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BY-NC-ND 4.0 license Open Access Published by De Gruyter October 20, 2020

Atrición lingüística, ¿término correcto para este “nuevo” fenómeno lingüístico?

Linguistic attrition, is it the correct term for this “new” linguistic phenomenon?

  • Guadalupe Dorado Escribano ORCID logo EMAIL logo

Resumen

La lingüística abarca una amplia gama de fenómenos que evolucionan a la misma velocidad que las lenguas lo hacen. Algunos fenómenos lingüísticos como la atrición han sido confundidos con otros fenómenos y han recibido nombres distintos en el transcurso de la historia debido al contacto entre varias lenguas. Por ese motivo, un estudio sobre dicho fenómeno se estima oportuno. Esto engloba la elección de la palabra atrición como traducción de attrition, su definición, las circunstancias que deben producirse para que surja, los tipos de atrición que pueden darse y una comparación de la atrición lingüística con otros fenómenos lingüísticos. Esta exploración concluye con el hecho de que la atrición es el término apropiado, ya que delimita este fenómeno lingüístico que, aunque no es un fenómeno nuevo, sí es cada vez más actual debido a las migraciones y a la globalización.

Abstract

Linguistics covers a wide range of phenomena that evolve at the same speed that languages do. Some linguistic phenomena such as the attrition have been confused with other phenomena and have received different names due to the contact with other languages. For this reason, a thorough study about this phenomenon deems suitable. This encompasses: the choice of the word atrición as the translation of attrition, its definition, the circumstances needed for attrition to happen, the different types of attrition and a comparison of attrition with other linguistic phenomena. This exploration concludes with the fact that attrition is the correct term as it perfectly defines this linguistic phenomenon that, not being a new phenomenon, it is increasingly topical due to migration and globalization.

1 Introducción

La lingüística abarca una amplia gama de fenómenos que evolucionan a la misma velocidad que las lenguas lo hacen. Numerosos han sido los estudios realizados en torno a la lingüística por todo el mundo. Las razones por las cuales las lenguas cambian son innumerables y fuente inexorable de ello son los cambios en la sociedad. Con la entrada en el nuevo siglo, las migraciones se hacen cada vez más latentes produciendo un mayor contacto entre lenguas que pareció originar nuevos fenómenos lingüísticos como es el caso de la atrición, ¿pero surgió este fenómeno en este nuevo siglo o ya se producía con anterioridad en otras situaciones de contacto de lenguas?, y ¿en qué consiste exactamente? Estas preguntas serán respondidas con el objetivo de poder dilucidar cuál sería el término correcto en español. Como veremos, desgaste o deterioro han sido algunos vocablos utilizados para describir a este proceso que fue además confundido con otros fenómenos como la muerte de las lenguas o el desplazamiento lingüístico.

2 Contacto entre lenguas

El contacto entre lenguas no es algo novedoso. A través de la historia, este campo ha supuesto un importante foco de estudio (Thomason, 2004; Thomason y Kaufman, 1992; Weinreich, 1963, entre otros), haciéndose más evidente a finales del siglo XX (Clyne, 2003).

Como apuntaba Thomason (2001), no puede darse una fecha concreta en la que se inició el contacto entre lenguas, aunque debería situarse en los inicios de la humanidad o tan pronto como empezó a hablarse más de una lengua. Según dicha autora, las lenguas nunca han estado aisladas, ya que existían contactos entre diversos grupos de personas. Dichos contactos se establecían con fines comerciales, por la caza, la exogamia, la esclavitud, la inmigración, etc., haciendo evidente un contacto entre diversas lenguas.

El contacto entre lenguas se ha estudiado desde perspectivas diferentes como por ejemplo el contacto en áreas urbanas (Silva-Corvalán, 1994), el contacto de lenguas junto con la desaparición de lenguas (Harrison, 2008; Nettle y Romaine, 2000), el contacto de lenguas con una perspectiva sociolingüística (Potowski y Cameron, 2007), etc.

El contacto entre lenguas cooficiales o lenguas propias de un determinado país también supuso un significativo campo de análisis. Pongamos como ejemplo el francés y el holandés en Bélgica (Willemyns, 2002), el alemán y las lenguas romances en Suiza (Rash, 2002) o las lenguas romances y germánicas en Luxemburgo (Fehlen, 2002). Otro ejemplo, y centrándonos en España, sería el castellano junto con el euskera, gallego o catalán (Siguán, 1992).

Las migraciones constituyen también otro factor esencial que influye en el contacto entre lenguas y que proporciona enfoques distintos a la hora de analizar dicho contacto. Corriente (2008) hablaba de la influencia lingüística que dejaron varias poblaciones migrantes en la Edad Media. A modo de ejemplo, nombraremos las interferencias lingüísticas del español debido a la presencia de los árabes en la península ibérica.

Como acabamos de señalar, el castellano ha estado en contacto con otras lenguas, ya sean lenguas cooficiales o lenguas provenientes de flujos migratorios y las consecuencias de estas situaciones de contacto del castellano con otras lenguas han sido objeto de estudio. Un ejemplo sería Bouzouita (2020), quien estudia los cambios que ha sufrido el castellano no solo por las lenguas oficiales con las que ha convivido, sino también por las lenguas con las que ha tenido contacto en el transcurso de la historia.

Siguán (2001) también exponía las consecuencias del contacto del castellano con otras lenguas y señalaba las dos perspectivas desde las que se puede abordar dicho contacto: la influencia sobre el corpus y la influencia sobre el estatus.

