Home Adriana Bolívar: Political discourse as dialogue. A Latin American perspective
Article Open Access

Adriana Bolívar: Political discourse as dialogue. A Latin American perspective

  • Reseñado por  María Florencia Tenaglia EMAIL logo
Published/Copyright: November 16, 2018
Become an author with De Gruyter Brill

Reviewed Publication:

Adriana Bolívar ( 2017 ). Political discourse as dialogue. A Latin American perspective. Oxford, UK: Routledge, 209 páginas. ISBN: 978-1-138-67878-1 (hbk) ISBN: 978-1-315-55870-7 (ebk). £ 77,15 - U$A 100.88 – EURO 87,80


América Latina se caracteriza por una historia de dominación y violencia que data de los tiempos de la colonización europea hasta su Independencia en el siglo XIX, y una lucha que continúa hasta el día de hoy en un nuevo escenario político donde el intento por alcanzar o mantener la democracia se ha vuelto constante en su práctica política. Ante al panorama de las dos últimas décadas, al que considera signado por el colapso de las democracias en muchas partes del mundo y el resurgimiento de regímenes cada vez más autoritarios, Adriana Bolívar, profesora de Lingüística y de Estudios del Discurso en la Universidad Central de Venezuela, se propone estudiar el discurso político como diálogo con el objetivo de mostrar cómo este último cumple un papel crucial en el cambio político y en la transformación de la calidad de la democracia.

Su libro Political discourse as dialogue. A Latin American perspective. pertenece a la Serie de Estudios Culturales del Discurso (Routledge Cultural Discourse Studies Series), la cual busca deconstruir el etnocentrismo en la disciplina mediante el desarrollo de enfoques alternativos, culturalmente conscientes y críticos, promoviendo además el diálogo y el debate intelectual entre culturas. El trabajo de la autora constituye un gran aporte metodológico y teórico al campo de los estudios críticos del discurso, en tanto entra en diálogo con los enfoques dominantes, los que reconoce como influencia, pero va un paso más allá al resaltar los aspectos a los que ellos les han prestado menor atención. La originalidad de su trabajo radica además en que está centrado en una cultura local a la que ella pertenece: identidad cultural de bajo protagonismo en una disciplina liderada principalmente por autores europeos. La realidad latinoamericana es abordada de primera mano por esta investigadora venezolana que promete la trascendencia global de sus estudios.

Para llevar a cabo el análisis del discurso político como diálogo, Bolívar se centra entonces en la experiencia de democracia de Venezuela y toma como figura central a Hugo Chávez Frías, quien fue presidente del país desde 1999 hasta su fallecimiento en 2013. Su interés en Venezuela reside no solo en el conocimiento de la realidad local, sino principalmente en el hecho de que en las dos últimas décadas se han producido transformaciones importantes en el sistema político y en el discurso de este país. Por un lado, la autora señala que tuvo lugar el pasaje de una democracia representativa estable (entre 1958 y 1998) a una democracia revolucionaria (iniciada en 1999) caracterizada por el autoritarismo, la división de la sociedad y niveles de violencia, tanto verbal como física, cada vez más altos, lo que la ha llevado a asemejarse “más a una dictadura que a una democracia participativa” (Bolívar 2017, p. 1). Por otro lado, indica que el lenguaje jugó un papel clave en esta transformación, en tanto que Hugo Chávez, “el principal orador”, introdujo con su estilo personal de comunicación, una ruptura en el discurso democrático, pasando “de la evitación del conflicto a la creación del conflicto” y suprimiendo de esta manera, a su juicio, las posibilidades del diálogo real (Bolívar 2017, p. 1). Los cambios en el sistema político y los cambios en el discurso son puestos en relación por Bolívar ya que, tal como versa una las principales afirmaciones que guían su trabajo, el diálogo es una condición para la democracia. Teniendo en cuenta el escenario político de deterioro de las democracias en el mundo y específicamente en América Latina, la autora invita a prestar atención sobre el discurso político como diálogo para preservar el diálogo democrático entre las personas y entre las naciones.

