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Revista médica de Chile

Print version ISSN 0034-9887

Rev. méd. Chile vol.145 no.2 Santiago Feb. 2017

http://dx.doi.org/10.4067/S0034-98872017000200008 

ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN

 

Mujeres chilenas en edad fértil: su estado nutricional y la asociación con actividad física y hábitos alimentarios

Association of physical activity and dietary habits with overweight in fertile Chilean women

 

Ximena Guerra M.1,a, Paula Bedregal2, Gerardo Weisstaub3, Patricia Caro M.1,4,b

1 Escuela de Nutrición y Dietética. Universidad Tecnológica de Chile INACAP. Sede Apoquindo. Santiago. Chile.
2 Departamento de Salud Pública. Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, Chile.
3 Instituto de Nutrición y Tecnología de alimentos, Universidad de Chile. Santiago, Chile.
4 Escuela de Salud Pública, Universidad Mayor, Santiago.
a Nutricionista. Magíster en Nutrición.
b Nutricionista. Magíster en Salud Pública

Correspondencia a:


Background: Women in Chile are mainly responsible in the formation of eating habits in the population, particularly at their homes. Aim: To explore the association of physical activity and alimentary habits with overweight among adult Chilean women in fertile age. Material and Methods: Cross sectional study using the data from de National Health Survey 2009-2010. Socio-demographic variables, dietary issues, multidimensional physical activity, sedentary free time and their link with nutritional status were studied in a sample of 1,195 women aged between 20 and 44 years. Results: Sixty three percent of women were overweight. The factors positively associated overweight were having an age between 31 and 44 years (prevalence ratio (PR) = 1.4), having a lower education level (PR = 1.23), living in rural areas (PR = 2.21) and being exposed to work environment (PR = 1.29). The factors negatively associated with overweight were the consumption of whole grains at least once daily (PR = 0.59), being physically active according to a self-assessment scale (PR = 0.22) and being physically inactive during leisure time (PR = 0.61). Conclusions: The promotion whole grain cereal consumption and physical activity in women is advisable to prevent overweight, mostly in vulnerable groups such as those older than 31 years, with a low educational level and living rural areas.

Key words: Exercise; Feeding Behavior; Overweight; Women´s Health.


 

La obesidad representa 1% a 3% del total de gastos de atención médica en la mayoría de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)1. En Chile se ha relacionado con un aumento en los gastos en salud y de ausentismo laboral, por efecto directo y asociado a las comorbilidades que la acompañan2.

La malnutrición por exceso resulta de la interacción de múltiples factores, entre los que destacan: la mayor disponibilidad, acceso y bajo costo de los alimentos densamente calóricos, y la insuficiente actividad física1-3.

Se ha descrito que las personas que realizan insuficiente actividad física tienen entre 20 y 30% más riesgo de morir por enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) en relación a aquellas que realizan 150 min de actividad física a la semana4. Esta condición es más prevalente en mujeres que en hombres, según lo reportado en diferentes informes mundiales2-5. Se ha descrito que el consumo habitual de verduras, frutas, pescado y cereales integrales, disminuye significativamente el riesgo de obesidad y enfermedades cardiovasculares (ECV)6.

Considerando la creciente inserción de la mujer en el mundo laboral, se ha descrito a la ocupación como un factor protector frente a la malnutrición por exceso en mujeres en edad fértil7, sin embargo, se ha reportado también que mujeres con malnutrición por exceso sometidas a ambientes laborales estresantes aumentan su sobrepeso8, por tanto, la relación entre ocupación y sobrepeso no parece ser tan clara ni directa.

En la mayoría de los países desarrollados, las mujeres pobres con menor educación son las que presentan mayor riesgo de síndrome metabólico y obesidad9; esta última condición afecta tanto la salud de la madre como la del niño9-10, asociándose a un mayor riesgo de enfermedades crónicas no trasmisibles del niño en la vida adulta, incluyendo la obesidad11.