Como observamos, ni el contacto entre lenguas ni tampoco las migraciones son algo reciente, aunque sí lo es la perspectiva dada a este contacto. Hasta ahora, la investigación se había estado basando principalmente en el gran impacto que conllevaba la decisión de migrar en los migrantes, ya que se veían desarraigados al tener que dejar sus casas y países y tener que encarar el doloroso proceso de incorporarse a una cultura y sociedad diferentes (Glick, Basch y Szanton, 1995, p. 48).[1] Sin embargo, y antes de centrarnos en la nueva perspectiva, debemos recordar que en muchas de las migraciones se encuentran al menos dos lenguas en contacto por lo que se habla de un bilingüismo presente.

Cuando hablamos de bilingüismo siempre habrá una lengua que estará a expensas de otra y que jugará el papel de dominante. En el caso de la migración, la lengua predominante será la lengua del país en el que el migrante está viviendo y la otra será la lengua materna de dicho hablante. De acuerdo a Hickey (2012), dicho contacto induce a cambio en alguna de esas lenguas y la investigación se orientaba a la segunda lengua que los migrantes estaban adquiriendo.

Bley-Vroman (1989) insistía en el hecho de que los hablantes (refiriéndose a los migrantes) no alcanzaban una condición de nativos en la segunda lengua debido a la presencia diaria de la primera lengua (L1). En la última década del siglo pasado, los investigadores afirmaban que aprender una nueva lengua afectaba a la lengua existente y, por lo tanto, se creaba un nuevo sistema de lengua. La forma en la que los bilingües usan y procesan su L1 no coincide con la de los monolingües (Cook, 1991, 2002; Pavlenko, 2004; Schmid, 2010). De acuerdo con Cook (2002, p. 9), las mentes, lenguas y vidas de los usuarios de una segunda lengua (L2) son distintas de las de los monolingües.

Los bilingües tienen en continuo uso la activación y la inhibición de los dos sistemas, de ahí que Seliger y Vago (1991) afirmaran que los parámetros de inhibición tienen lugar en el bilingüismo al haber dos lenguas que compiten al mismo tiempo. Por lo tanto, la lengua materna de los migrantes empieza a notar cambios y a verse afectada debido a la poca activación de las palabras (Köpke, 2004a; Köpke, Schmid, Keijzer, y Dostert, 2007; Paradis, 1985, 1993, 2004; Schmid y Köpke, 2011; Seliger y Vago, 1991).

En situaciones de migración donde hay un contacto entre distintas lenguas y donde los hablantes son considerados bilingües, la lengua hasta entonces principal de los migrantes no era estudiada, ya que la vía de estudio para los investigadores era el conocimiento que tenían los migrantes de la nueva lengua o el aprendizaje del nuevo idioma al no encontrarse exento de complicaciones, sobre todo teniendo en cuenta la perspectiva de migrantes-bilingües. Sin embargo, debido al mundo globalizado en el que vivimos (Castells, 1996), el contacto entre lenguas se convirtió en algo mucho más preponderante en el siglo xxi que en los siglos pasados. No solo las migraciones sino la globalización fueron en gran parte las causantes de este importante cambio en el panorama lingüístico del contacto entre lenguas (Romaine, 2011). La posibilidad de migrantes que pudieran estar perdiendo su lengua materna (atrición) empieza a analizarse.[2] Esto nos indica el nuevo prisma tomado por los investigadores aunque como hemos explicado, tanto el contacto entre lenguas como la migración data de siglos atrás, por lo que el fenómeno de la atrición también tendría lugar muchos años atrás al ir ligado al contacto de lenguas y a la migración, aunque su estudio es algo más reciente.

Por lo tanto, el estudio de la atrición en la primera lengua se encontró en un primer momento dentro del campo del contacto entre lenguas o de la muerte de las lenguas y, posteriormente, en el campo de la adquisición del lenguaje y el bilingüismo (Schmid y Köpke, 2011, p. 185).

El problema surge cuando al estudiar esta primera lengua, el fenómeno de la atrición empieza a confundirse con otros fenómenos lingüísticos presentes en la literatura hasta entonces.

3 Fenómenos lingüísticos comparados con la atrición o que se han confundido con la atrición

El objetivo de este epígrafe no es explicar determinados fenómenos lingüísticos, puesto que todos han sido estudiados en profundidad por distintos autores. Simplemente, los abordaremos de manera superficial para poder encuadrar el concepto de atrición con mayor precisión, dado que, como Köpke y Sharwood Smith (1983, p. 14) indicaron, la definición de atrición sigue siendo imprecisa y debe explicarse con otros fenómenos lingüísticos. Además, estos fenómenos fueron comparados con la atrición o se confundieron con ella. De ahí que el uso del término atrición no se extendiera en su momento.

Empezaremos siguiendo a Köpke (2004a), ya que ella analizaba las diferencias entre varios fenómenos lingüísticos. Más tarde, añadiremos otra serie de fenómenos que nosotros consideramos necesarios para entender el por qué el término atrición no ha sido utilizado.

Es necesario tener en mente el impacto que produce la L2 en la L1. De ahí que para poder entender mejor la atrición saquemos a colación el término de interferencias. Weinreich (1963, p. 1) entendía este concepto como las alteraciones que se producen en las normas de una lengua como consecuencia de la familiaridad con más de una lengua. Sería el caso de un bilingüe cuyas lenguas están en contacto. Kabatek (1997, p. 224) ampliaba más el concepto señalando las diferencias entre interferencias positivas y negativas. Para él, interferencia positiva era la interferencia que produce alteraciones en la norma. Sin embargo, la interferencia negativa altera “solamente la frecuencia normal de realización de ciertos elementos”.