El enfoque propuesto en la obra es un enfoque lingüístico-interactivo centrado en el diálogo, que articula la lingüística, el análisis del discurso, el análisis de la conversación, la socio-pragmática y la ciencia política desde una perspectiva crítica. Es a la vez sincrónico, con atención a los momentos específicos, y diacrónico, con referencia al desarrollo histórico. Bolívar destaca que la innovación de su trabajo reside en que propone un cambio de foco, de textos en contextos a personas en eventos, es decir, lo que le interesan son los diálogos reales entre los participantes como personas que tienen roles políticos y responsabilidades sociales. Los fundamentos teóricos de su propuesta provienen de lingüistas británicos, principalmente John R. Firth, Michael Halliday, John Sinclair y Norman Fairclough, además del diálogo evidente con autores pertenecientes a otros enfoques dominantes como Teun A. van Dijk y Ruth Wodak. Bolívar se reconoce cercana a sus colegas formados en la tradición lingüística británica (lingüística sistémica funcional, lingüística crítica, análisis del discurso de Birmingham, lingüística de corpus), pero también a lo que primero se llamó “análisis crítico del discurso” y posteriormente “estudios críticos del discurso”. A pesar de la fuerte influencia de las perspectivas anglosajona y francesa, la autora reconoce que los Estudios del Discurso en América Latina, en los que ella se enmarca, han sabido articular teorías y hacer contribuciones originales y de gran importancia teórica y metodológica para la disciplina.

Yendo ahora a la estructura externa del libro, éste se abre con una introducción titulada con las tres palabras clave que guían el trabajo: Discurso, diálogo y cambio político. En esta sección se detallan los objetivos, las características del enfoque, la perspectiva en la que se enmarca la investigación (los Estudios Culturales del Discurso), la metodología, los fundamentos teóricos y los conceptos que guiarán el análisis. Entre las nociones con más relevancia se destacan la evaluación, la afectividad, los patrones sociales de interacción y la teoría de la cortesía y descortesía. La evaluación es entendida como la información que los hablantes brindan para referirse a cómo se sienten con respecto al informe de los eventos en el mundo. Se le reconoce un rol fundamental en la estructuración de los textos. El estudio de la afectividad, considerada por Bolívar una de las formas más importantes de evaluación en el diálogo político, fue inspirado por la noción de “metafunciones del lenguaje” (especialmente el componente interpersonal del lenguaje), conceptos que la autora toma de Halliday. La noción de “patrones sociales de interacción” surge de la noción de “patrones textuales” de Michael Hoey, es decir, Bolívar advierte que de la misma manera que los textos tienen principios y finales, el diálogo social entre los participantes tiene un inicio y un fin. De la sociopragmática y de la pragmática discursiva, toma la teoría de la cortesía y la descortesía, dado que los diálogos pueden ser cooperativos o conflictivos (la definición de “cortesía” que adopta es extraída de Diana Bravo, a la que le suma la noción de “anticortesía” extraída de Klaus Zimmermann).

En la Introducción, la autora señala el aspecto central que será analizado en su trabajo: “el diálogo populista”, asumiendo por lo tanto un posicionamiento frente a la experiencia política de Venezuela iniciada en 1999 (Bolívar 2017, p. 8). Es decir, para poder entender el porqué de su trabajo, esto es, la necesidad de preservar las democracias y reconstituir el diálogo democrático, es importante tener en cuenta que Bolívar considera al llamado Socialismo del siglo XXI un populismo autoritario-militarista y a Hugo Chávez, un líder populista. Sostiene que el populismo está profundamente enraizado en la cultura política de América Latina y contiene simultáneamente características que pueden ser interpretadas como democráticas y como no democráticas, entre ellas la comunicación en apariencia directa entre el líder y la gente, la desestimación del papel de las instituciones y la limitación del diálogo real. Respecto a Chávez, resalta su estilo de comunicación único, el cual propició un vínculo afectivo positivo con sus seguidores por medio de una retórica emocional llena de expresiones de amor al pueblo; y un vínculo afectivo negativo con sus adversarios, con quienes mantuvo una retórica transgresiva signada por insultos, provocaciones, amenazas e interrupciones que condujo a la institucionalización de la hostilidad y la agresión verbal. Este último aspecto, le permite a Bolívar establecer similitudes entre Hugo Chávez y Donald Trump.

