76 (10,3%) | 42 (6,7%) | 122 (14,7%) |
No | 63.845 (86,0%) | 5.175 (6,9%) | 1.748 (2,4%) | 3.640 (4,7%) | |
Cocaína | Sí | 1.455 (71,3%) | 230 (11,4%) | 99 (4,5%) | 252 (12,8%) |
No | 62.882 (86,2%) | 5.021 (6,8%) | 1.691 (2,4%) | 3.510 (4,6%) | |
Basuco | Sí | 447 (70,3%) | 67 (11,2%) | 29 (4,0%) | 116(14,5%) |
No | 63.890 (86,0%) | 5.184 (6,9%) | 1.761 (2,4%) | 3.646 (4,7%) | |
Éxtasis | Sí | 492 (68,3%) | 76 (10,3%) | 42 (6,7%) | 122 (14,7%) |
No | 63.845 (86,0%) | 5.175 (6,9%) | 1.748 (2,4%) | 3.640 (4,7%) | |
Inhalables | Sí | 944 (61,0%) | 211 (14,2%) | 99 (5,0%) | 288 (19,8%) |
No | 63.393 (86,4%) | 5.040 (6,8%) | 1691 (2,4%) | 3474 (4,5%) | |
Popper | Sí | 2.046 (76,7%) | 266 (10,0%) | 111 (3,9%) | 274 (9,4%) |
No | 62.291 (86,2%) | 4.985 (6,8%) | 1.679 (2,4%) | 3.488 (4,6%) | |
Dick (Cloruro | Sí | 843 (71,7%) | 128 (12,0%) | 55 (5,2%) | 157 (11,1%) |
de metilo) | No | 63.494 (86,1%) | 5.123 (6,8%) | 1.735 (2,4%) | 3.605 (4,7%) |
LSD | Sí | 856 (73,3%) | 104 (10,2%) | 59 (4,9%) | 150 (11,6%) |
No | 63.481 (86,0%) | 5.147 (6,9%) | 1.731 (2,4%) | 3.612 (4,7%) |
n: Frecuencia absoluta, %
*frecuencia porcentual ajustada. No es correcto calcular los con base en los “n” presentados en esta tabla, debido a que los datos son ajustados por el factor de expansión.
Los análisis de regresión logística muestran que el sexo femenino mostró asociación con la AD (OR 2,01 IC 95% 1,87-2,15); todas las sustancias mostraron asociación con la AD, la asociación de mayor magnitud se presentó con el uso de medicamentos tranquilizantes sin prescripción (OR 4,05 IC 95% 3,42-4,81). Las demás asociaciones se muestran en la Figura 1.
Discusión
La prevalencia de AD en los últimos 12 meses, en la muestra, fue de 14,14%. Estos valores son superiores a los de otros estudios. Por ejemplo, un estudio reportado en seis países de Europa mostró una magnitud de 5,6%6; en general, las cifras oscilan entre 5,0% y 37,2%3,5–9.
Nuestros resultados muestran que no hay un patrón relacionado con la edad. Al realizar comparaciones de la prevalencia en años específicos con otros estudios, encontramos que a los 12 años 11,60% reportó ese fenómeno, resultado que es mayor al descrito en población australiana, entre quienes se encontró 6,2% en adolescentes de 10 a 12 años7. Otro estudio realizado en Irlanda del Norte reportó 10% de los adolescentes entre 15 y 16 años5, mientras que en nuestro reporte fue de aproximadamente 15%. La mayoría de los estudios muestra que aparentemente la edad no muestra una relación con las AD5–9. No obstante, en nuestro análisis decidimos realizar el ajuste por esta variable ya que se ha reportado que la edad tiene una fuerte relación con el consumo de drogas17,18.
Con respecto al sexo se encontró que las mujeres tenían asociación con la AD (OR 2,01 IC 95% 1,87-2,15). Este resultado es totalmente concordante con el reportado en un metaanálisis que sintetizó información de 172 estudios de 41 países, en el cual se reportó que las mujeres eran más propensas a tener una AD (RR 1,72 IC 95%: 1,57-1,88)4; otros estudios han mostrado que, independientemente de la edad, las mujeres tienen mayor probabilidad de tener AD6–8,21.