Siguiendo con la idea de dos lenguas que conviven, Dorian (1982, p. 44) definió desplazamiento lingüístico como el desplazamiento gradual de una lengua por otra en las vidas de los miembros de una comunidad. Años más tarde, Clyne (1986) habló sobre el mismo tema, pero se refirió a él como un término sociolingüístico sugiriendo que podría ser remplazado total o parcialmente. Para él, este término representaba la pérdida de aspectos funcionales, ya que una lengua sustituía a otra. Él mismo, junto con De Bot, reflexionaron sobre este fenómeno en 1994 como podemos ver en A 16-year longitudinal study of language attrition in Dutch immigrants in Australia. Posterior a ese estudio, Köpke (2004a, p. 1332) también definió este concepto como “la reducción en el uso de una lengua, o, lo que es lo mismo, una pérdida funcional”.

La misma autora, Köpke (2004a, p. 1333), afirmaba que la atrición examina las consecuencias del contacto entre lenguas en el individuo, mientras que el desplazamiento lingüístico no se enfoca en un individuo, sino en la comunidad. El desplazamiento lingüístico sería visto como pérdida intergeneracional y la atrición como pérdida intrageneracional, es decir, el desplazamiento lingüístico sería un cambio que se produce a través de generaciones y la atrición sería un cambio que tiene lugar en el transcurso de la vida de un mismo individuo.

Si bien el desplazamiento lingüístico fue tratado como un término sociolingüístico, el siguiente que vamos a tratar, la pérdida de lengua, fue considerada como un término psicolingüístico.

de Bot (2001) sugirió que la pérdida de lengua sería un término genérico en el que otros términos como desplazamiento lingüístico y atrición se encontrarían. De acuerdo con Dorian (1982), no se debería dar por sentado que el contacto entre lenguas conduzca inevitablemente a la pérdida de la lengua.

La pérdida de la lengua puede deberse a razones patológicas, como la afasia (Ferguson, 1991) o a razones no patológicas, como el desplazamiento lingüístico o la atrición (Cherciov, 2011), aunque en este artículo el enfoque estará puesto en las razones no patológicas dado que lo compararemos con el término atrición y las diferencias que se pueden encontrar.

Se han dado muchas definiciones sobre el término pérdida de lengua a través de la historia (Andersen, 1982; Hansen, 2001; Jaspaert y Kroon, 1989; entre otros) aunque nos gustaría enfatizar las proporcionadas por Jaspaert y Kroon (1989) y por Hansen (2001), ya que añaden una diferencia esencial con el término atrición. Para ellos, la pérdida de la lengua incluye el hecho de ser parte de una comunidad, mientras que atrición es considerada como una pérdida individual (de Bot, 1996, 2001; Hansen, 2001). Por lo tanto, ésta sería la primera diferencia entre estos dos conceptos.

Otra diferencia expuesta por Clyne (1986, p. 488) señalaría la pérdida de lengua como una pérdida total del lenguaje, mientras que la atrición sería una pérdida parcial.

Antes de concluir, deberíamos señalar que, según Schmid y Köpke (2011), la atrición no fue siempre llamada así. En un principio fue considerada como pérdida de lengua en individuos bilingües. De ahí que, como hemos señalado anteriormente, el estudio de esta materia se encontrara dentro del campo del contacto entre lenguas o de la muerte de las lenguas, pero no en el campo de la adquisición del lenguaje y el bilingüismo (Schmid y Köpke, 2011, p. 185).

El último fenómeno que debemos mencionar es la desaparición de las lenguas, cuyo profundo análisis ha sido llevado a cabo por diversos autores en los últimos años. Algunos de ellos han sido Moreno Fernández (2009), Nettle y Romaine (2000) o los autores Ahamefula et al. (2015), a quienes seguiremos, ya que en su capítulo Broadcasting in African Languages: the Case of the Igbo Language distinguen cinco tipos dentro del proceso de la desaparición de las lenguas. Ellos, a su vez, se basan en el trabajo de Nwadike (2008).

El primer tipo tendría lugar cuando los niños empiezan a olvidar su propia lengua y prefieren la lengua dominante. En este caso la lengua estaría “potencialmente en peligro”. En el segundo tipo, la lengua estaría “en peligro” cuando los niños dejan de ser niños y se convierten en jóvenes adultos y no hay otros jóvenes cerca con quién poder hablar. En tercer lugar, la lengua estaría “seriamente en peligro” cuando no hay ni niños ni jóvenes adultos y los únicos con los que se puede hablar dicha lengua son adultos de mediana edad. El cuarto supuesto sería cuando los únicos que pueden hablar la lengua son personas mayores, por lo que la lengua estaría “mortalmente en peligro o moribunda”. El último nivel se encontraría cuando los únicos hablantes que podían hablar esa lengua ya no están vivos, por lo que se hablaría de “muerte de una lengua”.

Teniendo en cuenta que la muerte de una lengua es un fenómeno colectivo, no podemos ignorar que el concepto de atrición es, por el contrario, un fenómeno individual (Köpke y Schmid, 2011).

Habiendo examinado los fenómenos lingüísticos relacionados o que se han confundido con la atrición y habiendo subrayado que el fenómeno de la atrición no es algo inherente a este siglo, puesto que el contacto entre lenguas y las migraciones datan de siglos atrás, pasaremos a explicar cuándo se empezó a estudiar este fenómeno y por qué.

4 Comienzos del estudio de la atrición

Como hemos manifestado, el fenómeno de la atrición lingüística puede parecer novedoso, pero Berko-Gleason (1982) ya señalaba que el interés por este fenómeno databa del siglo xvi. Aun así, fue a inicios del siglo xx, cuando Einar Haugen mencionó por primera vez el término attritionHaugen 1938 en su libro Language and Immigration. En su primera página constató: “Es debido a una atrición incesante y lenta que cada extranjero se convierte en americano, idea por idea y palabra por palabra” (p.1, traducción de la autora). No obstante, los años posteriores no estuvieron marcados por estudios empíricos fiables en relación con este tema. No fue hasta los años 80 cuando Richard Lambert empezó a interesarse por la pérdida de destrezas lingüísticas.