El primer capítulo, Perspectivas sobre el análisis del diálogo: comunicación, utopía y “amor por la gente”, está dedicado a la noción de “diálogo”. Recordemos que Bolívar se propone dar más preeminencia a aquellos aspectos que han sido menos tenidos en cuenta por los enfoques dominantes, por lo tanto, la manera de abordar el estudio del diálogo cumple con lo que la autora promete: ser uno de los aspectos que “hace a este libro diferente” (Bolívar 2017, p. 19). Su abordaje marca la diferencia con respecto a analistas del discurso tales como van Dijk y Wodak, quienes al abordar el diálogo lo hacen de manera implícita, volcándose principalmente en el estudio de las representaciones sociales; y de Fairclough, quien aunque incluye el diálogo en su marco y reconoce su papel esencial en la preservación y fortalecimiento de la democracia, lo hace desde una perspectiva utópica o normativa. El análisis de Bolívar, en cambio, hace hincapié en “el rol de los participantes en la interacción, los textos que estos construyen en relaciones dinámicas y su responsabilidad como actores sociales en el diálogo democrático en una cultura política particular” (Bolívar 2017, p. 1). En este capítulo, se aborda la noción de “diálogo” desde tres perspectivas. En la primera, denominada “el diálogo como comunicación”, se propone un punto de vista alternativo al de los enfoques dominantes, entendiendo el diálogo como un continuum cuyos extremos son el micro diálogo (intercambio comunicativo en una situación limitada espacial y temporalmente) y el macro diálogo (sin limitaciones espaciales o temporales), ya que es posible identificar diferentes tipos de diálogos entre ambos. En la segunda perspectiva, “el diálogo como condición para la democracia”, se da cuenta, desde un punto de vista normativo y utópico, de la noción de “diálogo” como asunto moral que requiere, más allá del esfuerzo racional por entenderse, de una actitud de respeto entre los interlocutores, constantemente en negociación, sobre todo, en la práctica política. La tercera perspectiva, “el diálogo como ‘amor por la gente’”, se refiere a lo que la autora ha identificado como una macro estrategia política arraigada culturalmente, que consiste en la apelación retórica a las emociones y el uso de la afectividad como fuerza de control. En este capítulo, las nociones de “vinculación afectiva positiva y negativa” son fundamentales para entender el discurso populista y su correspondiente fragmentación del diálogo, culto a la personalidad, legitimación de la confrontación y polarización de la sociedad en “buenos” y “malos” (Bolívar 2017, p. 36), es decir, entre “el pueblo” y “los enemigos del pueblo” (Bolívar 2017, p. 13).