Las mujeres, y en particular aquellas en edad fértil o edad laboral, juegan un rol fundamental en los estilos de vida de la familia12. Existe escasa evidencia nacional de los factores sociodemográficos, hábitos alimentarios y malnutrición por exceso en el grupo de mujeres en edad fértil. El objetivo de la presente investigación es determinar los factores asociados a la malnutrición por exceso en mujeres adultas chilenas en edad fértil en una muestra representativa nacional.

Material y Método

Se realizó un estudio transversal, con datos provenientes de la Encuesta Nacional de Salud de Chile (ENS) 2009-2010. La encuesta se basa en una muestra probabilística compleja calculada a partir del principio de varianza máxima, de representatividad nacional y regional, de adultos de 15 o más años, que excluye a mujeres embarazadas y a participantes con conductas violentas. Para el presente estudio se estructuró una base de datos de 1.195 mujeres adultas, entre 20 y 44 años de edad (edad fértil).

Las variables estudiadas fueron la malnutrición por exceso, edad, nivel educacional, zona de residencia, ocupación, actividad física, consumo de cereales integrales, consumo de frutas y verduras y consumo de pescado.

No fue posible utilizar factores de expansión debido a que no estaban disponibles para la submuestra utilizada en este estudio.

Malnutrición por exceso (ME): Para determinar la malnutrición por exceso se utilizó la clasificación del estado nutricional a partir del índice de masa corporal (IMC) según la referencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se estableció como presencia de malnutrición por exceso aquellas mujeres que presentaban al momento de la evaluación un IMC mayor o igual a 25 kg/mt2 (13). Por el contrario, aquellas con un IMC menor a 25 kg/mt2 se clasificaron con ausencia de malnutrición por exceso, incluyendo aquellas que presentaban un estado nutricional enflaquecido.

La actividad física (AF): Se evaluó mediante el Cuestionario Mundial de Actividad Física GPAQ ajustado6-14. Se consideró como “suficientemente activas”, aquellas mujeres que realizaban al menos 150 min semanales de AF moderada, cumpliendo con bloques de al menos 10 min continuos o 20 min de actividad intensa, tres o más veces/semana. Por otro lado, se utilizó el indicador “actividad física en tiempo libre”, estableciendo como activas aquellas mujeres que realizaban actividad física, o deporte, de al menos 30 min de duración, tres veces por semana6.

Hábitos alimentarios: En relación a los hábitos alimentarios, se consideró como consumo adecuado de cereales integrales aquellas mujeres que consumían una o más porción de este alimento por día; en relación al consumo de frutas y verduras, aquellas mujeres que consumían 5 o más porciones de ambos alimentos por día. Por último, en relación al consumo de pescado, aquellas mujeres que lo consumían 2 o más veces a la semana cumplían con la recomendación.

Variables sociodemográficas: Se estudiaron como variables sociodemográficas la edad, el nivel educacional, la zona de residencia y la ocupación. La edad se categorizó en dos grupos: aquellas mujeres entre 20 y 30 años y aquellas entre 31 y 44 años. En relación al nivel educacional se consideró los años de estudio, categorizándola en tres grupos: nivel educacional bajo (menos de 8 años de estudio), nivel educacional medio (8-12 años de estudio) y nivel educacional alto (más de 12 años de estudio). Para la zona de residencia se utilizó la distribución urbana y rural. Por último, para la categorización de la ocupación se utilizó la Clasificación Internacional Uniforme de Ocupaciones (CIUO-88) de la Organización Mundial el Trabajo, estableciéndose dos categorías: con exposición al ambiente laboral (aquellas mujeres que trabajan por ingreso, buscan trabajo, buscan trabajo por primera vez, estudian) y sin exposición al ambiente laboral (aquellas mujeres que trabajan en labores de su hogar, incapacitadas, jubiladas o rentistas).

Análisis estadístico

Los datos fueron analizados con el software STATA 12.1. En una primera instancia se realizó un análisis descriptivo de los datos calculando medias y desviaciones estándar en las variables cuantitativas y proporciones e intervalos de confianza al 95% en aquellas variables cualitativas. Se utilizó la prueba de X2 para determinar las diferencias estadísticas por grupo. En segundo lugar, se realizó un análisis bivariado, utilizando las razones de prevalencia y su respectivo intervalo de confianza al 95%. Se consideró un nivel de significancia de 0,05.