Köpke y Schmid (2004b) y Schmid (2016) recapitularon toda la información de la atrición desde sus comienzos. Estas autoras recogen que, en los años 80, la obra The Loss of Language Skills de Lambert y Freed (1982) fue considerada la primera publicación que trataba el término atrición y fue el resultado de una conferencia mantenida en la Universidad de Pensilvania. Aquí ya se recogía la definición de este fenómeno lingüístico (Andersen, 1982).

Como resultado también de otras conferencias surgió Language Attrition in Progress de Weltens (1986), de Bot y Van Els (1986), libro que aborda el mantenimiento y pérdida de lenguas minoritarias. Los autores insistieron en la importancia de ir más allá de los elementos lingüísticos e incluir los aspectos cognitivos y sociales como parte esencial en el proceso de la atrición lingüística. Uno de los capítulos importantes fue el escrito por Jaspaert et al. (1986), Points of Reference in First-language Loss Research, donde reflexionaron sobre la metodología empleada en las investigación de atrición.

Como autores destacados a finales de esta década (1989) nos encontramos a de Bot y Clyne o Jaspaert y Kroon. Los últimos realizaron un estudio cuantitativo de 800 hablantes y reflexionaron sobre el impacto de los factores sociológicos y sociolingüísticos en la atrición.

Köpke y Schmid (2004b) señalaban que la década de los noventa fue considerada como un periodo con numerosos y buenos estudios, aunque aislados, que no se conservaron y conferencias realizadas entre 1988 y 1998 en los Países Bajos. Las mismas autoras recogen que fue en el año 1991 cuando el término attrition aparece por primera vez como título de una publicación: First Language Attrition (Seliger y Vago, 1991). Otros autores de la década de los noventa son Ammerlaan (1996), de Bot y Clyne (1994), Fase, Jaspaert, y Kroon (1992), Grosjean y Py (1991), Köpke (1999), Polinsky (1997) o Waas (1996). A finales de esta década se creía que la atrición era algo raro, ya que se producía en extremas circunstancias de los bilingües con uso reducido de la primera lengua. Para poder llegar a la atrición, el individuo empezaba un proceso de bilingüismo y a medida que iba adquiriendo más competencias en la segunda lengua, su primera lengua iba deteriorándose (Köpke y Schmid, 2004b).

Sin embargo, no fue hasta el nuevo siglo que el campo de la atrición comenzó a fortalecerse de nuevo, multiplicándose los estudios en este campo que incluían nuevos aspectos no tratados previamente (Köpke y Schmid, 2013). En estos nuevos estudios realizados, se empezaron a analizar lenguas que no habían sido objeto de estudio en este campo hasta entonces (Dorado Escribano, 2020). La misma autora menciona el apogeo del español como lengua principal analizada en América del Norte, pero también manifiesta la popularidad reciente de estos estudios en espacios europeos.

Una vez expuestos los comienzos del estudio de este fenómeno lingüístico y con el fin de poder encuadrarlo mejor, describiremos ahora las circunstancias que deben ocurrir para que se manifieste este fenómeno lingüístico individual; la atrición.

5 Circunstancias que deben ocurrir para que se manifieste la atrición

Hemos empezado este artículo diciendo que la atrición surge por el contacto entre lenguas y hemos nombrado también la migración como fenómeno actual que afecta al contacto entre estas. Aunque no se estudiara como tal el proceso de atrición, al leer las siguientes circunstancias, podemos afirmar que la atrición lingüística existe desde que se tiene constancia de las primeras migraciones, ya que, en su mayoría, las migraciones cumplen con todas estas circunstancias que han de producirse para que se manifieste la atrición.

Entre estas circunstancias encontramos las siguientes: (1) la emigración a un país con un entorno lingüístico diferente, (2) una adaptación a este entorno en principalmente todos los aspectos de la vida y (3) una alta reducción de aducto (input) de lengua materna y uso (Schmid y Köpke, 2009, p. 210). Para que la atrición se manifieste, el individuo ha debido emigrar a un país con un entorno lingüístico distinto. Esto eliminaría a todos aquellos migrantes que se trasladaron a vivir a otro país cuya lengua coincide con su L1. Sería el caso de los inmigrantes residentes en España provenientes de países hispanoamericanos con el castellano como lengua principal. La segunda y tercera circunstancia van a priori de la mano del proceso migratorio. Los migrantes tienden a adaptarse, casi sin darse cuenta, a todos los aspectos de la vida y tienen un porcentaje mayor de uso de la lengua del país al tener contacto con nativos.

Mehotcheva (2010) y Köpke et al. (2007) utilizaron la expresión umbral de activación (activation threshold) como modelo que delinea la interacción entre dos lenguas y que se ve determinada por la frecuencia en la que se usa una palabra. Si una palabra se emplea a menudo, es decir, se activa, dicha palabra no necesitará estimulación para ser recuperada por lo que su umbral de activación estará bajo. Paradis (2004, p. 28) señaló que cada vez que una palabra se activa, su umbral de activación baja por lo que no se necesitan muchos impulsos para reactivarlo. Este hecho es muy importante, ya que, como veremos más adelante, fue la clave en la definición de atrición de algunos autores.

Esto conllevará un cambio lingüístico inducido tanto interna como externamente (Seliger y Vago, 1991). Dichas circunstancias jugarán un papel importante en la atrición si se presentan durante un período de tiempo extendido junto con factores actitudinales, aunque tal y como afirmaron Schmid y Köpke (2009) en su artículo L1 attrition and the mental lexicon, ninguna de ellas producirá atrición si no ha tenido lugar junto con otros factores.

Teniendo presente las circunstancias que deben producirse para que se manifieste la atrición nos adentraremos en el concepto en sí, pasando por los enfoques que se pueden tener en cuenta a la hora de definir el concepto de atrición.