En el segundo capítulo, Un enfoque lingüístico- interaccional centrado en el diálogo, se presentan los aspectos teóricos y metodológicos del enfoque, al que Bolívar define como “lingüístico, interdisciplinario, interaccional y crítico, no necesariamente en ese orden, pero es predominantemente lingüístico” (Bolívar 2017, p. 52). Además, se exponen los principales supuestos teóricos sobre el diálogo y las categorías centrales del análisis del discurso como interacción. El enfoque constituye una respuesta al desafío de estudiar el diálogo tanto a nivel micro como en relación a la dinámica del cambio social y político, razones por las que la atención de la autora se desplaza desde la descripción puramente lingüística de la interacción a los aspectos sociales y políticos del discurso. He aquí el cambio de foco de textos en contextos a personas en eventos mencionado anteriormente. Bolívar le da mayor importancia al plano interaccional del discurso porque considera que los textos, tanto orales como escritos, son construidos por los participantes en la interacción social, es decir, se construyen en diálogo con los otros. Estudiar el diálogo desde una perspectiva interaccional acarrea complejidades que la autora está dispuesta a afrontar proporcionando una detallada metodología a diferentes niveles de análisis (sociopolítico, interaccional y lingüístico). Esta perspectiva plantea además, maneras de proceder según el problema y los objetivos del estudio que el investigador decida llevar a cabo, lo cual afectará la forma de reunir datos. En el caso de su trabajo, cuyo objetivo es evaluar la calidad del diálogo democrático, el diálogo fue examinado en sus múltiples manifestaciones, es decir, realizado en un momento particular, o bien, citado, reportado, ocupado o representado por los medios de comunicación. Su intención es identificar cómo los diferentes tipos de diálogos traen a la superficie el diálogo sociopolítico, atravesado por tensiones y conflictos entre los participantes (como individuos o como grupos), y cómo algunas representaciones son consideradas más válidas que otras.

En el tercer capítulo, Estabilidad y cambio en el diálogo institucional, Bolívar ofrece un ejemplo de cómo se interconectan el micro diálogo y el macro diálogo mediante el análisis de los cambios introducidos por los participantes en el juramento de oficio en las ceremonias de inauguración presidencial. Su elección se basa en que, al tratarse de un género altamente formal y ritualizado, los cambios ocurridos en él son identificables tanto en la perspectiva diacrónica como en la sincrónica y pueden tomarse como indicadores del cambio político. En el caso de Venezuela, las transgresiones al ritual del juramento revelan, según la autora, el proceso de desinstitucionalización de la democracia representativa comenzado en 1999. Este capítulo es de gran interés ilustrativo ya que, en primer lugar, describe de manera detallada los juramentos pronunciados por el presidente Carlos Andrés Pérez (como un ejemplo de cuán ritualizado fue el género durante los 40 años de democracia representativa) y, en segundo lugar, los juramentos pronunciados por Hugo Chávez y por Nicolás Maduro, a quienes atribuye la transformación del juramento en un texto híbrido con características típicas de un manifiesto político o de una reunión de partido con mayor familiaridad entre los participantes así como con señales explícitas de alineación política.

El cuarto capítulo, Diálogo y confrontación, se dedica al análisis del uso estratégico de la agresión verbal y de los insultos en el discurso político dentro del marco de la teoría de la (des)cortesía, específicamente, cómo estos contribuyen a crear patrones de interacción que reflejan la lucha ideológica y los efectos cognitivos que tienen en la autoestima y en la representación de las identidades de los participantes u observadores. Bolívar sostiene que los insultos son dañinos para el diálogo democrático ya que profundizan la división de la sociedad, fomentan la discriminación y obstaculizan el diálogo real. Además, afirma que desembocan inevitablemente en más violencia, ya que cuando la agresión verbal proviene de un jefe de Estado, cuyas palabras permanecen más arraigadas en la memoria colectiva, la violencia se convierte en una práctica institucionalizada. Teniendo en cuenta que en este capítulo se presta más atención al macro diálogo, es importante destacar el proceder metodológico, principalmente en lo que refiere a la recolección de datos. Se trabaja con los diálogos citados o referidos por los medios, que son los que procesan y (re)presentan los eventos políticos de acuerdo a su relevancia y los roles sociales de los participantes. Los materiales utilizados son de lo más variados y provienen de diversos géneros (periódicos nacionales e internacionales, discursos presidenciales, el programa Aló Presidente, eslóganes, grafiti e insultos recordados por estudiantes universitarios) y son analizados teniendo en cuenta el momento político, el papel y la posición de los actores políticos, la reacción de los interlocutores y el efecto social del insulto.