Aspectos éticos

La ENS 2009-2010 fue aprobada por el Comité de Ética de Investigación de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Los participantes firmaron el consentimiento informado. El presente estudio, por tratarse de un análisis secundario de datos anónimos, no requirió ser sometido a comité de ética.

Resultados

La población en estudio estuvo conformada por 1.195 mujeres en edad fértil. En relación a las variables sociodemográficas, la mayoría de las mujeres estudiadas tenían entre 31 y 44 años de edad (59%), eran residentes en zona urbana (85%), habían cursado 8 años de escolaridad (61,7%) y presentaban exposición a ambiente laboral (57,4%) (Tabla 1).

 

Tabla 1. Descripción de la muestra

 

Se observó que la mayor prevalencia de malnutrición por exceso se presentó en mujeres entre 31 y 44 años (70,8%), en aquellas con menor nivel educacional (77,2%), no expuestas a ambiente laboral (68,6%) y residentes en zona rural (79,2%), siendo estadísticamente significativas las diferencias encontradas. Se observó la misma tendencia en la prevalencia de mujeres activas según el indicador GPAC ajustado y sedentarismo en tiempo libre, siendo mayor en mujeres de menor edad, de nivel educacional alto, con exposición a ambiente laboral y que residían en zonas urbanas. Las diferencias encontradas en el indicador GPAC ajustado fueron estadísticamente significativas en todas las variables estudiadas, por el contrario, para el sedentarismo en tiempo libre solo se encontraron diferencias estadísticamente significativas según nivel educacional y zona de residencia (Tabla 2).

 

Tabla 2. Prevalencia de malnutrición por exceso, activas según gpaq ajustado y
sedentarismo en tiempo libre, por variables sociodemográficas en mujeres en edad fértil

 

En la Tabla 3 se observa que menos de 14% de la muestra consumía alimentos saludables en las porciones recomendadas. El consumo de frutas, verduras y cereales integrales fue significativamente mayor en el grupo con nivel educativo alto. Además, la ingesta de cereales integrales fue mayor en aquellas con exposición a ambiente laboral y residentes en zonas urbanas (p < 0,005). Una de cada ocho mujeres consumía pescado dos o más veces a la semana, sin encontrarse una asociación estadísticamente significativa con las variables sociodemográficas estudiadas.

 

Tabla 3. Prevalencia de consumo de alimentos saludables según variables
sociodemográficas seleccionadas en mujeres en edad fértil

 

Al evaluar los factores asociados a la mayor prevalencia de malnutrición por exceso se encontraron diferencias significativas en mujeres de mayor edad (RP = 1,4 IC 95%: 1,262-1,574), menor escolaridad (RP = 1,23 IC 95%: 1,126-1,359), residentes zona rural (RP = 2,21 IC 95%: 1,571-3,116) y las expuestas a ambiente laboral (RP = 1,29 IC 95%: 1,11-1,49). En cambio, los factores asociados a una menor prevalencia de malnutrición por exceso estadísticamente significativos fueron consumo de cereales integrales al menos 1 vez al día (RP = 0,59 IC 95% 0,45-0,79), considerarse activa según el indicador GPAQ ajustado (RP = 0,22 IC 95%: 0,178-0,279) y sedentarismo en tiempo libre (RP = 0,61 IC 95%: 0,41-0,91) (Tabla 4).

 

Tabla 4. Factores asociados a la malnutrición por exceso en mujeres en edad fértil

 

Discusión

Las mujeres en edad fértil representan casi un cuarto de la población chilena, un quinto de la fuerza de trabajo y son jefas de hogar en un tercio de los hogares18. Su situación de salud se ha ido deteriorando según las últimas encuestas nacionales de salud 2003-20095, lo que implica un contexto epigenéticamente desfavorable para las futuras generaciones. Este estudio muestra una elevada prevalencia de malnutrición por exceso (64,1%), similar a otros estudios nacionales y comparables con otras encuestas nacionales latinoamericanas, cifras reportadas entre 52 y 75%19-24.