6 Definición de Atrición

El término atrición ha sido definido por muchos autores. Entre ellos podemos mencionar a Schmid, 2011Ammerlaan (1991), Andersen (1982), de Bot y Hulsen (2002), Kaufman (1991), Köpke y Schmid (2004b), Pavlenko (2000), Schmid (2008, 2011), Schmid y Dusseldorp (2010) o Schmid y Köpke (2009).

De acuerdo con Yagmur (1997) y Köpke (2004a), según el centro de atención que cada investigador quiera dar a su estudio, se utilizará un enfoque distinto dentro del campo de la atrición y la definición tendrá un matiz diverso. Köpke (2004a) estableció para ello diversos enfoques en su artículo Attrition is not a unitary phenomenon: on different possible outcomes of language contact situations.

Por un lado, Köpke (2004a) estableció el “enfoque sociolingüístico” en el que se trabajan los aspectos sociolingüísticos cuando se estudian las causas de la atrición. Por otro lado, si el elemento fundamental reside en establecer lo que se ha perdido, los aspectos lingüísticos tendrán mayor importancia, por lo que se fomentará el “enfoque lingüístico”. Finalmente, si lo que se quiere investigar es cómo se pierde la atrición, los aspectos psicolingüísticos prevalecerán, por lo que tendrá lugar el “enfoque psico- o neurolingüístico”.

Podríamos exponer muchas definiciones ofrecidas por autores, pero de todas las definiciones que hemos encontrado, creemos firmemente que la proporcionada por Schmid (2011) en la introducción de su libro Language Attrition: Key Topics in Sociolinguistics es la más completa. Para ella, “la atrición de una lengua describe la pérdida o los cambios en los rasgos gramaticales y otros rasgos del lenguaje como resultado del uso decreciente en hablantes que han cambiado su entorno lingüístico y sus hábitos en el lenguaje” (traducción de la autora).

Para nosotros, teniendo en cuenta las definiciones aportadas por distintos autores, consideramos que la atrición lingüística es un fenómeno lingüístico individual que consiste en la pérdida gradual de una parte de la lengua materna o en el deterioro de dicha lengua en migrantes bilingües debido al cúmulo de factores lingüísticos y extralingüísticos.

Si nos adentramos en la definición anteriormente expuesta, podemos señalar que la atrición ha sido definida como un fenómeno individual e intrageneracional (de Bot, 2001; Köpke y Schmid, 2004b) en contraposición con otros fenómenos lingüísticos, como hemos explicado previamente.

Es un fenómeno lingüístico ya que estamos hablando de la pérdida de ciertas dimensiones del lenguaje. Siguiendo a autores como Huffines (1991) o Gürel y Yilmaz (2011), creemos que no es una pérdida total de la primera lengua, sino más bien un reanálisis del sistema lingüístico de la primera lengua. Como veremos más adelante, algunas áreas como el léxico o la semántica serán más susceptibles de sufrir atrición lingüística que otras áreas como la sintaxis o la gramática (Dorado Escribano, 2017; Köpke y Schmid, 2004a; Montrul, 2004b; Schmid, 2010). Por este motivo, las investigaciones de atrición lingüística llevarán consigo un análisis de la lengua materna, lengua que los migrantes podrían estar perdiendo.

Es un fenómeno individual y lingüístico con muchos factores considerados relevantes en este tipo de contextos. Según Paradis (2004, p. 28), la atrición es el resultado de una falta de estimulación a largo plazo y, por lo tanto, el uso de la lengua es uno de los factores más destacables (Paradis, 1993, 2004, 2007). Este uso de la lengua, su cantidad de exposición, frecuencia y calidad de contacto (Köpke et al., 2007) se verá determinado por algunos factores lingüísticos, extralingüísticos, sociolingüísticos y psicolingüísticos tales como la aptitud del lenguaje (Schmid y Dusseldorp, 2010), el inicio mismo de la atrición (Kaufman, 2001), la alfabetización o nivel educativo (Köpke, 2004b), los factores afectivos, emocionales o de actitud (Schmid, 2002), la afiliación étnica o afiliación, la, edad, entre otros (Schmid y Dusseldorp, 2010).

Todos estos factores no podrían ser estudiados de manera independiente, ya que están relacionados y la atrición no tiene lugar cuando un solo factor se produce, sino que se trata de la suma de varios factores (de Bot et al., 2007).

Sería interesante recalcar las tres etapas precedentes a la atrición lingüística de acuerdo con Hansen (2001) en Language attrition: the fate of the start.

En la fase inicial aparecen los primeros signos de la atrición, es decir, el tiempo que se necesita para procesar una palabra aumenta. El hablante percibe que el tiempo empleado para recuperar palabras se ha incrementado considerablemente comparado con hace unos meses.

La segunda fase surge cuando la información se vuelve inaccesible temporalmente, aunque aún es rescatable. Esto significa que el hablante no podrá recuperar dicha palabra inicialmente aunque finalmente lo conseguirá.

La última fase tendrá lugar cuando la información se ha convertido en inaccesible haciendo que el hablante no sea capaz de rescatar más esa palabra.

Esta es la razón por la que muchos autores emplean la palabra olvidar en sus definiciones de atrición (Paradis, 2007; Schmid, 2008; Yilmaz y Schmid, 2012). Nosotros, y basándonos en Fromm (1970), creemos que la información permanece recuperable, aunque el tiempo para rescatarla aumenta. Por lo tanto, los hablantes podrán acceder a dicha palabra a pesar del hecho de que el tiempo para recuperarla haya aumentado. En este contexto, no consideramos que las palabras permanezcan completamente inaccesibles, y en caso de que esto sucediera, creemos que se debería a un daño cerebral.

Tras haber clarificado el significado de atrición y sus posibles fases, pasaremos a los posibles tipos de atrición.