En el quinto capítulo, Interrupciones y disculpas en conflictos diplomáticos, el estudio del diálogo político está enfocado en los conflictos internacionales, donde el uso estratégico de la (des)cortesía, específicamente de los insultos, las interrupciones y las disculpas, revela la lucha ideológica por el poder y la polarización en la región de América Latina. Los insultos y las interrupciones son examinados tanto en el micro diálogo, es decir, en la comunicación situada en momentos específicos, como en el macro diálogo, es decir, en el diálogo entre naciones. Desde la primera perspectiva, se analizan detalladamente los intercambios que tuvieron lugar en la XVII Cumbre de las Américas, donde el Rey de España le pidió a Hugo Chávez que se callara, lo que llevó a la ruptura de las relaciones diplomáticas entre Venezuela y España. Al respecto, la autora ofrece una serie de criterios para describir e interpretar las interrupciones y clasificarlas según sus funciones. Desde la segunda perspectiva, se analizan largas interrupciones diplomáticas sucedidas entre 2005 y 2008, que involucran a Venezuela, México, Perú, Colombia y Ecuador e indirectamente a los Estados Unidos en distintas situaciones formales de la relación entre las naciones, prestando especial atención a la negociación de disculpas y reconciliaciones y a su validación. Los materiales analizados están conformados por diálogos reportados y (re)construidos por los medios: debates, noticias, artículos de opinión, titulares, entre otros.

En el sexto capítulo, La dinámica de los pronombres personales en el cambio político, se examina el uso de los pronombres personales como indicadores de la calidad de la democracia, “especialmente cuando se trata de personalismo y populismo”, ya que revelan los procesos interaccionales entre el líder, el pueblo y la oposición a través del tiempo (Bolívar 2017, p. 151). Luego de dar cuenta de los aspectos teóricos de los pronombres personales del español, Bolívar compara, desde una perspectiva diacrónica, su uso en los discursos inaugurales de los presidentes Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez y Hugo Chávez con el objetivo de exponer cómo las diferencias entre ellos se corresponden con la transición desde un tipo clásico de populismo autoritario a uno radical y de una polarización moderada a una intensificada. El foco está puesto en el uso explícito de los pronombres “yo” y “nosotros” (inclusivo o exclusivo), que exhiben la relación entre el líder y aquellos que lo siguen, en contraposición a “ellos” (los adversarios). Asimismo, se presta atención a la aparición de nuevos líderes de la oposición, es decir, de nuevos “yo”. Para esto, se analizan las campañas electorales de Henrique Capriles Radonski (2012) y de Leopoldo López (2014) y sus correspondientes cambios en el diálogo político. En este capítulo se ilustra de una manera interesante cómo el uso de pronombres personales contribuye a la división de la sociedad, a la construcción de una identidad de grupo y a la consolidación de los liderazgos, sobre todo en el marco de una cultura política a la que se considera tradicionalmente confiada en la aparición de líderes “salvadores de la Patria” (Bolívar 2017, p. 171).

En las conclusiones, Bolívar hace una recapitulación de los aspectos más importantes que orientaron su trabajo. Entre ellos, subraya la importancia de situar las culturas políticas en su propio contexto histórico, económico, social y político para poder evaluar los cambios en la calidad del diálogo y por consiguiente, de sus democracias. Asimismo, destaca la importancia de revisar ciertos conceptos centrales del análisis crítico del discurso, tal como ha hecho ella al proponer un cambio de foco en la conceptualización del diálogo desde una perspectiva interaccional. Su contribución a la disciplina es innegable, ya que ofrece un enfoque original y sólido, siguiendo una metodología precisa, que será útil para estudiantes e investigadores provenientes de las áreas de la lingüística, de la comunicación y de las ciencias políticas, así como de gran interés para todo aquel que se sienta atraído por el estudio del diálogo en la interacción política.

Published Online: 2018-11-16
Published in Print: 2018-12-19

© 2018 María Florencia Tenaglia, published by De Gruyter

This work is licensed under the Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 License.

Downloaded on 17.5.2025 from https://www.degruyterbrill.com/document/doi/10.1515/soprag-2018-0015/html
Scroll to top button