En relación a los hábitos alimentarios, el consumo de cereales integrales fue un efecto protector de la prevalencia de malnutrición por exceso, sin embargo, sólo 13,8% de las mujeres encuestadas refieren consumir cereales integrales al menos una vez al día. No podemos establecer comparaciones de esta cifra con estudios nacionales debido a que la única encuesta de consumo de alimentos realizada a nivel nacional sólo evaluó el consumo de cereales para el desayuno, los cuales no necesariamente son integrales27.

Al analizar el consumo de frutas y verduras, la cifra encontrada en este estudio es similar a otros reportes nacionales e internacionales25,28, sin embargo, difiere de lo reportado por la Encuesta Nacional de Consumo de Alimentos ENCA 201029. La ENCA refiere que entre 10 y 27% de la población cumple con la recomendación de consumir pescado 2 vez a la semana, sin embargo, en este estudio observamos una prevalencia de consumo de 12,6%28. Ni el consumo de frutas, verduras y pescado se asociaron a la prevalencia de malnutrición por exceso en este estudio.

La frecuencia de mujeres activas, según el indicador GPAC ajustado, es 24,2%, cifra tres veces menor a lo reportado a nivel mundial4,30-33. Esto podría explicarse por los ajustes realizados mediante el uso de acelerómetros en los datos nacionales, sin embargo, el “Informe de la Situación Mundial de las Enfermedades No Transmisibles” de la OMS reporta datos no ajustados8. A pesar de que el uso del indicador GPAQ ajustado tiende a sobreestimar la actividad física, es el instrumento recomendado actualmente por la Organización Mundial de la Salud para medir actividad física global6, proporcionando información valiosa en relación a la actividad física de intensidad moderada, la cual no es posible obtener con la medición del indicador sedentarismo en tiempo libre32-34.

La Encuesta Nacional de Hábitos de Actividad Física y Deportes año 2012 reporta que la actividad física en tiempo libre ha aumentado en mujeres 5,6% en 6 años (10,3%-15,9%)35, sin embargo, en este estudio se observa una prevalencia de actividad física menor según el mismo indicador (7,4%).

En la literatura científica se observa que tanto la actividad física como el consumo diario de cereales integrales favorecen una disminución en la prevalencia de la malnutrición por exceso6, situación que también observamos en este estudio, en donde las mujeres que realizaban actividad física tienen 4,5 veces menos prevalencia y las que consumen cereales integrales tienen 1,7 veces menos prevalencia de malnutrición por exceso. En cambio, el estar expuesta a ambientes laborales aumenta 1,29 veces la prevalencia de malnutrición por exceso, lo cual es concordante con la literatura6.

Las limitaciones de este estudio son que, al no contar con los factores de expansión de la muestra, no es posible extrapolar estos resultados a la población general, por otro lado, la ENS utiliza el principio de varianza máxima para el cálculo del tamaño muestral, por lo tanto, no es posible saber si el consumo de alimentos está sesgado, considerando las bajas prevalencias de consumo encontradas. Además, sería conveniente que las encuestas nacionales estandarizaran sus mediciones en relación al consumo de alimentos con el objetivo de poder realizar comparaciones entre ellas.

Estos resultados refuerzan la relevancia de fomentar actividad física36 y alimentación saludable en las mujeres en edad fértil, priorizando los grupos más vulnerables, como aquellas con nivel educacional bajo, las que residen en zona rural, las mayores de 31 años y las expuestas a ambientes laborales. Con el objeto de mejorar la adherencia al ejercicio físico, se recomienda planificar actividades vespertinas para mujeres más jóvenes y durante la mañana para las mayores35, estimulando actividades relacionadas con el ritmo, la flexibilidad y la coordinación35-37-38, dichas actividades debieran planificarse en espacios comunitarios, familiares y laborales39.

Es importante considerar que las mujeres en edad fértil son las gestoras de la producción de hábitos de vida saludables en sus hogares.

 

Referencias

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Correspondencia a: Patricia Caro
Escuela de Salud Pública, Universidad Mayor, Santiago, Chile, José Toribio Medina 38, Santiago, Chile.
pattycarom@gmail.com

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