7 Tipos de atrición

Los tipos de atrición variarán según el autor escogido.

Por un lado, de acuerdo con Andersen (1982, p. 85), pueden tener lugar dos tipos de atrición: el disfuncional (en el que la comunicación se ve reducida) y el superficial (aquel en el que algunos rasgos se ven reducidos pero no afectan a la comunicación).

Por otro lado, y siguiendo a Köpke y Schmid (2004b) quienes a su vez seguían a De Bot y Weltens (1985) y Theo Van Els (1986) (primeros autores en atribuir nombre a dichos conceptos), se pueden distinguir cuatro tipos distintos de atrición.

El tipo 1, la L1 en un entorno L1 (pérdida de dialecto); tipo 2, L1 en un entorno L2 (pérdida de las lenguas nativas en los migrantes - como se le llamó primero - o atrición de la L1 – como citaron Köpke y Schmid); tipo 3, L2 en un entorno L1 (pérdida de lengua extranjera – más tarde nombrada como atrición L2 por Köpke y Schmid); y tipo 4, L2 en un entorno L2 (pérdida de la segunda lengua en migrantes mayores – más tarde llamada restablecimiento del lenguaje (reversión) por Köpke y Schmid).

Los autores previos citaron el concepto de pérdida para todos estos tipos, por lo que seguiremos usando este término al estar refiriéndonos a ellos. El tipo 1 se basa en la posible pérdida de lengua dentro del medio cotidiano. En España, este tipo se podría referir a la pérdida de algunas lenguas como el catalán o el vasco. El tipo 3 se enfoca en la lengua extranjera que un individuo aprende y que pierde cuando está en el mismo país donde la aprendió, es decir, su país de origen. El tipo 4 ocurre entre la gente mayor y estaría más en línea con el desplazamiento lingüístico de acuerdo a los autores nombrados con anterioridad, Köpke y Schmid (2004b).

Dentro de la clasificación precedente, Köpke (2007) señaló dos principales tipos de atrición dependiendo del contacto con otros inmigrantes. En el primer tipo, los migrantes no tendrían ningún contacto con otros hablantes, por lo que las dos lenguas se diferenciarían sin interferencias lingüísticas. En este caso, Green (1986) especificó que la lengua estaría inactiva. En el segundo caso, los hablantes tendrían contacto con otros inmigrantes, de este modo, ambas lenguas estarían activas y se producirían interferencias.

El objeto de este artículo estará centrado en la atrición de tipo 2 y para ello necesitamos saber cuáles son las preguntas que deben guiar una investigación de este tipo.

8 Preguntas que necesitan respuesta en una investigación de atrición

Como se ha puntualizado anteriormente, Köpke (2004b, p. 4) destacaba la importancia de mencionar las tres preguntas principales que deberían responderse en una investigación de atrición: “¿Por qué ocurre la atrición?, ¿qué tipo de estructura se ve afectada por la atrición? y ¿cómo ocurre la atrición?”

La primera pregunta tiene presente, por un lado, los factores externos (edad, nivel de educación, duración de la estancia en el segundo país y cantidad de contacto con la lengua materna) y, por otro lado, los factores internos (emoción, actitudes y motivación).

La segunda pregunta examina las estructuras que se ven más afectadas por la atrición, ya que según determinados autores “la atrición es selectiva” (Seliger y Vago, 1991, p. 228; Köpke, 2004b, p. 4).

La tercera pregunta revisa “los mecanismos psicolingüísticos y neurológicos”.

Estas tres preguntas fueron de igual manera estudiadas por Fase et al. (1992) en su libro Maintenance and Loss of Minority Languages.

Para ellos, el “¿cómo?” y el “¿por qué?” hacen referencia a los aspectos psicolingüísticos y sociolingüísticos y las tres preguntas están enlazadas, puesto que cuando la lengua se pierde, no es posible pensar solo en los aspectos lingüísticos, sino también en los psicolingüísticos y sociolingüísticos como la edad, nivel educativo, factores actitudinales o la frecuencia de uso (Köpke, 2004a, 2004b), que están en relación con esta pérdida.

Según la definición ofrecida por Ammerlaan (1991, p. 21), atrición es “la percepción del declive en el conocimiento lingüístico, o el control sobre ese conocimiento, basado en la comparación de una situación en el pasado y en el presente” (traducción de la autora). Teniendo esto en cuenta, deberíamos evaluar el alcance lingüístico en el pasado y en el presente, es decir, sería necesario comparar resultados en momentos distintos. Esta también ha sido una de las razones por las cuales la atrición no ha sido tan estudiada como otros fenómenos lingüísticos. De acuerdo a Schmid et al. (2019), es más difícil de investigar que el aprendizaje de una lengua, ya que se produce durante un periodo de tiempo más prolongado.

Debemos recordar que la atrición de la L1 se refiere a las poblaciones de migrantes que abandonaron sus países de origen y que residieron durante un tiempo prolongado en un entorno L2 provocando cambios en su situación lingüística. El uso de su L1 se ve reducido mientras que su L2 comienza a ser la predominante. Estas poblaciones abandonaron sus países después de haber adquirido completamente su primera lengua y residieron en el entorno del nuevo sistema lingüístico durante un tiempo considerable (Yilmaz y Schmid, 2012, p. 250).

Aunque adquirieron su primera lengua de manera completa, de acuerdo al artículo escrito por Flores (2010), algunos rasgos lingüísticos pueden permanecer más estables con el tiempo, mientras que otros podrían ser más vulnerables. Esto podría responder a la pregunta sugerida por Köpke (2004b, p. 4): “¿Qué tipo de estructura se ve afectada por la atrición?”.