El cigarrillo es una de las sustancias de mayor uso en la población adolescente colombiana13,17. Con respecto al consumo de esta sustancia se encontró que aquellos que declararon haber fumado en los últimos 12 meses mostraban asociación con las AD (OR 2,43 IC 95% 2,68-3,16). Similar resultado reportaron McMahon et al9 en adolescentes europeos, quienes al hacer un análisis estratificado por sexo, informaron que tanto en hombres como en mujeres el tabaquismo generaba mayor chance de tener AD. Otros estudios que han evaluado el cigarrillo han encontrado resultados que van en la misma línea9,22. Con respecto a otra sustancia de venta legal, se encontró que los adolescentes que consumieron alcohol mostraron 2,43 veces la oportunidad de haberse realizado AD, resultado que es similar al reportado en adolescentes estadounidenses y australianos23. En la mayoría de estudios en que se han evaluado esos dos fenómenos, se ha reportado una asociación5,7–9,22.
La marihuana es la sustancia psicoactiva no legal de mayor uso en los adolescentes, y que por sí sola es un problema de salud pública18. En este estudio se muestra que aumenta en 1,64 el chance de autolesión. Este resultado es concordante con lo reportado por una cohorte de 204.780 jóvenes, entre 10 y 24 años, en la que se encontró que aquellos que tenían antecedentes de autolesión presentaban una fuerte asociación con el trastorno por consumo de cannabis (AHR, 1, 66; IC 95%, 1,52-1,82)24, similar resultado se reportó, en adolescentes europeos25; finalmente, este resultado es corroborado por un metaanálisis que condensó la información de 37 estudios, publicados entre 1995 y 2020, el cual mostró que el uso de cannabis aumenta significativamente las AD en población de adolescentes y adultos26.
Con respecto al uso de medicamentos sin prescripción médica, se encontró que aquellos que consumieron estimulantes tenían 3,11 de posibilidad de tener AD (IC 95% 2,41-4,01), y quienes usaban tranquilizantes tenían una posibilidad de 4,05 (IC 95% 3,42-4,81). Este resultado es concordante con lo reportado en jóvenes australianos con historial de uso de anfetaminas (OR 2,47 IC 95% 1,32-4,65)7. En contraste, dos estudios que evaluaron esa relación, el primero en universita- rios27 y el segundo en jóvenes de 14 a 21 años28, no mostraron asociación entre el consumo de metanfetaminas y la AD27,28.
Aunque el presente estudio no evaluó el consumo de drogas inyectables, un estudio desarrollado en Sídney, Australia, mostró que casi una de cada cuatro personas que estaban en un programa de atención a sujetos que se inyectaban drogas habían tenido AD al menos una vez en la vida, mientras que 8,0% lo había hecho en el año anterior, lo que indicaría que el fenómeno de la AD podría ser frecuente en las personas que consumen diferentes tipos de sustancias29. En general, se encontró que todas las sustancias psicoactivas estudiadas muestran asociación con la AD, resultado que es similar al reportado por varios estudios3,5–9. Otros estudios han mostrado que, independientemente de la droga que se use, el adolescente que la haya consumido presenta mayor tendencia a haberse causado una autolesión5,9,30. La complejidad de la interacción del uso de sustancias y la personalidad sugiere la necesidad de una investigación longitudinal que pueda rastrear su desarrollo e interacciones mutuas a lo largo del tiempo. La evidencia que muestra la asociación entre drogas más fuertes (cocaína, LSD, Popper, entre otras) y las AD en población adolescente es muy poca, lo cual ha limitado el desarrollo de la discusión, debido a que son pocos los estudios que han evaluado dicha asociación en la población adolescente.
Entre las limitaciones de la investigación se encuentra la naturaleza del estudio de diseño transversal, el cual no permite la evaluación de ningún mecanismo de causa-efecto. Otra limitación es la posible causalidad reversa, que se puede presentar en el estudio de la asociación entre el consumo de sustancia psicoactivas y las AD. Además, es importante resaltar que debido al diseño del estudio no se puede evaluar causalidad. A pesar de esas limitaciones, los hallazgos de la investigación facilitan datos de referencia y ahondan el conocimiento de los elementos asociados al consumo de sustancias psicoactivas.
Las principales fortalezas de este trabajo son: de acuerdo con nuestros registros, es el primer estudio que busca evaluar la relación entre el consumo de sustancias psicoactivas y las AD en población escolar colombiana; el tamaño de la muestra es suficiente para estimar las asociaciones de ese fenómeno en dicha población.
En conclusión: en este trabajo se evidencia una asociación entre las AD y el consumo de diferentes sustancias psicoactivas. Es necesario realizar análisis e investigaciones adicionales que permitan validar nuestros resultados para generar intervenciones que sean pertinentes.