Siguiendo el artículo On L1 attrition and the linguistic system escrito por Schmid (2009), el primer paso en el proceso de la atrición lingüística sería la identificación de las áreas más afectadas en la L1. Para poder localizarlas, debe realizarse un análisis experimental cuantitativo. Diversos estudios han afirmado que el área más afectada es el acceso léxico o su recuperación y la fluidez (Dorado Escribano, 2017; Köpke, 2002; Köpke y Schmid, 2004a; Montrul, 2004b; Schmid, 2010), mientras que la sintaxis parece ser el área menos vulnerable a la atrición (Gürel, 2004; Montrul, 2002).

Para conseguir estos resultados, se utilizan diferentes técnicas con distintos tipos de tareas. Las más frecuentes son las áreas sobre rasgos semánticos o morfosintácticos (Köpke, 1999; Seliger y Vago, 1991). Otras tareas implican la corrección (Jaspaert y Kroon, 1989), los juicios de valor de verdad (Montrul, 2004a), pruebas de edición -editing tests (Jaspaert y Kroon, 1989), pruebas de unión de oraciones - sentence matching tests (Jaspaert y Kroon, 1989), recuperación léxica a través de tareas de nombramiento -lexical retrieval via naming tasks (Ammerlaan, 1991), a través de tareas de unión - via matching tasks (Ammerlaan, 1991), o a través de la fluidez en tareas de asociación controladas - via fluency in controlled association tasks (Waas, 1996), generando un cierto tipo de estructura sintáctica (Köpke, 1999; Yagmur, 1997), y pruebas de fluidez (Goral, 2004) y traducciones (Dorian, 1982).

De esta manera, cuando hablamos del procesamiento del lenguaje, debemos nombrar las estructuras corticales y subcorticales debido al importante papel que desempeñan. Las estructuras corticales se centran más en la gramática y en las estructuras pragmáticas (Crosson et al., 1988). Sin embargo, y siguiendo el libro Emotions and Multilingualism escrito por Pavlenko (2007), creemos que las estructuras subcorticales son más determinantes, ya que es ahí donde reside la parte emocional y este es el elemento principal para responder a los dos preguntas citadas anteriormente.

Schumann (1997) sugirió la importancia de la emoción positiva cuando se adquiere una lengua. De igual modo opinaban Lamendella (1977) y Paradis (2004). Para ellos, la L1 se mezcla con las emociones por lo que se adquiere firmemente, mientras que la L2 que se estudia en otro contexto, por ejemplo el aula, no lleva implícito los rasgos emocionales. Siguiendo esta idea, en el libro de Pavlenko (2007) previamente mencionado, ella diferenciaba las lenguas estudiadas en un aula (disembodied languages) de aquellas en las que las emociones jugaban un papel más importante (embodied languages).

En el caso de la atrición lingüística, e intentando responder a la pregunta de por qué ocurre este fenómeno, creemos firmemente que la actitud y los rasgos emocionales que cada individuo tiene o siente con respecto a una lengua serán determinantes en la atrición lingüística (Ben-Rafael y Schmid, 2007; Dorado Escribano, 2017; Schmid, 2002). En otras palabras, los aspectos extra-lingüísticos que responden a las preguntas una y tres del artículo de Köpke (2004b) serán los que tengan mayor repercusión en el proceso de atrición, sobre todo porque no podemos olvidar que detrás de cada migrante hay una historia de migración que ha podido afectar el uso y deseo de uso de la lengua (Dorado Escribano, 2017).

Habiendo realizado un recorrido por las definiciones del término atrición, sus fases, sus comienzos, tipos y preguntas que deben responderse en investigaciones de este tema, nos adentraremos en la elección de la palabra atrición en español, ya que no ha sido la única traducción para el término attrition en inglés.

9 ¿Atrición, erosión, desgaste?

El término atrición proviene del inglés attrition y en todo este artículo hemos utilizado dicha traducción, aunque no ha sido la única acotada para este término.

Incluso en inglés, la palabra attrition no fue siempre utilizada. Como hemos explicado anteriormente, la atrición lingüística fue confundida con otros fenómenos. Además de estas primeras variaciones, el término atrición no siempre tuvo consenso entre los autores que debían hacer referencia a este fenómeno. Monika Schmid (2019) exponía algunos ejemplos de autores que trataron de utilizar otros términos en su conferencia en Cambridge Change and stability in the native languages of migrants.

Como ejemplo, nombraba a Mike Sharwood Smith, quien en 1983 lo llamó influencia interlingüística (crosslinguistic influence), ya que pretendía captar la bidireccionalidad. Hoy día, explicaba Monika Schmid, no se podría llamar así dado que dicho término sugiere un bilingüismo simultáneo o el desarrollo de una tercera lengua. Otro ejemplo fue el de Vivian Cook quien propuso también como nombre para este fenómeno lingüístico “los efectos de la segunda lengua en la primera” lo que también induciría a error según Monika Schmid.

Shanley Allen, mencionaba la profesora Schmid en su conferencia, sugería la idea de utilizar un nuevo término para estas diferencias de la lengua que fuera más positivo que atrición, puesto que, según ella, atrición supone algo negativo. Para Shanley Allen (2017, p. 669) sería importante señalar la “evidente realidad de que no hay una norma monolingüe o una situación claramente definida para lo que se conoce como “adquisición completa” (traducción de la autora).

Monika Sharwood Smith (1983), en un curso ofrecido en la Universidad Vrije de Ámsterdam explicaba que la palabra atrición provenía de la erosión producida por agentes externos en la corteza terrestre. Este mismo proceso se podría comparar con el proceso que sufren las lenguas al estar en contacto, por lo que la palabra atrición sería la palabra adecuada para este fenómeno lingüístico.

En lo que se refiere al idioma español, la investigación sobre atrición lingüística ha sido menor y por lo tanto las traducciones a dicho concepto no son tan cuantiosas como podría ser en inglés.

Carolina Calvo Capilla (2016) exponía en su tesis doctoral los distintos investigadores que habían hecho referencia a este fenómeno lingüístico. Según dicha investigadora, atrición ha sido utilizado por los autores que se referían a una pérdida individual e intrageneracional. Algunos de estos autores son Bravo de Urquía (1994) – aunque ella daba también regresión como sinónimo de atrición, Cuza-Blanco (2001), Lipski (2011), Montoya Abat y Jofre Cabello (2003), Montrul (2013a, 2013b), Calvo Capilla (2016) y Walch (2017). Sin embargo, aquellos que hacían hincapié en una pérdida social intergeneracional han usado traducciones diferentes. Moreno Fernández (2009) e Izquierdo Merinero (2011) utilizaron deterioro mientras que Silva-Corvalán (2006) utilizó desgaste.

Nosotros consideramos que el término atrición debería ser el término empleado, ya que ha sido utilizado por un número mayor de autores y además lleva implícito el deterioro y desgaste de una lengua de manera individual e intrageneracional, característica propia de este fenómeno lingüístico. Como Calvo Capilla (2016, p. 44) mencionaba, todas las traducciones para este término incluyen la idea de deterioro por fricción; asimismo, en español, atrición es también la erosión de la piel por frotamiento, por lo que estaría en línea con el planteamiento de Monika Schmid del campo de la geología.

Por otro lado, algunos autores hacían referencia al verbo olvidar al nombrar a los hablantes afectados por la atrición (los que olvidan: forgetters). Otros investigadores como Polinsky (1997) (citado en Montrul, 2008) aseguraban que no se debería hacer alusión al verbo olvidar al llamar a estos individuos, dado que no olvidan una lengua. De acuerdo con ella, se debería utilizar la palabra atrición o attriters, es decir, los que se ven afectados por la atrición, ya que tienen que volver a analizar el sistema lingüístico en su primera lengua produciendo así una serie de transformaciones. Nosotros estamos de acuerdo con esta idea puesto que creemos que los migrantes no llegan a olvidar su primera lengua, simplemente los factores lingüísticos y extralingüísticos que tienen lugar en un período extenso de tiempo hacen que dicha lengua sufra un reanálisis.

Por todo ello, la palabra atrición sería el término adecuado, puesto que refleja una nueva y actual situación lingüística que merece ser estudiada y acotada con un término preciso y poco utilizado en español.

10 Conclusiones

Como hemos señalado, la lingüística abarca una amplia gama de fenómenos que evolucionan a la misma velocidad que las lenguas lo hacen. Con el nuevo siglo, las migraciones se han hecho cada vez más latentes, lo que ha generado un mayor contacto entre lenguas y ha favorecido, en mayor medida, el fenómeno lingüístico conocido como atrición.

Las lenguas nunca han estado aisladas y el contacto entre ellas empezó a producirse desde el inicio de la humanidad o tan pronto como empezó a hablarse más de una lengua (Thomason, 2001). Las migraciones datan también de siglos atrás, por lo que ni el contacto entre lenguas ni las migraciones deben encuadrarse como algo novedoso de este siglo.

Teniendo en cuenta que la atrición de la primera lengua se refiere a las poblaciones de migrantes de larga duración que abandonaron sus países de origen y cuya situación lingüística ha cambiado debido al contacto que su primera lengua tiene con la segunda, podemos afirmar que el fenómeno de la atrición no es algo reciente de este siglo.

Berko-Gleason (1982) ya señalaba que el interés por este fenómeno databa del siglo xvi y en 1938 Einar Haugen mencionó por primera vez el término attrition en su libro Language and Immigration. No obstante, los años posteriores no estuvieron marcados por estudios empíricos fiables (hasta los años 80) y a partir de esta época, el estudio de este tema no siguió siempre una misma trayectoria. No fue hasta la entrada del nuevo siglo que este campo se consolidó, gracias principalmente a los esfuerzos por aunar toda la información de la autora Monika Schmid, momento en el cual comenzó a tener más auge.

Por un lado, este fenómeno fue confundido con otros fenómenos tales como el desplazamiento lingüístico (cambios idiomáticos o sustitución lingüística), interferencias o pérdida de lengua debido a las similitudes entre varios conceptos lingüísticos. Por otro, la palabra attrition no fue siempre utilizada, ya que no tuvo consenso entre los autores que debían hacer referencia a este fenómeno.

En español, la investigación no ha sido tan extensa, por lo que no hubo tantas traducciones para el mismo concepto. Aun así, los autores que se referían a una pérdida individual e intrageneracional utilizaron atrición, mientras que aquellos que hacían hincapié en una pérdida social intergeneracional usaron traducciones diferentes como deterioro o desgaste. Hubo también autores que escogían la palabra olvidar en sus definiciones al creer que los hablantes habían olvidado completamente su primera lengua.

Nosotros consideramos que la traducción adecuada para este fenómeno lingüístico es atrición, ya que es un fenómeno lingüístico individual, intrageneracional que consiste en la pérdida gradual de una parte de la lengua materna o en el deterioro de dicha lengua en migrantes y bilingües debido al cúmulo de factores lingüísticos y extralingüísticos. Refleja además una situación lingüística que cada vez es más actual y que merece ser estudiada y acotada con un término preciso y poco utilizado en español.


Corresponding author: Guadalupe Dorado Escribano, Universidad Camilo José Cela, Calle Castillo de Alarcón, 49, 28692, Villafranca del Castillo, Spain, E-mail:

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Published Online: 2020-10-20
Published in Print: 2020-11-26

© 2020 Guadalupe Dorado Escribano, published by De Gruyter, Berlin/Boston

This work is licensed under the Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.

Downloaded on 7.6.2024 from https://www.degruyter.com/document/doi/10.1515/soprag-2020-0007/html
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